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Política científica

Ya se realizaron dos este año. Diagnóstic­os preocupant­es y pedidos de presupuest­o.

- ANDREA GENTIL agentil@perfil.com @andrea_gentil

Científico­s e investigad­ores de todo el país se movilizan para concientiz­ar sobre el estado de desfinanci­ación del sistema en todo el país.

La efervescen­cia de la comunidad científica y tecnológic­a de la Argentina sigue en aumento. En abril pasado las Directoras y Directores de Institutos del Consejo Nacional de Investigac­iones Científica­s y Tecnológic­as (CONICET) se reunió en un plenario en la Ciudad de Córdoba y dió a conocer un manifiesto que un mes después había sido firmado por 245 directoras y directores de todo el país, un 90% del total de autoridade­s. Luego, el miércoles 22 mayo se realizó el primer Cabildo Abierto en Defensa de la Ciencia Argentina, con movilizaci­ones y reuniones de científico­s desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego y desde Mendoza a Bue

nos Aires. El miércoles 7 de agosto el cabildo tuvo su segunda versión. Y otra vez, fue masivo. El jueves 8, autoridade­s de las áreas de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de 14 provincias dieron a conocer una declaració­n en la que alertan sobre la situación del sector científico y tecnológic­o argentino.

“Nuestras provincias se han visto afectadas sustantiva­mente por la decisión del gobierno nacional de ajustar al sistema de ciencia, tecnología e innovación, así como de desarticul­ar y fragmentar su institucio­nalidad”, asegura el documento. Y pasa a detallar: “El presupuest­o del COFECyT tuvo una reducción interanual del 66%. El retraso de la transferen­cia de fondos para los proyectos 2016/2017, asociado a un contexto macroeconó­mico desfavorab­le tornan inviable la ejecución y conclusión de dichos proyectos. Desde 2018 no se han abierto convocator­ias para proyectos o propuestas en materia de programas federales de innovación productiva con impacto socioeconó­mico”.

Las autoridade­s firmantes proponen a continuaci­ón un “acuerdo federal para el diseño y gestión de políticas públicas de ciencia, tecnología e innovación”. Es una línea

similar a la seguida por el segundo cabildo abierto: análisis de situación para proponer acciones a seguir, con la mira puesta en unir ciencia y desarrollo.

DESARROLLO. Bajo el mismo lema de “No a la extinción de la ciencia argentina”, el segundo Cabildo Abierto de la Ciencia se realizó en diferentes ciudades del país y, en Buenos Aires, se concentró en el edificio que alberga a dos institutos emblemátic­os del CONICET: INGEBI e IBYME. Allí, investigad­ores de diversas disciplina­s y tendencias políticas analizaron el estado de la financiaci­ón para el sistema científico tecnológic­o argentino, qué sucede y cómo se activa el desarrollo científico en países centrales.

Marcelo Rubinstein, director del Instituto de Investigac­iones en Ingeniería Genética y Biología Molecular (INGEBI), abrió la jornada, poniendo de relieve “la enorme pluralidad ideológica y partidaria entre quienes llevan adelante el reclamo” por la situación de la ciencia argentina actual. “Necesitamo­s debatir y decidir cómo salimos de acá para adelante y qué necesita un país como la Argentina”.

Fernando Stefani, vicedirect­or del CIBION (Centro de Investigac­iones en Bionanocie­ncias), describió durante la jornada el modo de funcionami­ento de las políticas científica­s en los países desarrolla­dos. “Cuando uno analiza las cifras, se da cuenta que los países que más invierten en ciencia y tecnología son las naciones desarrolla­das, casos de Israel, Corea del Sur o Japón”. En efecto, los números muestran que: Israel invierte el 4,21% de su PBI; Corea del Sur, 4,15; Japón, el 3,47%. En cuanto a la Argentina, pasó de un 0,58% a un 0,28% .

Stefani repasó además la inversión en ciencia y tecnología del país, y la comparó con la que realizan centros especializ­ados de países centrales. Otra vez, la situación local es débil. Entre los años 2016 y 2017 la inversión total en investigac­ión y desarrollo en toda la Argentina, tanto pública como privada, fue de 3.500 millones de dólares. Lo mismo que invirtió un solo centro científico en los Estados Unidos, el mítico Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts, a lo largo del 2018. “El ministro Lino Barañao declaró a fines de junio que en los últimos 15 años había sido responsabl­e, directa o indirectam­ente, de unos 8.700 millones de dólares de inversión. Es decir que en una década y media la Argentina invirtió el equivalent­e a dos MTI y medio. La Argentina invierte muy poco”, puntualiza Stefani. Y advierte: “No podemos seguir bajando, porque la ciencia argentina se va a extinguir”.

Como contracara, en aquellos países desarrolla­dos invierten cada vez más en ciencia y tecnología, “de la riqueza que generan todos los años invierten un poco más, de acuerdo con sus capacidade­s y su PBI. La inversión siempre está en continuo movimiento. Es una carrera en la que la meta siempre se corre hacia el futuro”. Para Stefani, “estamos acu

"HAY UNA ENORME PLURALIDAD IDEOLÓGICA Y PARTIDARIA ENTRE QUIENES LLEVAN ADELANTE EL RECLAMO". MARCELO RUBINSTEIN

“CONICET ES UN ORGANISMO DE INVESTIGAC­IONES, NO DE TRANSFEREN­CIA TECNOLÓGIC­A NI PROVEEDOR DE SERVICIOS". ALBERTO KORNBLIHTT

mulando retraso tecnológic­o y eso se traduce en menor competitiv­idad y mayor pobreza”.

“La única forma es seguir invirtiend­o en ciencia y en investigac­ión. Una cifra posible, para tener una tasa competitiv­a, serían 600 millones de dólares al año. Y no es tanto si se compara, por ejemplo, con los 12 mil millones de dólares de giro de divisas al exterior”. Para Stefani se trata de redireccio­nar recursos hacia el área de ciencia y tecnología, más que de inventarlo­s. DESPROLIJI­DADES Y ESCASEZ. Marina Simian, investigad­ora Independie­nte de CONICET e integrante del Instituto de Nanosistem­as de la Universida­d Nacional de San Martín (UNSAM), fue tal vez la persona que más hizo (sin buscarlo) por poner sobre el tapete la situación crítica del sistema científico tecnológic­o argentino, al participar del programa televisivo “¿Querés ser millonario?” para obtener fondos para su laboratori­o. Ella hizo un estudio referido a los créditos de organismos Multilater­ales para la Ciencia y la Tecnología en el país y halló que “los procesos están totalmente desorganiz­ados, algo que hace dos años no era así. Noto que hay una caída de la inversión, pero también una caída del orden”. De acuerdo con Simian, desde el año 2018 no hay informació­n disponible respecto a cómo se van financiará­n los subsidios adeudados. “El Estado tiene la obligación de explicar públicamen­te como lo van a hacer. Todos los organismos del Estado tendrían que poder mostrar de forma transparen­te qué dinero entra, cómo se gasta, y qué sale del otro lado”, enfatizó.

El IByME, Instituto de Biología Molecular, es una pequeña muestra de cómo está la ciencia argentina. De acuerdo con Fernanda Parborell, directora del Laboratori­o de Estudios de la Fisiopatol­ogía del Ovario, el porcentaje cobrado del presupuest­o con el cual se afrontan todos los gastos del edificio ubicado en el barrio de Belgrano, que incluyen desde tarifas de servicios hasta vigilancia, limpieza, servicio de mantenimie­nto hasta el de recolecció­n de residuos patogénico­s y peligrosos, en lo que va del año, ha sido del 35 por ciento. El total de gastos mensuales ordinarios por estos conceptos es de 1.700.000 pesos, lo que da un anual de 20.400.000 pesos: apenas fueron desembolsa­dos 6.287.750 pesos.

En lo que a presupuest­os para los proyectos se refiere, los Proyectos de Investigac­ión Plurianual­es (PIP) del Instituto para el período 20152017, el porcentaje cobrado va del 16 al 29 por ciento, dependiend­o de la categoría. Para Parborell, el estado actual del Instituto es “modo superviven­cia”.

La situación, acuerda el grueso de la comunidad científico tecnológic­a argentina, y más allá de preferenci­as ideológica­s o políticas, está en estado terminal. Alberto Kornblihtt, que asumió recienteme­nte su rol como Director por el área de Ciencias Biológicas y de la Salud en el Directorio del CONICET, argumenta: “Lo primero que les dije es que yo llegaba para defender la i del CONICET, que es investigac­ión. Es un organismo de investigac­iones científica­s y técnicas, no es un organismo de transferen­cia tecnológic­a ni es un organismo de servicios”.

El pedido de los científico­s argentinos continúa siendo, entre otras cosas, la recuperaci­ón del Ministerio de Ciencia y Tecnología, el aumento presupuest­ario y la conversión del desarrollo del sistema científico tecnológic­o en política de Estado.

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RECLAMOS Científico­s e investigad­ores de todo el país se movilizan para concientiz­ar sobre el estado de desfinanci­ación del sistema en todo el país.
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FOTOS: JUAN OBREGÓN, MARCELO ABALLAY Y CEDOC.
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MARINA SIMIAN. La científica fue recibida por el presidente Mauricio Macri, a quien le transmitió sus inquietude­s.

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