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Estamos rodeados

Brasil, Chile, Perú y Paraguay, en lo peor de la pandemia. Mala gestión, relajamien­to de los cuidados. Qué hará la Argentina.

- ANDREA GENTIL agentil@perfil.com @andrea_gentil

La temible segunda ola parece ya estar a las puertas de América del Sur. Los países vecinos de la Argentina están viviendo un aumento en la cantidad de casos de Covid-19 como nunca antes (caso de Brasil y Paraguay), o similar a la que experiment­aron en junio y julio (casos de Chile y Perú). Y esto se da incluso con las campañas de vacunación ya comenzadas y ya a la entrada del otoño. ¿Por qué? ¿Qué es lo que está sucediendo? ¿Puede la Argentina evitar o al menos demorar caminar por un sendero similar?

La situación de Chile es, a primera vista, paradojal. Además de una cantidad de nuevas personas detectadas con Covid-19 más elevada que la registrada en los peores meses del invierno, el país tiene una ocupación de camas de cuidados críticos que llega en ciertas zonas al 95 por ciento. Es decir, el sistema sanitario está saturado, estresado, al borde.

Y sin embargo, Chile es el país de América latina que más cantidad de vacunas contra el coronaviru­s SARSCoV-2 ha aplicado: alrededor de una cuarta parte de la población chilena ha sido vacunada (el total de ciudadanos de la nación trasandina es de 19 millones). Y la mitad de los inmunizado­s tienen 60 o más años.

Sin embargo, los cuidados de la población para prevenir los contagios se relajaron mucho. El Colegio Médico de Chile advirtió en la última semana que el sistema de permisos para salir de vacaciones que implementó el Gobierno chileno en el verano "fomentó el aumento de los contagios". Entre 4 y 5 millones de personas se movilizaro­n por el país, fruto de las aperturas. Pero eso no es todo.

En realidad, Chile nunca logró (y sus autoridade­s sanitarias no lo buscaron) aplastar la curva de contagios del coronaviru­s pandémico. Lo que hubo fue una baja de nuevos casos, que se mantuvo en una meseta alta. Verano. Relajamien­to de los cuidados. Entrada de nuevas variantes del coronaviru­s, más transmisib­les.

A esto se suma que la vacunación se realiza sin una campaña de salud que deje en claro que vacunarse no es colocarse un traje blindado, sino que es imprescind­ible continuar con el uso de barbijo bien colocado, guardar distancia física de dos metros con otras personas, ventilar los ambientes cerrados. Y el efecto de las vacunas no es inmediato: la elaborada por el laboratori­o chino Sinovac, que es la que más se está aplicando

en Chile, consta de dos dosis, con al menos 21 días de diferencia. El efecto protector aumenta recién a lo largo de la segunda semana de colocada la segunda dosis. Es decir que hasta ahora solo un 5% de la población vacunada está inmunizada, y la eficacia de esa vacuna, además, es del 52% en lo que a reducción de casos graves y muertes se refiere.

De manera que el actual Chile, con su sistema hospitalar­io colapsado, parece ser un mix de realidad biológica compleja con comportami­entos sociales poco inclinados a los cuidados y decisiones gubernamen­tales de aperturas en un contexto sanitario frágil.

BRASIL. La situación en el país gobernado por Jair Bolsonaro es desesperan­te. Solo en la última semana los nuevos fallecimie­ntos superaron la cantidad de 13.000 y se sumaron más de 470.000 casos, de acuerdo con el monitor de la pandemia creado por la Johns Hopkins University. En 22 de los 26 estados de la nación la capacidad hospitalar­ia está casi colmada (incluso en las clínicas y sanatorios más elegantes, se ubica en entre el 85% y el 100% de ocupación), la variante P.1 descripta en Manaos (capital del Amazonas) ya se extendió por todo el territorio y no hay organizaci­ón desde el gobierno para ordenar lo que sucede en esa extensa y muy diversa geografía.

Esa variante, la P.1, ha sido caracteriz­ada por los científico­s como más contagiosa, con lo cual lleva a un aumento de contagios y de muertes. Pero, sobre todo, y aún cuando faltan estudios para tener la certeza, la hipótesis de los especialis­tas es que puede eludir el efecto inmunizado­r de al menos algunas de las vacunas actualment­e disponible­s contra la Covid-19. Datos preliminar­es de algunos estudios indican que esta variante podría ser hasta dos veces más contagiosa que el virus original, y que además sería capaz de evadir la inmunidad adquirida por una infección previa, aumentando el riesgo de reinfecció­n hasta en un 60%.

Jair Bolsonaro acaba de designar al cuarto ministro de Salud en lo que va de la pandemia, y desde el primer caso registrado en Brasil negó la gravedad de la situación, casi la existencia misma del coronaviru­s, y estuvo en contra de articular una acción central para contener el avance de los contagios y muertes. No solo eso: se opone a las medidas más básicas de prevención, rechazando el uso de barbijos, el aforo para reducir cantidad de personas en comercios cerrados, y el distanciam­iento social.

Cada Estado brasileño, de alguna manera, tuvo que ir por las suyas y así fue como algunos optaron por ciertas medidas para restringir la circulació­n de personas (con el objetivo de frenar los contagios) mientras que otros no tomaron medida alguna.

A eso se suma que la decisión de comprar vacunas se tomó tarde y recién en las últimas semanas comenzaron a llegar dosis, cuando el país ya es el segundo en cantidad de casos y decesos, detrás de los Estados Unidos. Actualment­e, solo el 1,4% de la población brasileña ha sido vacunada.

Desde la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) se viene advirtiend­o

sobre la situación de Brasil, especialme­nte por el impacto que la misma podría tener en toda la región. Thedros Adhanom, director general del organismo, fue terminante: “Brasil es vecino de casi todos los países de América del Sur, que están mejor en términos epidemioló­gicos. Pero si la situación continúa siendo grave, esos países vecinos se verán afectados, e incluso podría ir más allá. La situación es profundame­nte preocupant­e y las medidas que se deben tomar deben ser lo más serias posibles para lograr un progreso significat­ivo”, advirtió.

PERÚ Y PARAGUAY. Mientras tanto, y aunque no alcance las proporcion­es de lo que sucede en Brasil, tanto Perú como Paraguay están viviendo un empeoramie­nto notorio de la situación. En el primer caso, se tomaron medidas sanitarias como cuarentena­s y aislamient­os (de hecho, a los 10 días del primer caso se decretó una), pero en la actualidad el exceso de muertes por millón de habitantes es muy alto (es decir, aquellos fallecimie­ntos que se estima están relacionad­os con la pandemia). También en Perú los hospitales y clínicas están colapsando, dentro de un sistema de salud con muy pocas unidades de terapia intensiva: 1.656 UTI para 33 millones de habitantes.

La vacunación en Perú comenzó en febrero, pero los casos de corrupción que llevaron a la destitució­n de un presidente y a la puesta en funciones de cuatro ministros de salud diferentes en el último año, no ayudan a mejorar la situación causada por el coronaviru­s.

Durante meses, Paraguay pareció poder surfear exitosamen­te el tsunami sanitario y económico que implicó la pandemia causada por el SARS-CoV-2. Pero ahora la situación en el país es radicalmen­te la opuesta: faltan medicament­os básicos y la mayoría de las cirugías que no son de emergencia han sido suspendida­s por falta de insumos. En un país de 7 millones de habitantes, hasta el cierre de esta edición solo se habíana recibido cuatro mil dosis de la vacuna SputnikV y una donación de 20.000 dosis de la vacuna fabricada por Sinovac.

Hay protestas en las calles contra el gobierno de Mario Abdo Benítez mientras la cantidad de nuevos casos confirmado­s se duplicó en menos de un mes, alcanzando niveles nunca visto antes.

¿Y LA ARGENTINA? El país está en una meseta alta, con un promedio de casos nuevos que ronda los 6.742. Muy alto si tenemos en cuenta que varios países de Europa, antes de la segunda ola que arreció entre diciembre y enero, estaban en números muchos más bajos que ese. La vacunación comenzó pronto y va aumentando en intensidad, pero sigue siendo baja. Y, de alguna manera, es un país rodeado de situacione­s epidemioló­gicas muy complejas.

“Tal vez sea necesario cerrar las fronteras por un tiempo, como medida concreta, pero dudo que sea muy efectiva. Eso sí: si se toma una acción como ésta, hay que tomarla a fondo. Eso de reducir "un poco" los vuelos y el tránsito no tiene sentido”, opinó el ex secretario de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein, en su cuenta de Twitter.

Por lo pronto, la ministra de Salud de la Nación Carla Vizzotti, no cree que cerrar herméticam­ente todo sea una solución. Sí testear, controlar, aislar a los recién llegados. “Porque si un vuelo se cierra, siempre se puede triangular el viaje, ya nos pasó en la pandemia de gripe H1N1 del 2009”, recordó, en un encuentro con periodista­s científico­s del que participó NOTICIAS.

Hasta el cierre de esta edición, el Gobierno analizaba qué medidas tomar, y uno de los ejemplos a considerar era el de Canadá: solo permite el ingreso de viajeros por razones esenciales (no turismo, por caso), y tanto los tests de PCR como el alojamient­o durante el aislamient­o son gastos que corren por cuenta de la persona que llega al país.

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 ??  ?? MÁS CONTAGIOS, MÁS MUERTES. En Perú, Brasil y Paraguay los sistemas sanitarios están al borde del colapso. Mientras, Chile vacuna, pero no alcanza.
MÁS CONTAGIOS, MÁS MUERTES. En Perú, Brasil y Paraguay los sistemas sanitarios están al borde del colapso. Mientras, Chile vacuna, pero no alcanza.
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EUROPA. En Italia hay una cuarentena estricta en puerta. Y los enfermos de Covid19 en París muchas veces no encuentran lugar en los sanatorios.
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Las demoras en la producción se repiten, y la Argentina no es ajena al problema.
FOTOS: VACUNAS. Las demoras en la producción se repiten, y la Argentina no es ajena al problema.
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FALTANTES. En diversos países de América latina, además de cupos para internació­n en las unidades de cuidados intensivos, hay escasez de oxígeno y medicament­os.

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