Poné la casa en orden
El Rojo lleva cinco partidos sin festejar de local y tiene que dejar atrás la semana más difícil desde el ascenso. Milito se juega mucho.
El reloj sigue corriendo. Hace 11 días que no se escucha ni una palabra de algún jugador de Independiente. Y tanto silencio ya se torna estridente. Llegó la hora de que los futbolistas comiencen a dar respuestas, aunque no necesariamente en la sala de prensa. Puede sonar trillado, pero este es el momento de que lo hagan en la cancha. El vicepresidente, Noray Nakis, un abonado a las declaraciones intempestivas, esta vez estuvo muy atinado: “Si estás a muerte con el técnico lo tenés que demostrar en el campo de juego, no adelante de los micrófonos”. El Rojo precisa dejar atrás la semana más difícil desde que consiguió el ascenso a Primera. Y existe una sola receta para lograrlo: ganar. La lapidaria derrota frente a un Racing (0-3) que literalmente superó a Independiente desde el primer minuto, fue un golpe que dejó devastado a un plantel que ya venía siendo castigado por los silbidos de sus propios hinchas. Por lo que se percibe en las redes sociales, las reservas de paciencia de la gente parecen haberse agotado. Y lo más probable es que el ambiente en el Libertadores de América sea hostil si el desarrollo del partido no es favorable para el equipo de Milito. Independiente no sólo está obligado por las urgencias. La presión será aun mayor ya que Gallardo rotará jugadores, por lo que las obligaciones recaerán sobre las heridas espaldas de los futbolistas del Rojo, que no consiguen un triunfo de local desde hace cinco encuentros (Ver ¿Te acordás?), con tres empates y dos derrotas. Son además cuatro los partidos que lleva el equipo sin ganar, con dos igualdades y dos caídas. “La serie de clásicos nos va a demostrar para qué estamos”, le había comentado Tagliafico a Olé antes de enfrentar a San Lorenzo (1-2). Independiente, que no ganó ningún derby en lo que va del año (empató dos y fue derrotado en cuatro), cayó en los dos primeros clásicos de una serie de tres que finalizará hoy. Milito ya no tiene inmunidad total contra los cuestionamientos de los hinchas. Las críticas empezaron a golpearlo y es una incógnita cuántas piedras más podrá soportar el paraguas protector de su idolatría. El técnico, quien había presentado la renuncia tras la derrota ante la Academia, decidió continuar en su cargo porque lo convencieron los dirigentes. Hoy, el Mariscal se juega mucho: si Independiente no le gana a River, nadie debería sorprenderse si a fin de año decide marcharse del club.