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Tensión mundial:

El dominó de protestas sociales, sus causas internas y los complots externos en medio de la “guerra fría” chino-norteameri­cana.

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el dominó de protestas sociales, sus causas internas y los complots externos en medio de la “guerra fría” chino-norteameri­cana. Por Claudio Fantini.

Henry Kissinger, la guerra comercial entre Estados Unidos y China podría desembocar en un conflicto equivalent­e a la Primera Guerra Mundial. La gran deflagraci­ón de la segunda década del siglo XX fue, fundamenta­lmente, resultado de la puja por el liderazgo y la hegemonía sobre los mercados entre los grandes imperios de entonces. Hoy, las dos mayores potencias económicas se están deslizando desde la competenci­a hacia la confrontac­ión. Y lo que disputan es la hegemonía en la economía global y el liderazgo tecnológic­o, además de la influencia sobre las regiones estratégic­as del planeta.

Aún en la vejez, la inteligenc­ia y la experienci­a del secretario de Estado que negoció con Chou En-lai el abrazo entre Nixon y Mao Tse-tung le permite interpreta­r con claridad el tablero internacio­nal. Allí, Kissinger está viendo situacione­s similares a las que desembocar­on en la guerra de 1914 y también un fenómeno similar al que dominó el escenario mundial en la segunda mitad del siglo pasado: la Guerra Fría.

Uno de los rasgos de la Confrontac­ión Este-Oeste fue el enfrentami­ento indirecto de las dos superpoten­cias enfrentada­s, Estados Unidos y la Unión Soviética, conspirand­o para desestabil­izar gobiernos aliados de la contrapart­e.

Aquella pulseada comenzó a dirimirse, precisamen­te, cuando Nixon y su astuto canciller lograron asegurar que el otro gigante comunista, China, por entonces atrasadísi­mo en los terrenos económico y tecnológic­o pero con la población más grande del mundo y un espacio geopolític­o de inmenso valor estratégic­o, permita cerrar el cerco de aislamient­o a la URSS.

ES POSIBLE QUE HAYA MANOS OCULTAS DE WASHINGTON Y BEIJING DETRÁS DE LAS PROTESTAS QUE SACUDEN PAÍSES COMO EN EFECTO DOMINÓ.

Si se está incubando una nueva Guerra Fría, como sostiene Kissinger, entonces norteameri­canos y chinos podrían estar moviendo sus fichas en el tablero mundial, en muchos casos, siendo arrojandos fósforos sobre combustibl­e social para que ardan los gobiernos aliados de unos y de otros.

De tal modo, detrás de las masivas protestas que están sacudiendo países como en efecto dominó, es posible que haya manos ocultas de Washington y de Beijing. Lo novedoso es que podría existir una alianza secreta entre China y Rusia. La potencia euroasiáti­ca, con una economía débil pero a la vanguardia de las ofensivas con espías y ejércitos de hackers para urdir complots y manipular procesos electorale­s respondien­do a intereses del Kremlin, como debilitar la OTAN y dividir a los europeos, podría estar actuando con la venia de la República Popular China para debilitar la influencia norteameri­cana en Latinoamér­ica, desestabil­izando a los gobiernos aliados de Washington.

CASOS. Lo que no es novedoso es la mano de la Casa Blanca detrás de los movimiento­s para desestabil­izar a gobiernos de la vereda opuesta. Es posible que, entre otros casos, Washington aportara al golpe contra Evo Morales posibilita­do por las inmensas protestas contra lo que se percibió (con sobradas razones) como un fraude electoral. También a las revueltas en Hong Kong y a las masivas manifestac­iones en la República Islámica de Irán, que el régimen teocrático sofoca con represión sangrienta y cortando internet.

Del mismo modo, segurament­e el eje Moscú-La Habana-Caracas aportó lo suyo a las protestas que sacudieron Ecuador, Chile y después Colombia. De hecho, la mano experta del Kremlin se percibe detrás de los “chalecos amarillos” que siembran barricadas en París, así como también en el tembladera­l catalán que intenta dividir España, y en las urnas que dispararon el Brexit convulsion­ando a Gran Bretaña y debilitand­o a la Unión Europea.

Pero en ninguno de esos casos la conspiraci­ón externa es la causa de las protestas. La acción exterior busca incrementa­r caos y violencia con fines desestabil­izadores, pero lo que vuelca las multitudes a las calles es alguna injusticia local persistent­e y dolorosa.

Las protestas estallaron de manera espontánea en Venezuela, Nicaragua, Chile, Ecuador, Bolivia y Colombia. Igual que en las manifestac­iones que sacuden Taiwán, Beirut y Bagdad, además de Teherán, en todos los casos hubo alguna gota colmando un vaso. Siempre una injusticia o situación insostenib­le detona el estallido social, sobre el cual después operan los conspirado­res profesiona­les.

En Venezuela, las causa de las masivas protestas que duraron meses fueron las calamidade­s que impone una dictadura ruinosa; en Nicaragua, la reforma al sistema de seguro social; en Ecuador, los costos de producción agropecuar­ia en los territorio­s montañosos; en Chile, la desigualda­d que el sistema educativo reproduce a partir de la Ley Orgánica Constituci­onal de Enseñanza promulgada por Pinochet en 1990; en Bolivia, las manganetas de Evo Morales para continuar en la presidenci­a eludiendo la Constituci­ón y la voluntad expresada en las urnas; y en Colombia, las medidas económicas apuntadas a mantener (como en Chile) un puñado de familias como dueñas de la riqueza y el poder, además de la pasividad de Iván Duque ante las masacres de campesinos indígenas.

La represión lleva dos años imponiéndo­se en Venezuela, donde el régimen usa los grupos paramilita­res llamados “colectivos” para incrementa­r su acción criminal. También Daniel Ortega lleva largos meses usando la represión que incluye paramilita­res y fuerzas de choque. Mientras que en Chile, Bolivia, Ecuador y Colombia, la represión policial-militar es brutal y deja decenas de muertos.

Curiosamen­te, en Bolivia, Jeanine Añez había tenido una proclamaci­ón ilegítima, pero su gobierno de facto consiguió cierta legitimaci­ón al alcanzar un acuerdo parlamenta­rio con el partido de Evo Morales (que podría haber actuado a espaldas de las directivas de su líder) para realizar elecciones sin la candidatur­a del ex presidente y de García Linera, su vice.

La derrota de los conspirado­res externos sería que la nueva Constituci­ón que los partidos chilenos acordaron redactar tenga los instrument­os para superar la desigualda­d, principalm­ente mediante sistemas de Educación y de Salud que reproduzca­n equidad; que de las elecciones acordadas en Bolivia por el poder de facto y el MAS surja un gobierno que acepte los límites constituci­onales y que no destruya las valiosas transforma­ciones económicas y sociales que produjo Evo Morales, y que en Colombia terminen las masacres de indígenas y las políticas anti-igualitari­as, sin que se instale un gobierno cómplice del régimen residual chavista. PROFESOR y mentor de Ciencia Política, Universida­d Siglo 21.

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CHILE E IRÁN. La represión del gobierno de Piñera empeoró el escenario. En Teherán, las protestas terminaron con muertos.
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 ??  ?? BOLIVIA. Manifestan­tes caracteriz­ados como "El Guasón" en la revuelta contra Evo Morales que terminó en golpe de Estado.
BOLIVIA. Manifestan­tes caracteriz­ados como "El Guasón" en la revuelta contra Evo Morales que terminó en golpe de Estado.
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Por CLAUDIO FANTINI *
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CONTRA EL IMPERIO. Pancartas contra Estados Unidos en las manifestac­iones en Irán. El gobierno habla de un complot.

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