Olé

DOBLE DE RIESGO

Independie­nte no fue el protagonis­ta de siempre, se notaron las ausencias y Tigre le frenó el carro. La Superliga así se desvanece.

- POR HÉCTOR SALERNO hsalerno@ole.com.ar SIGUE SIGUE

De lejos no te das cuenta de la diferencia. Pero un primer plano te puede convertir al príncipe en sapo. Un doble de riesgo fue este Independie­nte que rearmó Holan. No fue el protagonis­ta de siempre. Y no tuvo a varios protagonis­tas que suelen darle el salto de calidad. Las ausencias debilitaro­n la producción habitual de juego que suele generar el Rojo. Lo frenó un Tigre de triple corazón para meter, para presionar, para tacharle la doble ilusión con la que llegaron los de Avellaneda. Porque aunque al Diablo le queden 24 puntos en juego, dejó pasar de largo una enorme oportunida­d para pelearle la Superliga a Boca. Esta vez, el doble de riesgo no asumió ningún riesgo.

Y eso suele pagarse.

Holan tuvo que ser más un emparchado­r que entrenador. Porque tuvo que tapar baches sensibles, ya que Bustos y Meza se fueron tras el sueño de la Selección de Sampaoli, lo mismo que Campaña pero en Uruguay. Y, encima, se le lesionó Benítez. Y, pese a los movimiento­s, se notaron las ausencias, sobre todo la de los volantes. Faltó precisión, profundida­d, juego sostenido, lo que más explota el Rojo. Pero tuvo algo que vale y mucho: fue contundent­e. Tuvo una, y chau. Silvio Romero, el pase más importante del verano, se sacó las ganas de gritar. Ligó un pase exquisito de Gaibor, lo mejor que hizo el irregular ecuatorian­o. Menéndez y el Galgo Jonás aportaron ganas, aunque les faltó claridad.

Y acá es donde Tigre metió la cola. Si Independie­nte nunca se sintió cómodo, fue porque el Matador hizo un enorme desgaste. Prediger y Menossi metieron pierna a lo loco y liberaron los caminos para que Pérez García y Cachete Morales tuvieran comodidad. El equipo de Ledesma ganó el medio, zona neurálgica, porque corrió más, presionó mejor y porque el Rojo no fue ese equipo que suele asfixiar. Y pudo haberlo empatado antes, sobre todo con un mano a mano que González. Lo bueno es no aflojar. Por eso Tigre pudo llevarse algo. Mucho para lo que pelea. Poco para todo lo que dio en la cancha. Siguió con la presión alta y el dominio, ni siquiera ayudó la mano que metió Holan (mandó a Nico Domingo entre los centrales). Un jugadón de ocho toques, y una gran definición de Fede González, le dieron el empate al dueño de casa. Luego, el Chino Luna se comió un gol tan insólito como el que falló Silvio Romero. Lo dejaron pasar de largo...

AL ROJO LE FALTÓ JUEGO: EL LOCAL LO ASFIXIÓ Y LO CONTROLÓ.

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EL ROJO TENÍA QUE GANAR PARA PRESIONAR A BOCA...
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LUEGO DE UNA JUGADA CON OCHO PASES SEGUIDOS, FEDE GONZÁLEZ ESTAMPÓ UN EMPATE MUY MERECIDO.
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