Caligrafía siglo XXI
Mezcla de caligrafía, dibujo y diseño, cada vez son más los que quieren aprender la técnica. Dónde tomar clases.
El lettering tiene un uso comercial pero muchos hacen trabajos personales. Los artículos que se usan también subieron sus ventas.
Podría
decirse que es la continuación del fileteado porteño. Esos trazos con espirales, colores fuertes, sombras y perspectivas fueron los predecesores del “lettering”, la técnica que puebla desde tapas de revistas hasta marcas de electrodomésticos, y que se ofrece en cursos, productos específicos y fascículos coleccionables, suerte de nuevo hobby de moda.
MARCAS Y BOOM. Para muchos, esta técnica puede remontarse a sus años de colegio, cuando garabateaban letras en hojas de carpeta. Y ese bien podría ser un inicio, ya que esta versión más profesional a lo que apunta es a unir esas letras con la caligrafía y la tipografía. “Creo que hago lettering desde muy chica, cuando aún no sabía que lo que estaba haciendo era eso. Siempre dibujé letras”, ilustra Carla Graciano, diseñadora gráfica y docente en el Estudio Silvia Cordero Vega, reconocida calígrafa. Tras algunos años de estudio en paralelo a su carrera en la UBA, hoy define su estilo como “piezas legibles con cierta gestualidad, pero siguiendo la lógica de la caligrafía tradicional”. Y siempre que el cliente se lo permita, trata de aplicar caligrafía y lettering en logos, piezas de branding, diseño editorial y objetos o envases.
Sobre el por qué de su auge, varios referentes coinciden en que permite escapar de la polución tecnológica y crear una pieza única. “Invertir tiempo en algo manual que requiere concentración y mucha práctica pero que a la vez te permite expresarte con mucha libertad es algo casi terapéutico”, apunta Graciano. Los mensajes con lettering también suelen ser más frescos y demostrar la personalidad de quien los hizo. “Creemos que su auge tiene que ver con el acercamiento a lo personal y lo humano. Es volver a lo manual y brindar exclusividad, transmitiendo cercanía”, apunta la dupla Yani & Guille, referentes en el rubro que entre otros trabajos hicieron proyectos para Le Blé, Toyota y Farmacity.
En ese camino, las marcas son algunas de las más grandes promotoras de este arte, en busca de algo que las diferencie y las acerque al público. Y aunque siempre lo utilizaron (“hay marcas que consumimos hace mucho que están desarrolladas con lettering”, explican Yani & Guille), hoy puede verse de modo más claro en sus terminaciones, y en todo tipo de productos. “A veces se cree que es solo dibujar un pizarrón o hacer una letra desprolija. Y una letra casi perfecta dibujada puede parecer una tipografía, pero es trabajo de lettering”, cuenta la dupla.
Dada la personalidad del asunto, en este mundo abundan los distintos estilos. Paula Ramos, diseñadora gráfica que ha aplicado el