El Racing positivo fue el invitado sorpresa

Teníamos todo para festejar el cumpleaños 114: celebración en casa con nuestro Cilindro todo-luz, retoques en la lista de invitados para que no nos arruinen la fiesta como hace una semana en Córdoba y nuestro técnico-organizador avisando que para disfrutar debíamos reinventarnos. El clima era inmejorable y todo el primer tiempo hicimos lo que quisimos y no les dejamos agarrar la pelota nunca. Pero Godoy Cruz no nos hizo ni un regalito sino al revés, bien avaro, se quedó atrincherado y nos costó tres, cuatro claras de gol y un arquero –el invitado mala onda que nunca falta- que fue Rey del área. Pero si bien merecimos otra vez no tuvimos la puntada justa y ellos terminaron esos 45’ con un cero que los premiaba en vez de castigarlos por lo poco que aportaron. Ya en el segundo, cuando estábamos desmoldando la torta y prendiendo las velitas, se nos soltó un Correa y sonó el timbre: era el invitado fantasma, el viejo La Pantera se Racing, que nos molestó casi veinte minutos, qué puso la fiespesado, trajo los antiguos ta al hombro murmullos, el nerviosismo y hasta no nos quería y gritó feliz dejar descorchar el chamcumpleaños. pán ni distribuir las porciones. En medio de ese desconcierto impensado, cuando parecía que la fiesta iba a ser pura melancolía y nadie parecía saber cómo levantar el muerto, uno de los invitados, al que los dueños de casa llamamos La Pantera, se puso la fiesta al hombro, cuando ni los Panchos salían bien, y contagió a otro, un tal Pulpo que espantó a los mala onda y nos regaló la primera sonrisa. La tal Pantera tumbó al Rey que osaba reinar en nuestro reino. Bou había dejado listas las copas y sirvió el champán, y antes de que el día terminara, de que se esfumara el posible festejo, gritó feliz cumple, y nos hizo brindar a todos, mostrando que tenía guardado al invitado sorpresa: el Racing positivo. Gracias Pantera. ¡Feliz cumple, Acadé!