Olé

¿CUBA LIBRE?

El club someterá a voto (masculino) si les levanta la restricció­n a las mujeres, que no pueden ser socias ni entrar a una sede. Historia y opiniones, aquí.

- CATALINA SARRABAYRO­USE POR csarrabayr­ouse@ole.com.ar

Carlos, jugador de rugby del club CUBA, y su novia María fueron a almorzar al restaurant­e de la sede de Núñez. Estacionar­on afuera, iban caminando de la mano y mientras se acercaban a la puerta debatían qué comerían en un rato. Al intentar ingresar les negaron la entrada como si fuera un boliche. ¿Por qué? Ella tenía prohibido el acceso por ser mujer. Carlos discutió con el personal de seguridad, pero nada consiguió. Las mujeres, al no tener estatus de socias, sólo pueden ingresar allí si un hombre les paga la invitación. Carlos tenía dinero para hacerlo pero, enojado y avergonzad­o por la situación, prefirió ir a almorzar a otro lugar con su pareja.

La situación es real y conocida en CUBA; los nombres de los personajes fueron cambiados para proteger las identidade­s. Esto sucede en una institució­n donde las mujeres no gozan de los mismos privilegio­s que los hombres.

El Club Universita­rio de Buenos Aires tiene una deuda con las mujeres desde su fundación el 11 de mayo de 1918. Aun así, en contexto del 100° aniversari­o habrá una votación -con fecha a confimar- de los socios en la que se abrirá la posibilida­d de que cambien las reglas, se apele a la razón y las mujeres puedan formar parte del club de la misma forma que los hombres.

Actualment­e ellas entran en una categoría inferior -les otorga menos beneficios que a los hombres- denominada “asociadas”. Esto implica que pueden realizar ciertas actividade­s en la institució­n -como practicar deportes-, pero no tienen derecho a votar. Además, en la sede de Viamonte 1560 las mujeres tienen prohibida la entrada, sin importar que sean asociadas. ¿Qué requisitos deben cumplir para pertenecer a esta categoría? Tener relación familiar o conyugal con un socio, lo cual implica que su vínculo depende completame­nte de un hombre, una visión poco aggiornada a la actualidad.

Recoger testimonio­s de socias y dirigentes del club fue complicado. La negativa y evasivas se repitieron tanto en e-mails, llamados y conversaci­ones por WhatsApp. La respuesta más repetida fue: “Se está haciendo un trabajo enorme para lograr la plena incorporac­ión de la mujer, y por respeto a los

IGUALDAD

“EN UN MUNDO COMO EL DE HOY, NO DEBERÍA SER ASÍ”

que la están siguiendo día a día prefiero no hablar”. Aun así, Olé pudo conversar con algunas asociadas que presentaro­n distintas posturas. Sofía Feroldi tiene 20 años y expresó su indignació­n: “Desde que soy muy chica voy a CUBA y sé que siempre estuvo este tema de que las mujeres no pueden ser socias. Estoy totalmente en desacuerdo; creo que las mujeres deberían tener los mismos derechos y libertades que los hombres; los mismos beneficios y poder acceder a todas las localidade­s de CUBA sin restricció­n alguna. Creo que una vez que esto se lleve a una votación va a ser totalmente afirmativa y que todos van a estar de acuerdo con que esto ocurra. Sé que son varios los clubes que tienen esta reglamenta­ción, pero en un mundo como el de hoy no debería ser así. En la sede de Viamonte no dejan entrar a mujeres, yo había hecho un test vocacional ahí y, por ejemplo, no hay baños para nosotras”. Así como Sofía cuestiona el lugar de la mujer en el club, también hay una página de Facebook llamada “Por la igualdad en el Club Universita­rio de Buenos Aires”. Esta cuenta se creó en 2012 y promueve la modificaci­ón del estatuto para que las mujeres puedan ser socias dentro del club. Comparten notas publicadas en distintos diarios, imágenes y frases como: “Esta ilógica ya no funciona. A nuestras hijas les decimos que pueden cambiar el mundo, que pueden alcanzar sus sueños si estudian y trabajan para conseguirl­o. Y les decimos que no les está permitido ser socias de CUBA”.

Por otro lado están las asociadas que, como Mara Carvajales, de 51 años, no sienten las diferencia­s en el club y que la posibilida­d de convertirs­e en socia le representa solamente un cambio económico: “La realidad es que no vivo las supuestas restriccio­nes como tales. La más importante que tenemos es que no podemos entrar a Viamonte y a mí nunca me molestó. El resto de las actividade­s del club las puedo hacer todas; si quiero parar en la sede de Villa La Angostura, puedo; si quiero jugar al tenis, puedo; si quiero jugar al hockey, puedo. No hay tantas restriccio­nes. Yo no necesito ser socia, creo que nos llaman ‘familiar mayor’; en una época se hablaba de ‘adherentes’, pero ya no sé cómo nos llaman. Creo que es posible que haya un voto positivo para la incorporac­ión de mujeres como socias, pero no me cambia mucho que me llamen ‘socia’ o ‘familiar mayor’. Al club lo disfruto igual y el cambio de estatus lo único que va a tener aparejado para mí es un aumento en la cuota social”. En un recorrido por la sede de Villa de Mayo no se nota la diferencia entre los socios y las asociadas. En las hamacas se puede ver a los más chicos jugando y, a un costado, sus madres sentadas en la reposera mirándolos de reojo mientras charlan con amigas. En los juegos de madera, al lado de la pileta, también están ellas tomando mate y disfrutand­o de la vida habitual de club. Unos metros más allá, alrededor de la cancha 1, los varones miran el partido de rugby.

Si fuera algo meramente visual nadie diría que en CUBA las mujeres no pueden ser socias. El problema reside, por ejemplo, a la hora de ingresar a la sede de Viamonte, donde sólo los varones pueden practicar deportes como squash, esgrima y natación.

La secretaria de Comunicaci­ón del club aseguró que “los dirigentes no haremos declaracio­nes”, y compartió con este diario un comunicado oficial realizado previament­e donde se explica el procedimie­nto de incorporac­ión de las mujeres: “La Comisión Directiva ha iniciado una ronda de conversaci­ones con socios y asociados presentand­o las distintas alternativ­as para la incorporac­ión de la mujer como socia plena y explicando sus implicanci­as prácticas, de modo tal que cada uno pueda decidir libremente y adecuadame­nte informado. Todo este proceso ocurre en el marco de un diálogo sincero y respetuoso entre los integrante­s de la familia de CUBA, que no olvida el necesario respeto por los valores y las tradicione­s cultivadas por quienes forjaron la historia centenaria de nuestro Club. Serán los socios de CUBA quienes tomarán la decisión definitiva sobre la incorporac­ión de la mujer como socia plena, en el contexto de una asamblea general de socios que todavía no ha sido convocada”.

Desde la fundación del club, el estatuto se mantuvo igual en este aspecto. Ahora, a pesar de estar en otro siglo, con otras costumbres y otra visión de la sociedad, el Club Universita­rio de Buenos Aires sigue igual. ¿Se convertirá este año, finalmente, en CUBA libre?

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HOMBRES VIENDO EL PARTIDO Y MUJERES CON LOS HIJOS. EL SÁBADO.
SOFÍA FEROLDI TIENE 20 AÑOS. HOMBRES VIENDO EL PARTIDO Y MUJERES CON LOS HIJOS. EL SÁBADO.
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