TREMENDO ANIMAL DEL ÁREA

Boca aplastó a los pibes de Vélez. He ahí un tema en sí mismo: a este paso da la sensación de que se disparará de tal modo que ganará el campeonato al galope. Pero no es más que una sensación que las circunstancias invitan a hacer constar e instalar en la agenda. Punto y aparte. Lo que nada tiene de sensación, puesto que se revela como un existente a la vista de quien pueda, sepa y quiera apreciarlo, es la dimensión que día a día y partido a partido consolida Darío Benedetto.

Mañana, por ejemplo, se cumplirá un año de su triplete a Quilmes en una tarde de singular inspiración. Honremos la coincidencia: metió un taco desde lejos que dejó parado al arquero César Rigamonti y nos impulsó a preguntarnos si un tipo con semejantes destrezas podía llegar lejos en un grande, como Boca, en cuya historia constaban más de cuatro goleadores fugaces. Golondrinas de menos de un verano. Hoy, cuando ya se puso la camiseta xeneize en 36 partidos, convirtió 31 veces y en 2017 dispone de un promedio similar al de tremebundos animales del área como el uruguayo Edinson Cavani, el inglés Harry Kane y el mismísimo Lio Messi, el Pipa de Berazategui ha convencido a todas las parroquias. Hasta las más incrédulas y severas. Hasta las que son capaces de dudar de la nobleza de Peter Pan.

A juzgar por esta temporada y fracción en La Boca, a Benedetto no hay con qué darle. Va bien arriba y sabe mucho por abajo, sale de la troya, no se le caen los anillos si debe jugar para sus compañeros, la pelota no le rebota y las piernas no le tiemblan si sus marcadores raspan tupido. Puede definir de primera, de segunda o de tercera, por olfato, por ubicación o por iluminación. Tiene pocos problemas de perfiles y ninguno para aparecer y facturar en frío o en caliente. Que Jorge Sampaoli haga lo que quiera, pero Benedetto es un 9 fabuloso.