DE TAL PALO A PALO
Ezequiel Navarro Montoya siguió los pasos de su papá: hoy ataja en Guaraní Antonio Franco y cuenta que sueña con algún día defender el arco de Boca. “Si lo comparo conmigo a los 19 años, es mucho más arquero que yo”, dice el Mono.
De tal palo tal astilla, dice el dicho. Y los Navarro Montoya lo siguieron a rajatabla. Ezequiel, hijo del histórico arquero de Boca, tomó la posta y hoy elige defender una tradición familiar que comenzó con su abuelo Ramón (atajó en Huracán). Formado en España, el monito atajó en las juveniles del Rayo Vallecano y arribó al Federal A para ponerse los colores de Guaraní Antonio Franco. Diferencias y similitudes, sueños y desafíos, esto le contaron a Olé papá Carlos y su heredero...
-¿Pesa como arquero llevar el apellido Navarro Montoya en la espalda?
Ezequiel: La verdad que no, al contrario, para mí es estimulante. Me supone un orgullo enorme, es un honor defenderlo y seguir el legado.
Carlos: Y para mí es una felicidad muy grande. Es la tercera generación de arquero-jugador de la familia...
-Del Rayo Vallecano, en España, a Guaraní Antonio Franco. ¿Cómo fue ese cambio?
E: Lo vivo como un desafío. Me sirve para crecer, para seguir formándome y aprendiendo, y creo que llegué al lugar indicado para eso.
C: Yo valoro el esfuerzo que hizo, fue una decisión importante la de iniciar su carrera profesional, porque en España estaba en una división juvenil y esto significó salir de su zona de confort. Me alegra que haya querido pegar el salto. Tiene un torneo muy duro y competitivo por delante que va a ayudarlo mucho a madurar.
-¿Hay muchas charlas y consejos entre padre e hijo arqueros?
E: Sí, para mí es un lujo. Cuando tengo alguna duda, creo que no tengo mejor maestro para consultar que mi papá. Recuerdo que cuando apenas empecé a atajar me dijo que disfrutara de los entrenamientos y que cada pelota sea una final.
C: Yo le voy inculcando los secretos del puesto. Creo que no hay satisfacción más grande como padre que compartir esto con él. Además, voy a verlo bastante seguido. También a los entrenamientos, justamente. Para mí son una faceta del jugador que es fundamental, ahí se forman y se educan. Yo trato de darle mis consejos, mis opiniones para ayudarlo a formar su impronta, su estilo, sus formas...
-¿Tienen estilos parecidos? E: Yo creo que sí, sobre todo por la personalidad. Creo que ahí es donde más nos parecemos. También jugar adelantados, el manejo de los pies, los reflejos y la velocidad. Pero sobre todo el carácter.
C: Yo sumo técnica y lectura de juego. Para nosotros, atajar es el último recurso, porque somos más bien arqueros intelectuales, que se anticipan a lo que puede suce- der en un partido. No es fácil, porque hay que practicarlo y llevarlo al campo de juego. Es algo que se asimila desde pequeño. A mí me sirvieron mis ejemplos, mi papá y el Loco Gatti, y ahora trato de transmitírselo a él.
-¿Y hay algún plus que tenga Ezequiel que quizás lo diferencie de vos? C: Creo que el juego extraordinario con los pies que tiene. Es realmente excepcional. Es zurdo y posee una técnica muy depurada. La verdad es que si lo comparo conmigo a los 19 años, reconozco que hoy Ezequiel es mucho más arquero que yo.
-Falta que siga con la tradición de los buzos... E: Siempre fui de vestirme como yo quería, así que no descartaría la idea de que, quizás, un día se me cruzan los cables y me hago un buzo para mí, jeje.
C: ¡Como un digno heredero! Seguramente con sus propios diseños. Para mí sería un placer. .
-¿Te imaginás, en un futuro, defendiendo el arco de Boca como tu papá? E: Sería un sueño. Desde que tengo uso de razón soy hincha de Boca, así que uno de mis máximos objetivos sería defender ese arco tan grande.
-¿Y papá cómo lo ve?
C: Todavía tiene mucho que aprender, pero por su genética y su estilo, yo creo que va a estar preparado. Sería un orgullo para mí.
“YO LE VOY INCULCANDO SECRETOS DEL PUESTO”, DICE PAPÁ.