Banfield recuperó fuerzas justo antes del clásico contra Lanús: con un Cvitanich determinante, el Taladro remontó el resultado ante Unión y cortó la sequía 2017.
qué es un salto tremendo de calidad para un equipo que está en la búsqueda de rearmarse tras las salidas de Erviti y Silva, su dos figuras. En base a su jerarquía, los de Falcioni se repusieron de las dos derrotas en el arranque de 2017 (2-0 con Boca y 1-0 frente a Olimpo), lograron dar vuelta la taba contra Unión y llegan al clásico con la flechita de la moral mirando hacia arriba. Ahora, más allá de la intimidante presencia de Cvita y las soluciones que aporta desde su olfato, técnica y sabiduría del puesto, Julio César deberá entender que, si bien se entienden los motivos que llevan a que su equipo todavía no tenga la firmeza que mostró en el final de 2016 (había terminado ganando los últimos cinco encuentros), lo que no puede permitirse, y mucho menos frente al Grana, es que sus muchachos salgan a la cancha mirando pajaritos. Ni cinco, ni 15 minutos, como ocurrió ante el Tatengue. En ese lapso en el que el local no hizo pie, Unión lo vacunó y pudo haberle pegado un par de cachetazos más si no fuera por la impericia de sus hombres de ataque para definir. Hasta que Darío dijo presente y arregló todos los problemas, el Taladro la pasó mal. Con la ayudita de dos centrales que no dieron el piné, el ex Boca resolvió los asuntos pendientes que tenía con el arco para el 1-1, asistió a Bertolo y le dio paz a una parte del Sur y miedo a la otra. Y, sobre todo, le aportó Cvitamina a un Banfield que venía débil.