Piel de Cuervo
El Ciclón le rindió homenaje a Chapecoense: sus jugadores salierervo n al campo con las camisetas que cambiaron en las semifinales. Luego, con carácter y fútbol, ganó y sigue prendido arriba.
HABLAMOS BASTANTE EN LA SEMANA PARA SUPERAR EL MOMENTO ENTRE TODOS. HOY LOS JUGADORES ESTABAN TOCADOS. ES IMPOSIBLE NO ESTAR PENSANDO EN TODO LO QUE VIVIMOS: CUANDO CAMBIARON LAS CAMISETAS Y ESTOS ÚLTIMOS DÍAS TERRIBLES...”. Aguirre contó cómo sintió el Ciclón la tragedia.
Es posible sacarle una foto al dolor. El silencio se puede escuchar mientras la garganta se contractura, se desata y se vuelve a anudar. Nadie habla. Si los teros de Bahía Blanca entendieran de qué se trata, también callarían por un minuto. Se plegarían al homenaje de los veintidós tipos que están parados en el corazón del Carminatti. El aplauso de los hinchas (todos) es una ofrenda de respeto. Un modo de honrar a esas once camisetas que envolvieron por un rato a otros jugadores, y no a sus dueños. Un gesto que quedará en la memoria colectiva del fútbol: San Lorenzo despidiendo a Chapecoense vestido con las remeras que sus jugadores intercambiaron en las semifinales de la Sudamericana. Una decisión tomada durante la semana, después de días de charlas de vestuario y de WhatsApp, de lágrimas y pesar. Es un abrazo colectivo para aquellos que serán recordados eternamente como campeones. Olimpo y San Lorenzo se fusionan en un poster que une: juntos, los planteles posan para los flashes. Luego, los hombres de Boedo quedan solos, formando un semicírculo y escuchando el respeto. Mussis mira al cielo luciendo el buzo flúo de Danilo. Sebastián Blanco y Ortigoza, a su lado, hacen fuerza para no llorar, aunque les cuesta horrores. Los lagrimales de Emmanuel Mas, en el centro de la fila, ya se rindieron. Belluschi y Corujo reflexionan mirando a la hierba; Blandi, observa lo más profundo de su ser. Nico, quien más tarde celebraría el gol del triunfo, usa la camiseta de
Neto, quien le había pedido la camiseta cuando apenas iban unos minutos del partido de semifinales en Brasil. Hoy, el brasileño la sigue luchando. La suelta de una paloma blanca, símbolo inequívoco de la paz, cierra el acto que dura apenas minutos, pero que en Twitter gana retuits en la Argentina, en Brasil, y en el mundo entero. “Qué fuerte y emocionante ver a los jugadores de @SanLorenzo con las camisetas de @ ChapecoenseReal”, subió Marcelo Tinelli a su cuenta, sumándose al respeto. La epidermis se erizó. Hubo piel de Cuervo. San Lorenzo jugó ante Olimpo con esa carga encima. Dejó el cuero en cada pe- lota. Necesitaba reponerse de los golpes, aunque los sopapos futbolísticos resulten una nimiedad al lado de los verdaderos problemas. Lo logró. Cauteruccio construyó desde los cimientos el 1-0, Blandi cabeceó para sellar el triunfo y Torrico, en el final, sostuvo la victoria y la posibilidad de quedar ahí nomás del líder, Estudiantes. Pero el 2-1 será estadístico. Nadie recordará cómo salió el partido. Sí, en cambio, se evocará por muchos años el homenaje de esos once tipos que lucieron otra camiseta, que por un momento cambiaron su piel futbolera para que nadie olvide a los verdaderos campeones.