¡Dio lástimao...!
Corinthians mostró su impotencia cargando contra el árbitro, que estuvo correcto en las dos expulsiones.
La del final fue la imagen más cabal de la impotencia: todos los jugadores del Corinthinas, titulares y suplentes, reclamándole al árbitro Leodan González quién sabe qué. Porque el pito uruguayo estuvo acertado en las dos expulsiones, una por la tremenda plancha de Rodriguinho contra el Pulpo González y la otra por un fuerte foul de Jo ante Solari que derivó en la segunda amarilla del delantero.
En todo caso, los brasileños deberían haberse ido al humo contra Rodriguinho, quien en un acto de enorme irresponsabilidad le dejó los tapones marcados a la altura de la ingle al volante de Racing en su primera intervención en el partido, apenas dos minutos después de haber ingresado.
Si bien lo de Jo no fue tan violento, no admitió discusiones: un rato después de una carga temeraria frente a Brabieri se le tiró con todo a Augusto y dejó a su equipo con nueve y con una enorme dosis de furia.
La bronca del Timao, en todo caso, debería haber encontrado sus razones en la falta de variantes para generarle alguna situación a un Chila Gómez que tuvo una noche más que tranquila. En un partido quenchi quenchi de principio a fin que además de las dos rojas tuvo seis amarillas, hubo cruces entre Licha Lopez y Romero, González y Gabriel, Vittor y Kazim y demás. Como dijo el Chino, “dimos y recibimos”. Aunque al final, las lágrimas terminaron siendo sólo brasileñas.