“La decisión” de Pacho O`Donnell. Con Aldo Pastur y Daniel Dibiase.
“La decisión” de Pacho O`Donnell. Con Aldo Pastur y Daniel Dibiase. Dirección: Gerardo La Regina. El Tinglado, Mario Bravo 948.
Cabal hombre de la cultura y todo un especialista en la historia nacional, Mario “Pacho” O’Donnell ha dado sobradas muestras de talento e imaginación al cruzar personajes ilustres en una dramaturgia que hinca el diente en los diferentes vericuetos de nuestra convulsionada tradición política.
Por ejemplo, en “Encuentro en Guayaquil” expuso un acercamiento entre José de San Martín y Simón Bolívar, representantes indiscutibles de la revolución americana, durante una reunión cuyos fines eran discutir la forma más conveniente de gobierno para los flamantes estados americanos. En “La tentación” hay una mirada particular sobre la relación entre Manuel Dorrego, hombre de claros objetivos federales; y el embajador de Inglaterra, Lord Ponsomby, representante en nuestras tierras del mayor imperio de aquel siglo.
La excusa argumental de “La decisión” es una imaginaria aparición del fantasma de Leandro Alem (Daniel Dibiase), fundador de la Unión Cívica Radical, en el preciso momento en que el senador Lisandro de la Torre (Aldo Pastur), célebre por su oposición al comercio monopólico de las carnes argentinas por parte de los frigoríficos ingleses, se debate ante la idea del suicidio.
Durante el diálogo ficticio de estos políticos de raza aparecen cuestiones vinculadas a diferentes aristas del pasado. Alusiones a la llamada Revolución del Parque, liderada en 1890 por Alem; el ofrecimiento del militar golpista José Félix Uriburu a De la Torre para que formara parte de su gobierno de facto; el duelo de esgrima con Hipólito Yrigoyen a quien el legislador acusaba de ser “una influencia hostil”; y otros temas y menciones de nombres que viran la propuesta hacia una tendencia didáctica.
De todas formas, el dramaturgo destaca, principalmente, la importancia de una posición ética, no sólo ante la función pública sino ante la vida. No en vano, ambas figuras, terminaron con sus vidas por conservar sus valores y dignidad ante el envilecimiento y la corrupción que los rodeaban.
En un ámbito apenas sugerido con muebles de época, Gerardo La Regina dirige prolijamente al par de convincentes actores. Ambos caracterizan con sincera entrega a estos seres que parecen haber descendido en la estación equivocada.