Mareado de impotencia
Luna se perdió el gol del triunfo, pidió el cambio y se lo vio abatido en el banco: “Me sentía mal”.
Quedó boca arriba, buscando aire como jubilado que acaba de correr el colectivo. En principio pareció solamente un gesto de agotamiento con una mezcla de impotencia por la clara oportunidad que acababa de desperdiciar en los minutos finales del partido. Sin embargo, Carlos Luna pidió el cambio inmediatamente y se sentó en el banco con un notorio gesto de preocupación y tristeza...
Es cierto que la situación de gol que acababa de perder el Chino daba para lamentarse, ya que Tigre podría haber sumado tres puntos valiosos y el delantero se habría sacado las ganas de festejar. Pero en un delantero con la experiencia del 7 de Tigre, de 36 años, y que las ha pasado todas en su carrera, es llamativo que dramatice tanto, casi al punto de romper en llanto, por un gol errado que tampoco se debió a un error grosero del Chino.
Luna se sentó en el banco y clavó su mirada en el piso. En la jugada en cuestión, el delantero giró su rodilla izquierda en forma forzada y en ese movimiento se pudo haber producido una lesión, pero el jugador no recibió atención médica en ningún momento luego de pedir el cambio y tampoco se tomó su pierna con evidentes gestos de dolor.
“Estaba mareado. Pedí el cambio porque me sentía mal”, explicó el Chino después del partido, para dejar tranquilos a todos los hinchas de Tigre que se habían retirado del estadio preocupados por el estado del emblema del equipo.