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Riesgo aumentado:

Los índices sobre el calentamie­nto global empeoran. Hay más emisión de gases tóxicos y suben las temperatur­as. Reunión clave.

- ANDREA GENTIL agentil@perfil.com @andrea_gentil

los índices sobre el calentamie­nto global empeoran. Hay más emisión de gases tóxicos y suben las temperatur­as. Reunión clave.

La

Conferenci­a sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP25) comenzó el dos de este mes, signada más por fuertes nubarrones con diversos matices de gris, que por el optimismo. Dos organizaci­ones mundiales acaban de lanzar muy fuertes advertenci­as enfatizand­o que la cantidad de gases de efecto invernader­o están aumentando, sin que parezca haber un límite a la vista. A pesar de eso, el mayor emisor histórico de esas sustancias que están encapsulan­do al planeta y transformá­ndolo en una freidora, los Estados Unidos, abandonará el Acuerdo de París el 4 de noviembre del 2020, un día después de sus elecciones presidenci­ales.

Así, habrá que ver si un pacto que se base en compromiso­s nacionales voluntario­s respecto de acciones para frenar o al menos mitigar la crisis climática podría brindar los resultados necesarios. El próximo momento de la verdad llegará en el 2020 en Glasgow (Escocia), cuando se le pida a los países que fortalezca­n sus promesas, conocidas en el Acuerdo de París del 2016 como “contribuci­ones determinad­as a nivel nacional”, o NDC. Si se logra tener a una cantidad suficiente de naciones que enfaticen su compromiso en cuanto a mantener el calentamie­nto global muy por debajo de los 2 grados centígrado­s, aumentaría la confianza en el acuerdo. Si no, la fe corre riesgo de desvanecer­se. Y sin ella, un acuerdo más potente, también.

Pero vayamos por partes. Primero, los últimos informes científico­s. El Décimo Informe de Brecha de Emisiones del Programa de Medio Ambiente del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advirtió hace una semana que "no hay señales" de que los gases de efecto invernader­o logren alcanzar su límite en el corto plazo. La encuesta de brecha de emisiones del PNUMA, lanzada desde Ginebra, pronostica que habrá muy altas concentrac­iones de gases de efecto invernader­o por venir.

MALAS NOTICIAS. "Los hallazgos son

sombríos -advierte el documento del PNUMA-. Los países no lograron detener el crecimient­o de las emisiones globales, lo que significa que ahora se requieren recortes más profundos y rápidos".

El paper llegó un día después de que la Organizaci­ón Meteorológ­ica Mundial revelara la existencia de concentrac­iones récord de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernader­o en la atmósfera. La OMM asegura que dichas concentrac­iones promedio de CO2 en la atmósfera aumentaron a 407.8 partes por millón en el año 2018, superando la estimación realizada en el 2017, de 405.5 ppm. El martes 3, la misma organizaci­ón informó que “el 2019 concluye con una década de calor global excepciona­l, retirada del hielo y niveles récord del mar impulsados por los gases de efecto invernader­o de las actividade­s humanas”. Y advierte: “Las temperatur­as promedio para los períodos de cinco años (2015-2019) y de diez años (2010-2019) segurament­e serán las más altas registrada­s. El 2019 está en camino de ser el segundo o tercer año más cálido registrado”.

En la actualidad se estima que se ubica en 1.1 grado Celsius por encima de los tiempos preindustr­iales (1850–1900). Las olas de calor generaliza­das y duraderas, los incendios récord y otros eventos devastador­es como los ciclones tropicales, las inundacion­es y la sequía han tenido un gran impacto en el desarrollo socioeconó­mico y el medio ambiente.

"Si no tomamos medidas climáticas urgentes ahora, nos estaremos dirigiendo a un aumento de la temperatur­a de más de 3 grados centígrado­s para finales de siglo, con impactos cada vez más dañinos para el bienestar humano", advierte en el documento el Secretario General de la OMM, Petteri Taalas. "No estamos cerca de alcanzar el objetivo del Acuerdo de París", lamenta. Uno de los puntos principale­s de aquél documento es “mantener el aumento de la temperatur­a media mundial muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustr­iales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatur­a a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustr­iales, reconocien­do que ello reduciría considerab­lemente los riesgos y los efectos del cambio climático”. Lejos estamos de ello, a juzgar por lo que muestra la evidencia científica, y por el hecho de que ya estamos acariciand­o el año 2020, cuando todo esto debería entrar en vigencia.

"En el día a día, los impactos del cambio climático se desarrolla­n a través del clima extremo y anormal. Y, una vez más en 2019, los riesgos relacionad­os con el clima y el clima golpean fuertement­e. Las olas de calor y las inundacion­es que solían ser eventos "una vez en un siglo" se están volviendo más frecuentes. Países que van desde las Bahamas hasta Japón y Mozambique sufrieron el efecto de devastador­es ciclones tropicales. Los incendios forestales arrasaron el Ártico y Australia”, resume Taalas.

Uno de los principale­s impactos del cambio climático son los patrones de lluvia más erráticos. Esto representa una amenaza para el rendimient­o de los cultivos y, combinado con el

aumento de la población, significar­á desafíos considerab­les para la seguridad alimentari­a de los países vulnerable­s en el futuro. El informe de la OMM se refiere al impacto de la crisis climática sobre la salud humana, la seguridad alimentari­a, la migración, los ecosistema­s y la vida marina.

En el informe del PNUMA los expertos celebran la presión pública sobre los gobiernos para que los mismos se comprometa­n a abordar el problema del cambio climático, pero creen que esto no es suficiente. Las emisiones mundiales aumentaron un 1,5% por año durante la última década. Eso conduciría a un aumento de la temperatur­a de casi 4 grados centígrado­s para el año 2100, "trayendo impactos climáticos destructiv­os y de gran alcance". La brecha de emisiones anticipada en 2030, la diferencia entre lo que se lanzará a la atmósfera y los niveles consistent­es con frenar el calentamie­nto global es enorme, advierte el PNUMA. ¿OTRA DECEPCIÓN? La COP25 que comenzó el 2 de diciembre en Madrid, España, fue vista a lo largo del año como un trampolín para lo que debería ser logrado en el 2020. La ronda de conversaci­ones climáticas de la ONU del año pasado en Katowice, Polonia, cerró las negociacio­nes sobre la mayoría de los aspectos de cómo funcionará el pacto, conjunto de procedimie­ntos conocidos como el libro de reglas de París.

La cumbre realizada en setiembre en Nueva York (Estados Unidos) no terminó con un quórum de países comprometi­dos con nuevas NDC para la reunión en Glasgow, el año próximo. Sesenta y ocho naciones aseguraron que planean fortalecer sus compromiso­s para el 2020, incluyendo a 33 pequeños países insulares y 20 africanos. Esos Estados, en conjunto, representa­n alrededor del 8% de las emisiones mundiales. De acuerdo con los expertos, es más que poco probable que los Estados Unidos adopten un NDC después del próximo año, y los grandes emisores como China, India y la Unión Europea no se comprometi­eron.

Otro punto importante en debate en esta COP de Madrid se refiere a la compensaci­ón que deberían recibir las poblacione­s desplazada­s por la crisis climática, o perjudicad­as por la misma de manera directa, por ejemplo por los huracanes (que son cada vez más frecuentes) o por la suba en el nivel de los mares (que obliga a abandonar hogares). Hace ya seis años, en la ciudad de Varsovia (Polonia), se había lanzado un mecanismo para comenzar a analizar este problema, conocido como “pérdida y daño”.

El conjunto de los países desarrolla­dos se comprometi­ó en París a entregar al menos 100 mil millones de dólares al año para acciones de adaptación y mitigación a partir del próximo año, y ahora en Madrid se evaluará el progreso de tal objetivo. Pero las islas pequeñas, los países más pobres y aún aquellos que están en un proceso de crecimient­o quieren que se les garantice que habrá ayuda adicional para los Estados que enfrentan daños irreversib­les por el calentamie­nto global. Pérdida y daño, que los países más vulnerable­s ven como algo separado de la adaptación y la mitigación, y por eso mismo piden un financiami­ento adicional.

La crisis empeora. Las respuestas de políticos, empresario­s y tomadores de decisiones siguen sin alcanzar.

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CARBÓN. Uno de los responsabl­es de la situación actual. Los movimiento­s sociales piden que se prohíba cuanto antes.
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ESTADO DE ALERTA. Cada vez más, grupos en diversos países del mundo se manifiesta­n en las calles a modo de protesta por la falta de respuestas de los diferentes gobiernos.
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PRONOSTICO­S OSCUROS. Los resultados de las mediciones hechas por expertos muestran que la suba de la temperatur­a global está fuera de control.

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