A COMODORO PY
Por unos minutos, Cristóbal López y Fabián de Sousa estuvieron cerca de la buena vida de otros tiempos, cuando estaban en libertad y eran de los empresarios preferidos del kirchnerismo. Porque el jueves 8, durante el cuarto intermedio del juicio oral y público en su contra por la deuda de Oil Combustibles, se dieron un banquete. Comieron sushi de Sushi Club, helado de Lucciano’s y tomaron café de Nespresso. Todo acercado hasta Comodoro Py por amigos, que habían ido a acompañarlos en la audiencia, e instalado en medio de la sala donde se desarrollaba la audiencia.
Tras la feria judicial, volvieron las indagatorias al caso que los mantiene detenidos con la nove
dad de una pericia oficial que, creen en la defensa de los empresarios, los ayudará. De acuerdo al período investigado, la deuda con la AFIP sería de 4200 millones de pesos, lejos de los 8 mil millones que se habían denunciado. Y, además, habría estado regularizada en planes de pago, por eso para los indagados no configuraría el delito de “defraudación agravada al Estado”.
A pesar de los argumentos, parte de la Justicia considera que lo que se investiga en el expediente es si hubo o no “una maniobra defraudatoria entre el fisco y un particular”, y no es el objeto discutir el monto de la misma.
Una vez que la audiencia finalizó, tuvieron que volver al pabellón C del penal de Ezeiza, a las lúgubres celdas del sistema IRIC, aunque esta vez, con la esperanza de que el juicio en contra de ellos avance a su favor.