Guerra jurídica
El lawfare, la guerra jurídica, es el instrumento de adoctrinamiento que se replica mundialmente con la misma tonada. Consiste en retorcer los procedimientos legales, locales e internacionales, bajo la apariencia de legalidad, para encarcelar y/o generar el rechazo popular del rival político. Con la complicidad de un sector de la Justicia que baila al rítmo del gobierno de turno, se persigue y margina a la oposición que desfila por los tribunales.
Y es, según canta a coro buena parte del kirchnerismo, el mecanismo persecutorio que utilizó el gobierno de Mauricio Macri para apresar, con el abuso de las prisiones preventivas que justamente se limitaron esta semana a veinte días de la asunción de Alberto Fernández.
Así planteado, el Ministerio de Justicia se convierte en Ministerio de la Venganza, y quien toma el poder solo invierte la polaridad. Las 144 denuncias que acumula el presidente, y que deberá enfrentar desde el 10 de diciembre desde el llano, son signo de ello. Aunque logicamente el poder de turno repudiará el accionar de la Justicia que lo antecedió, y dirá que la actual es paradójicamente justa, aun cuando quienes la impartan sean en muchos casos los mismos actores.
"Se ha recurrido a imputaciones falsas contra dirigentes políticos, promovidas concertadamente por medios de comunicación, adversarios y órganos judiciales colonizados", marcó esta semana el Papa Francisco desde Roma. Es la tesis del libro del libro "Lawfare, guerra judicial-mediática, desde el primer centenario hasta Cristina Fernández de Kirchner", que presentó hace días el ex canciller Rafael Bielsa en la Facultad de Derecho de la UBA, con la presencia del presidente electo.
Una guerra judicial abierta no sólo en Argentina, pero en toda la región, como denuncia el recientemente liberado Inácio Lula da Silva en Brasil, Rafael Correa en Ecuador, y Evo Morales en Bolivia. El lawfare antipopulista que será pronto antineoliberal.