El buen River del segundo tiempo fue perjudicado por los árbitros: un gol mal anulado y el foul previo al 0-1 que no fue. Mora y Mayada, claves en la levantada.
Si hubiera sido un partido por los puntos, estaríamos hablando -durante varios días- de las fallidas actuaciones de Vicent Apple-Chiarella y de su ayudante Esteban Rosano. Arbitro y juez de línea que perjudicaron a River al cobrarle un foul que no hizo a Martínez Quarta (de ahí vino el tiro libre del 0-1) y al marcarle offside a Mora (estaba habilitado), quien convertía el 1-0. El fútbol es así, claro. Y si de fútbol hablamos, es lógica la rabieta de Gallardo por un primer tiempo descartable, en el que su equipo careció de la tan mentada mentalidad para afrontar cualquier partido. Consecuentemente, no tuvo juego ni sociedades ni casi nada en el regreso -huele a definitivo- de la línea de cuatro en el fondo. Después sí emergió el River que quiere el Muñeco. Sin ser ninguno de los que distinguieron este ciclo, tuvo cositas de todos. Generación de variadas chances de gol, contagio, determinación, una idea llevada a cabo, desborde, desmarques y superioridad manifiesta sobre el rival. Le faltó que le dieran un gol legítimo, ser más eficaz y que Nené (a los 35 años todavía desparrama clase) no clavara ese zurdazo contra un ángulo de Batalla. A una semana de un superclásico y a 14 días de otra final, en este caso con Lanús por la Supercopa Argentina, River vuelve de Estados Unidos con un triunfo, un empate y una caída. Y más que nada, con la sensación de que lo que hizo en la parte final contra el Vasco da Gama es el camino a seguir. Ya sea con Moya o con Andrade (a ambos chiqui- tines les costó), volvió el enganche. Aunque más que nada, lo que regresó en ese período en el que abundaron las llegadas al arco del uruguayo Silva fue la idea, esa prepotencia futbolística que pretende Napoleón. Fue importante, en ese sentido, el ingreso de Mora porque se mostró, buscó y generó espacios y llegó de manera repetida a posición de gol. Resultó el revulsivo este uruguayo que quiere ser titular de nuevo y lo manifiesta donde debe: en la cancha. También pesó el ingreso de Mayada, más ocho que Arzura por cuestiones genéticas, rápido para todo: hasta para tirar afuera un remate franco. A partir de ellos, se movilizó todo el equipo y debió convertir más de un gol. Si no lo hizo, el lamento es momentáneo porque se trata de un amistoso (más allá de la ambición de ganar siempre, claro). Lo concreto, por encima de todo, es que en Núñez no se enojaron por los fallos arbitrales. Y vos tampoco, Donald, no te enojes. Mirá que esto es fútbol (nada de soccer)... Pero a River le hicieron Trump.
POR MI PARTE, NO CREO QUE HAYA SIDO FALTA PORQUE VOY A LA PELOTA. PERO BUENO, SON COSAS QUE PUEDEN PASAR EN ESTE TIPO DE PARTIDOS... LO BUENO ES QUE A NIVEL GRUPAL MEJORAMOS EL JUEGO EN EL SEGUNDO TIEMPO Y HAY QUE SEGUIR ASI”. Martínez Quarta, sobre la (no) falta previa al 0-1.