Olé

ESTAMOS CASI AFUERA DE LA COPA...

-

Alas 2:35 del jueves sale el tren desde la estación Kurskaia. Obviamente, Nizhny Nóvgorod es el destino. Argentina se la juega ante los croatas y allá voy, sin alojamient­o, solo para ver el partido y volver. Me acompaña Mariano y una mochila con otra muda de ropa, el cargador del teléfono y dos o tres boludeces que podrían sacarme en el acceso al estadio.

Una hora y media antes de partir no hay demasiados argentinos buscando los andenes, pero poco a poco comienzan a llegar. Somos puro nervio. El calor es insoportab­le, pero para ir al baño a cambiarse hay que pagar.

A las 2:00 estamos embarcando. Compartiré el camarote con Mariano, un bahiense y un ruso que se llama Roman y que se divierte mucho con la situación. Por elegir, sin prestar atención, el número 22 -soy hincha de Gimnasia- me toca arriba. Si quiero sentarme un rato depende de la buena voluntad del de abajo, ya que los asientos se convierten en camas.

Los vecinos tienen ganas de alentar y se unen con los croatas. Les enseñan las canciones y hacen un poco de lío. Aparenteme­nte tienen vodka escondido. Yo me duermo como un chico desde las 3 hasta las 8, cuando la guarda se mete y nos despierta. Antes de salir a recorrer la ciudad le presto plata a Cristhian y hago mi buena acción del día. Al amigo de Twitter al que vi una sola vez en mi vida le robaron la billetera. Luego voy al metro, tomo café y a caminar.

Cuando me dirijo hacia el Kremlin por la peatonal todavía reina la calma. Nizhny parece pequeña pero viven más de un millón de personas: es la quinta más habitada de Rusia.

Bombardead­a constantem­ente durante la Segunda Guerra Mundial parece tener más valor histórico y cultural de lo que imaginábam­os los turistas cuando nos topamos con los tanques y la muralla.

Todos vamos hacia el mismo lado. Néstor Fabbri pasea y se saca fotos; Giusti, el Chino Tapia y Omar Larrosa saludan a los hinchas; pasa Vero Brunati y aprovecho, aunque ella no me conozca, para pedir justicia para el Topo. Juampi y Lucho, mis amigos de la Cielo, llegan con el mate. Cuando sale el sol me sacó la campera. Cuando se nubla, me la pongo. De fondo se ve el río, detrás del estadio. El Mundial es joven como para emocionars­e pero hay que ganar: se siente en el ambiente el miedo.

Los compatriot­as llegan de a decenas pero los croatas no se quedan atrás y hacia el mediodía están en condicione­s de igualar fuerzas en un duelo de hinchadas que se desarrolla sobre la peatonal. Dinamarca empata con Australia y es casi imposible especular con los cruces de octavos. Más tarde Perú se queda afuera en manos de Francia mientras hago la cola para ingresar.

El estadio, construido para el Mundial, es hermoso y predominan el celeste y el blanco. Somos locales. Ni me revisan la mochila y voy directo a buscar el vaso de cerveza colecciona­ble, con las banderitas. Casi se arma cuando quieren vender los de Corea y Suecia a unos argentinos medio borrachos. Empieza el partido.

Sampaoli movió las fichas y en algunos casos tuvo éxito. Enzo Pérez juega un gran primer tiempo y la defensa (a veces son tres, a veces son cinco) está más segura. Los europeos aguantan muy ordenados y llegan de contra abriendo la cancha. Lo extraño es que hay jugadores que decidieron no pasársela a Messi. Como si nos sobrara algo.

El ambiente en la tribuna es mejor que ante Islandia. Hay más confianza en el equipo. Sin embargo, sucede lo inesperado. Algo que nunca antes había pasado. Aunque en el primer tiempo había dado algún indicio, Caballero, el arquero que sólo Sampaoli hubiera elegido como titular, sobró una jugada de manera increíble y regaló un gol. No recuerdo algo así desde René Higuita en el ’90.

Se siente el golpe. Algunos lloramos. Otros insultan. El entrenador empieza a poner a todos los jugadores que antes no puso. Está sacado y se mete en la cancha. Messi ahora las pide todas y tampoco le sale. Ni el más pesimista hubiera pensado que esto podría pasar. Modric hace el segundo y Argentina queda con un pie afuera del Mundial.

El final es algo horrible. Nadie entiende nada. Nicolás Otamendi se quiere vengar a lo guapo. Nos hacen el tercero. No tengo fuerzas para hacer matemática­s pero todo parece indicar que a los argentinos nos sobrará más de medio Mundial. Y es casi tan feo como haber perdido la final en Brasil. Aunque esto dé mucha vergüenza, claro.

FUE CASI TAN FEO COMO PERDER LA FINAL EN BRASIL...

 ??  ?? LOS HINCHAS NO LO PUEDEN CREER... EL AMBIENTE EN LA TRIBUNA ERA MEJOR QUE ANTE ISLANDIA... CON EL 0-3 HUBO LLANTOS E INSULTOS.
LOS HINCHAS NO LO PUEDEN CREER... EL AMBIENTE EN LA TRIBUNA ERA MEJOR QUE ANTE ISLANDIA... CON EL 0-3 HUBO LLANTOS E INSULTOS.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina