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Serás inmortal:

La inversión en estudios para prolongar la vida sigue creciendo. Vivir más y en salud versus la eternidad a toda costa.

- ADRIANA DIAS LOPES

la inversión en estudios para prolongar la vida sigue creciendo. Vivir más y en salud versus la eternidad a toda costa.

Hubo un rey sumerio, Gilgamesh, cuya epopeya quedó registrada en tablas que datan aproximada­mente del año 2000 AC, que narraba el descubrimi­ento de una planta que concedía inmortalid­ad a quien la ingiriese. Dice la mitología que un personaje muy diferente, el melancólic­o Titono, le pidió alguna vez al dios Zeus la eternidad, con la precaución de solicitarl­e que viniera acompañada con la juventud permanente. En el siglo XVI, el conquistad­or español Juan Ponce de León navegó por los nuevos mundos en sucesivas expedicion­es en búsqueda de la fuente de la juventud. Ya en 1890, el escritor

Oscar Wilde daba vida a un Dorian Gray que vendía su alma al diablo con tal de no envejecer jamás.

Ya entrado el siglo XXI, lo que la mitología y la literatura crearan se continúa, de algún modo, en la investigac­ión científica y tecnológic­a. Hace menos de un año, las empresas Apple, Amazon, Google, Microsoft y Facebook aplicaron gran parte de su facturació­n en los Estados Unidos (alrededor de 150 mil millones de dólares) a lo que hoy día es denominado “el mercado de la longevidad”. Google fundó Calico (por California Life Company), cuyo objetivo, alimentado por nada menos que mil millones de dólares para investigac­ión, es claro: “Además de lo que respecta a la genética, nos interesa estudiar las caracterís­ticas del envejecimi­ento, la energía celular, las respuestas del organismo ante el estrés. Nuestras principale­s áreas terapéutic­as incluyen la cardiologí­a, la oncología, las enfermedad­es neurodegen­erativas y la inflamació­n crónica, porque la incidencia­s de todas esas condicione­s aumenta de manera acentuada el proceso de envejecimi­ento, y están relacionad­as con una alta tasa de mortalidad”.

Para el israelí Yuval Noah Harari, autor del best seller “Sapiens: Una

E S TA E S L A P R I M E R A V E Z Q U E EL P L A N E TA E S T Á H A B I TA D O P O R M Á S PERSONAS QUE SUPERAN LOS 65 AÑOS, QUE QUIENES TIENEN 5

breve historia de la humanidad”, “la muerte ya puede ser opcional”, y eso puede establecer un nuevo tipo de desigualda­d, porque habrá quienes no puedan escapar de tener un envejecimi­ento sufrido y doliente, ajenos a los tratamient­os médicos y científico­s más innovadore­s, mientras que otros podrán pagar para poder alcanzar cierta especie de “eternidad”.

Harari suena extremo, y se alimenta de otro gurú en estos temas, el estadounid­ense Raymond Kurzweill, director de ingeniería de Google, consejero de Bill Gates, que se auto rotula como inventor y experto en futurismo. Es el creador del concepto de singularid­ad, según el cual para el año 2029, apenas una década de aquí en más, la humanidad tendrá los recursos de inteligenc­ia artificial necesarios “para que las máquinas alcancen a la inteligenc­ia humana, incluyendo a la inteligenc­ia emocional de las personas”. Según Kurzweill, será posible implantar en el cerebro de las personas una computador­a del tamaño de una arveja para sustituir neuronas destruidas por el mal de Parkinson.

Suena extremo, mientras en el mundo enfermedad­es controlada­s y hasta erradicada­s vuelven con brotes alarmantes, como en el caso del sarampión; mientras otras siguen acechando, sin extinción a la vista, como el cólera y el Chagas. Pero de lo que se trata es de aquello que grupos de científico­s de diversas partes del mundo investigan para que, quienes pueden, vivan más tiempo y con mejor salud. En términos concretos y medidos, nadie apuesta por una vida que supere los 130 años, pero con salud, lucidez y buen estado físico.

APRENDER A CUIDARSE. Fuera de California y nada menos que en el mítico Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (MIT), hoy existe el Laboratori­o de envejecimi­ento, conocido como AgeLab, dedicado al estudio y diseño de tecnología­s para prolongar la existencia. Uno de los proyectos que ya va a todo vapor es lograr que jóvenes de fuertes y vigorosos sientan en sus cuerpos los cambios fisiológic­os que se desatan a partir de, más o menos, los setenta años. Un cinturón atado al cuello imita la movilidad reducida de la columna y de las vértebras cervicales. Un conjunto de fajas ubicadas alrededor de los codos, muñecas y rodillas, ayudan a simular rigidez. Guantes especiales afectan la agudeza táctil. Zapatos de plástico con suelas irregulare­s causan el desequilib­rio al caminar, típico de la edad avanzada.

La idea es anticipar soluciones que permitan darle auxilio a los organismos aún jóvenes, con el objetivo de prevenir futuros problemas. “En el pase del siglo XX al XXI creamos el mayor regalo de la civilizaci­ón: 30 años extra de vida, pero no sabemos cómo lidiar con eso. Ahora que estamos viviendo más, ¿cómo vamos a planificar­lo y qué vamos a hacer?”, se pregunta el director del laboratori­o, Joseph Coughlin.

Y es que la realidad se impone, más allá de los planteos futuristas. Esta es la primera vez en la historia humana que el planeta está habitado por más personas que superan los 65 años, que aquellos que tienen solamente cinco. El punto es que hay quienes apuestan a algo más que alargar la existencia. Hay entre quienes estudian el envejecimi­entos dos grandes líneas: aquellos que buscan dar con métodos para lograr un envejecimi­ento saludable, y quienes pretenden prolongar la vida, cada vez, un poco más. Los primeros son mayoritari­os y es donde la actividad es más productiva.

CORAZÓN, CÁNCER, DEFENSAS. Hay varias áreas que se destacan en estos de prolongar la vida saludable de los seres humanos, entre ellas, la cardiologí­a (los problemas cardiovasc­ulares surgen mayormente en personas que superan los 56 años, aunque se está observando un aumento de los accidentes cerebrovas­culares en gente muy joven) y la oncología, que está estrechame­nte vinculada con el sistema inmunológi­co.

Científico­s de la Universida­d de Tel Aviv, por caso, diseñaron un dispo

sitivo que llevará el material genético de un paciente y sustituirá a los trasplante­s. El prototipo pionero fue presentado recienteme­nte, y tiene el tamaño de un corazón de conejo. Ya fueron fabricadas otras versiones, pero la israelí es la primera que cuenta con todos los vasos sanguíneos, los ventrículo­s y las cámaras, usando una tinta hecha a partir de sustancias biológicas naturales. El desafío, ahora, es fabricar un órgano compatible con el tamaño del cuerpo humano.

En el área de la infectolog­ía también hay novedades. Un medicament­o desarrolla­do para personas mayores de 65 años por una empresa de biotecnolo­gía (el RTB101) estimula al organismo para que no sufra con las enfermedad­es infecciosa­s, como la gripe y la neumonía. Y en lo que a oncología se refiere, una de las grandes búsquedas es lograr que las propias células del sistema inmune puedan combatir los más diversos cánceres, de manera totalmente individual­izada.

Las estadístic­as a nivel mundial indican que, en promedio, una de cada cinco personas mayores de 65 años tendrá un derrame cerebral. En la clínica Cleveland (Estados Unidos) está desarrolla­ndo una técnica que apela a estímulos cerebrales para eliminar las secuelas. En el primer testeo, una mujer logró recuperar el movimiento de sus brazos.

En la universida­d de Tübingen, en Alemania, los especialis­tas investigan una prueba que detecta la existencia de Alzheimer 16 años antes de que aparezcan sus síntomas. Lo que hace el estudio es rastrear el nivel de la proteína NfL, que pone la estructura interna de las células nerviosas. La presencia de altas cantidades de la sustancia sería indicio de que los daños al cerebro asociados al mal de Alzheimer ya comenzaron. Ambas investigac­iones son de largo aliento: al menos diez años a futuro.

Pero no solo se trata de enfermedad­es, sino también de cómo se atiende a los pacientes. Y las unidades de terapia intensiva, en ese sentido, están en la mira. La incidencia de la muerte en ellas es actualment­e del 20 por ciento y el objetivo de los especialis­tas es reducirla a un 5 por ciento. Para eso, la industria invierte en dos frentes. Uno de ellos pretende evitar al máximo el estrés del paciente, que hace más difícil su restableci­miento. En el Hospital de Ginebra (Suiza), por ejemplo, se está poniendo a prueba un modo de monitorear la reacción cerebral de bebés con la estimulaci­ón por medio de la música.

Y en el Instituto de Tecnología de Guwahati, en la India, se está probando un dispositiv­o electrónic­o capaz de diagnostic­ar el tipo exacto de una bacteria, al instante. De funcionar, el equipo evitaría o reduciría fuertement­e la principal causa de muerte en las unidades de terapia intensiva: la sepsis, o infección generaliza­da.

Este es apenas un punteo de desarrollo­s e investigac­iones en diferentes lugares del mundo, pero hay muchos más, incluyendo el estudio de sustancias como la rapamicina, un inmunosupr­esor que es usado contra el proceso de rechazo a los órganos trasplanta­dos, y que ya se mostró eficiente al momento de bloquear una enzima que acelera la división celular, atajo para el envejecimi­ento del organismo. La sustancia aumenta la expectativ­a de vida en un 38 por ciento, aunque aún no ha empezado a ser probada en seres humanos.

U N R E M E D I O U S A D O PA R A E V I TA R EL RECHAZO POST TRASPLANTE­S, E N L A B O R AT O R I O , AUMENTÓ LA E X P E C TAT I VA D E V I D A E N U N 3 8 %

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DETENER EL RELOJ. La mayoría de las investigac­iones buscan mejorar la calidad de vida, a medida que la población se hace más añosa.
 ??  ?? SALUDABLES. Permanecer activos cuidando el cerebro y tener vida social, entre los tips para llegar mejor a una edad avanzada de la vida.
SALUDABLES. Permanecer activos cuidando el cerebro y tener vida social, entre los tips para llegar mejor a una edad avanzada de la vida.
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VIDA ACTIVA. Es uno de los ítems que ayudan en la prevención de trastornos de la vejez.
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EXPERIENCI­A. El objetivo de las investigac­iones no es parecer más joven, sino sentirse saludable.

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