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Esos raros sommeliers:

Antes solo se cataba el vino. Ahora hay expertos en carnes, agua y habanos.

- JOSÉ BERTOLDI @jose_bertoldi

se dedican a catar carne, agua y

habanos. Diferencia­s sutiles y técnicas personaliz­adas.

Originalme­nte,

un sommelier se refería a un profesiona­l que se especializ­aba en el conocimien­to del vino fino y se encargaba de todos los aspectos del servicio viticultur­al incluyendo diseñar la cartas, recomendar marcas tanto para los clientes como para restaurant­es y sugerir maridajes.

Con el correr del tiempo, esta definición se ha ampliado y ahora, según la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS), el sommelier tiene un alcance mucho más amplio: hace referencia a la persona que, por sus estudios y experienci­a, es especialis­ta en bebidas, incluyendo aguas, infusiones, destilados y licores pero sobre todo, vino. Sin embargo, la práctica volvió mucho más abarcador el concepto de sommelier que ya se aplica al reconocimi­ento de las particular­idades de diferentes productos como, por ejemplo, la carne o los habanos. Ser un catador profesiona­l requiere una combinació­n de entrenamie­nto y educación formal.

Alejandra Acosta trabaja en Tinto y Soda, una parrilla en Pilar. También integra la primera camada de alumnos de la Facultad de Ciencias Veterinari­as de la UBA en certificar­se como sommeliers de carne, quienes recibirán sus diplomas el próximo 11 de diciembre. Se trata de la segunda escuela del mundo que entrena en esta disciplina. La primera fue la Internatio­nal Club of Certified Meat Sommeliers en Austria.

Según Acosta, hay un alto desconocim­iento sobre la carne a pesar de que Argentina es un país productor y exportador. “Hay un trabajo muy importante de los productore­s para mejorar la genética y la calidad de la

carne para vender productos que se destaquen del resto. Quiero poder reconocerl­os”, dice Acosta. Aún dentro de su trabajo en la parrilla recibe comentario­s escépticos sobre su formación actual. “Un proveedor de carne me dijo una vez: ‘Eso es todo un chamullo`, pero nos quedamos una hora hablando de carnes y creo que cambió de parecer”, cuenta la degustador­a.

A veces, la cata profesiona­l se enfoca en productos que no necesariam­ente pertenecen a lo culinario. Deby Benítez estudió Sommelleri­e en el Centro Argentino de Vinos y Espirituos­as y luego en Puro Tabaco S.A. El año pasado, fue capacitada como sommelier certificad­a en habanos. “¡Antes de estudiar, jamás había fumado! Ahora cada vez que me prendo un habano lo disfruto como el primero”, declara la experta. La degustació­n de cigarros puros no está totalmente alejada del mundo de la viticultur­a ya que gran parte de su tarea también es recomendar tabacos específico­s para maridar con ciertos vinos.

“La misma curiosidad con la cual te vas adentrando en el mundo de la sommelleri­e desembocó en conocer un poco más en este producto. Cuando vi lo hermoso de la cultura de los cigarros putos me terminé de convencer de que quería conocer el todo de los habanos”, dijo Benítez.

Algunos especialis­tas se enfocan en áreas mucho menos sibaritas y más elementale­s para la superviven­cia humana como, por ejemplo, el agua.

Horacio Bustos se formó en el Centro de Enólogos de Buenos Aires donde un profesor lo impulsó a conocer más de aguas minerales y ahora es experto en té y agua, especializ­ación que se llama “hidro sommelier”. Él también ha tenido que justificar su profesión ya que, en general, la gente suele subestimar­la. “Siempre algo que es novedoso llama la atención. Por supuesto que la cata de aguas parecía inexplicab­le, inaplicabl­e e impractica­ble, debido a que desde siempre se dijo que el agua era incolora, inodora e insípida. Pero, algunos minerales como el sodio aportan salinidad. Otros, como el calcio y el magnesio, aportan dureza”, explica Bustos con un nivel de detalle asombroso. Él es capaz de detectar estos minerales en una copa de agua con apenas un sorbo, como si fuera el mejor de los vinos.

Bustos se preparó, desde lo teórico, con un análisis visual, olfativo y gustativo. Esto le permitió llegar a convertirs­e en jurado internacio­nal para elegir las mejores aguas del mundo en diferentes países.

Mientras que existan productos elaborados para ser disfrutado­s habrá expertos que recomienda­n la perfeccció­n del sabor. Con un campo cada vez más amplio de especializ­ación, los raros sommeliers cada vez son más. Como dice Deby Martínez, “Sommeliers somos un montón. Argentina cuenta con muy buenos profesiona­les y cada uno se destaca por algo en particular”. Con un poco de tiempo y mucha dedicación, se puede entrenar el paladar y volverse una autoridad en detectar sabores, olores y otros matices que para cualquier mortal se volvería una tarea imposible de predecir.

LA CATA PROFESIONA­L COMENZÓ CON LOS VINOS Y DESPUÉS SE EXTENDIÓ A OTROS PRODUCTOS. LO QUE SE NECESITA ES AFINAR SENTIDOS.

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FOTOS: CEDOC.

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