No faltó nada ni nadie
Mientras Carlitos Tevez se adapta a los nuevos desafíos del Mao Tsé Tung Fútbol Club y se alista para ligar de rebote la Tercera Guerra Mundial entre el ejército más numeroso del mundo y el Imperio gobernado por un muñeco marca Marvel, nosotros -humildemente- nos preparamos para ver Boca-Estudiantes en una hermosa noche marplatense de 30°C a la sombra. ¿Por qué al autor de esta columnita no fue a la cancha estando en la ciudad de los alfajores Havanna? Porque prefirió la observación televisiva más el asado y predicar con el ejemplo a las nuevas generaciones: dos placeres son mejor que uno. La incógnita del partido era qué iba a hacer Guillermo para restaurar un equipo al que le faltaba su figurita difícil. La opción que eligió fue inteligente: si sale Tevez, que entre Centurión, el gladiador pop que nos quedó y que tal vez sea capaz de cargarse sobre sus hombros manieros el peso del juego y la camiseta número 10 que, como sabemos, es de plomo. En cuanto a las disposiciones ideológicas, las cosas no cambiaron. Boca es vertical, y salió a ratificar su formato. La primera prueba falló: el chico Solís intentó atacar por su franja a lo loco, perdió la pelota y Estudiantes tuvo su posibilidad perdida en una contra. La segunda tuvo más fortuna. Centurión se filtró por un nido de piernas bilardistas entre la medialuna y el punto del penal y el fuego amigo de Diarte, que venía cerrando, lapidó a Andújar (sí, a Andújar) justo cuando hubiera querido salvarlo. El 1 a 0 llamó al 2 a 0, que le debe todo a un
cabezazo fatal de Bou al ángulo, orientado por el radar que tiene en la nuca. A partir de ahí, Gago y Pérez tomaron la cancha como un patrimonio compartido y Boca voló hacia Andújar a través de Pavón, Centurión y Solís. Si en el segundo tiempo los números no se inflaron fue por obra del azar o la mala puntería. El dominio fue notorio mientras Estudiantes se defendió con sus once, y total cuando se fue expulsado Umeres. Como es el primer partidoentrenamiento del año no vamos a alardear, pero la impresión fue que a Boca no le faltó nada ni nadie. Se movió con la memoria emotiva y táctica del último trimestre del año pasado, buscó y encontró con rapidez su primer gol y le dio una forma sólida a un triunfo que se quedó corto en el resultado.
Centurión es el gladiador pop que nos quedó y quizá sea capaz de cargar la 10.