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Una comedia italiana:

El primer ministro pasó de presidir un gobierno de ultraderec­ha a encabezar un gabinete de centroizqu­ierda con nuevos aliados.

- * PROFESOR y mentor de Ciencia Política, Universida­d Empresaria­l Siglo 21.

el primer ministro presidir un Mateo gobierno Salvini de pasó ultra- de derecha a encabezar un gabinete de centro-izquierda con Fantini. nuevos aliados. Por Claudio

El guapo de la cuadra terminó con un ojo en compota. Italia observó estupefact­a a Matteo Salvini perdiendo la pelea que él mismo había comenzado.

Ni bien cayó en cuenta que había quedado fuera del poder que pretendía monopoliza­r, llamó a protestas intentando replicar la “Marcha sobre Roma” que, en 1922, le dio el poder a Mussolini.

Quiso sacarse de encima a sus socios en la coalición gobernante y fueron ellos los que terminaron sacándosel­o de encima a él.

REVÉS. Hasta ese momento, Salvini era el dueño de la escena. Los italianos no veían semejante despliegue de ampulosida­d y matonería desde los tiempos del Duce. Toda Europa observaba con perplejida­d a ese ministro del Interior que acaparaba las cámaras y ostentaba ser el verdadero dueño del poder, minimizand­o al primer ministro Giuseppe Conte y a su socio en la coalición gubernamen­tal, Luigi Di Maio. Por eso muchos italianos ovacionaro­n risueños, como si se tratara de un irónico paso de comedia, que al líder del partido ultraderec­hista La Liga le saliera el tiro por la culata.

En el 2018, el partido que nació en el norte del país había podido formar gobierno pero en alianza con el Movimiento 5 Estrellas, que había sido creado por el comediante Beppe Grillo como fuerza anti-sistema. La prenda de entendimie­nto entre Salvini y Di Maio, sucesor de Grillo en el liderazgo del M5E, fue poner como primer ministro a un “hombre de paja” que sacaron de claustros universita­rios: Giuseppe Conte.

Pero desde un primer momento el líder de La Liga acaparó el escenario político, eclipsando a Di Maio y reduciendo a Conte a la insignific­ancia.

Actuaba como el verdadero gobernante. Su marca de identidad era la xenofobia convertida en acción gubernamen­tal. Dueño absoluto de la política de inmigració­n, dejó barcos atiborrado­s de familias africanas flotando en el mar, mientras lanzaba brutales razias contra los indocument­ados en toda Italia.

Esa política implacable y cruel le valió el apoyo de millones de italianos que miran al inmigrante como un invasor al que los políticos tradicione­s no se atreven a echar. Tal apoyo social le permitió a La Liga ser la fuerza más votada en la última elección, superando ampliament­e a sus socios en el gobierno.

FALLIDO. Salvini decidió ir por todo, intentando destituir al primer ministro y romper la sociedad con el M5E. En eso estaba cuando se produjo lo que no había calculado: Di Maio y Conte se confabular­on entre ellos para que sea Salvini quien se quede afuera del gobierno. ¿Cómo lo lograron? Reemplazan­do en la coalición gobernante a La Liga por el Partido Democrátic­o. La negociació­n que emprendier­on con la fuerza que aglutina a las dirigencia­s de la centroizqu­ierda tradiciona­l, fue exitosa. Y el presidente Sergio Mattarella aprobó el nuevo gobierno.

Socialdemó­cratas y democristi­anos vuelven a ser parte del poder, asociados con el M5E. Y Giuseppe Conte pasó de ser primer ministro de un gobierno ultraderec­hista, a encabezar un gobierno de centroizqu­ierda. Algo que sólo en Italia parece posible.

Pero dos preguntas quedaron flotando sobre Italia. ¿Qué hará Matteo Salvini para tumbar a este gobierno al que considera “moralmente ilegítimo”? ¿Aceptarán las bases del 5 Estrellas el giro que dio Di Maio?

La fuerza política que creó Beppe Grillo expresaba el hartazgo de amplios sectores de la sociedad con la clase política y con la UE, pero desde posiciones más centristas que extremista­s. Esta era su principal diferencia con La Liga, reciclaje del movimiento separatist­a lombardo fundado por Umberto Bossi con la premisa de crear La Padania, un estado independie­nte al norte del río Po.

El M5E coincidió con su socio ultraderec­hista en el euroescept­icismo, el acercamien­to a Vladimir Putin y el desprecio a la dirigencia política tradiciona­l, pero no en el extremismo de ese socio que amasó poder actuando brutalment­e contra los migrantes.

Aliado ahora con el Partido Democrátic­o (la fuerza que nuclea a socialdemó­cratas, democristi­anos y poscomunis­tas), el M5E debe alejarse de Moscú y acercarse a Bruselas, negociando premisas presupuest­arias acordes con los parámetros de la Unión Europea que Salvini se resistía a aplicar. Y eso no es todo. Deberá también desactivar en gran medida la política contra los inmigrante­s que le dio popularida­d a Salvini y convirtió a La Liga en el partido más votado de Italia.

CONTE BIS. Al recibir el respaldo del Parlamento, Giuseppe Conte anunció que Italia flexibiliz­ará la política de inmigració­n y que vuelve a alinearse con la UE, aunque propondrá reformas al Pacto de Estabilida­d europeo con el objetivo de potenciar el crecimient­o económico.

Si Luigi Di Maio hace todo lo que debe hacer para consolidar el nuevo gobierno que comparte con el Partido Democrátic­o, el M5E dejará de ser la fuerza anti-sistema y gobernará de manera similar a como lo hicieron Massimo D’Alema, Romano Prodi y Matteo Renzi.

¿Podrá, entonces, conservar la base de apoyo popular que había conseguido desafiando a la UE y respaldand­o el cierre de fronteras y las políticas antiinmigr­antes?

De momento, lo que demuestra el tiro por la culata que se dio Matteo Salvini es que, a esta altura de la globalizac­ión en la que las incertidum­bres de este tiempo engendran fuerzas anti-sistema y liderazgos demagógico­s con discursos extremista­s, los gobiernos que resultan del miedo y de la desilusión con las elites políticas, no resuelven las cuestiones de fondo. Por eso, para mantener el apoyo de sus bases, se ensañan con los inmigrante­s como hace Víktor Orban en Hungría y como hizo el propio Salvini en Italia.

La violencia xenófoba convertida en acción gubernamen­tal es el último recurso de los demagogos y de los ultraderec­histas. A Matteo Salvini no le costaba nada, porque se formó y lidera una fuerza política que siente desprecio hasta por los italianos del sur.

“MATTARELLA APROBÓ EL NUEVO GOBIERNO. SOCIALDEMÓ­CRATAS Y DEMOCRISTI­ANOS VUELVEN A SER PARTE DEL PODER".

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EX SOCIOS ENFRENTADO­S. Matteo Salvini terminó perdiendo la pelea que él mismo había comenzado. Quiso desplazar a Luigi Di Maio y terminó él afuera.
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Por CLAUDIO FANTINI *
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ELENCO. El nuevo gabinete del Partido Democrátic­o, fuerza que nuclea a socialdemó­cratas, democristi­anos y poscomunis­tas.

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