Olé

¡Hicieron el agua-nte!

Miles de hinchas se bancaron el diluvio, armaron una fiesta en las tribunas y lamentaron el final.

- LEANDRO CONTENTO lcontento@ole.com.ar

Atención: se comunica al público presente que el partido ante River fue suspendido debido a las inclemenci­as climáticas. Muchas gracias”.

Isamu Kato, japonés, 32 años, fanático de Boca, hacía dos horas aguardaba por el arranque de la final junto a un grupo de argentinos en la Socios Sur. Por la mañana, en medio del temporal, había aterrizado en Ezeiza vestido de pies a cabeza con ropa del club y desde allí se había ido directamen­te a la Bombonera, donde lo esperaban sus amigos. El plan: ver el clásico con River y volverse rápido al aeropuerto para tomarse el primer vuelo con destino a Tokio, el de las 22.50, de la empresa Qatar Airways.

Alguno prendido a la radio, otro siguiendo la informació­n por las redes sociales. Los miles de hinchas de Boca que estaban

Pero llovido, inundado: el súper se suspendió, Isamu no pudo cambiar el pasaje y, para colmo, tampoco podrá ver el partido por la TV en la Bombonera sabían que había pocas -poquísimas­chances de que se jugara el clásico. Aun así mantuviero­n la expectativ­a hasta último momento, armaron su fiesta bajo la lluvia y vivieron la suspensión entre lamentos, juegos acuáticos y cánticos contra River y la dirigencia.

Desde temprano ya había varias personas en las tribunas que se bancaron porque hoy a la hora del partido estará ¡en pleno vuelo!

“Cuando escuché que la final se había reprograma­do sentí mucha lástima, pero varias horas de diluvio. Con el correr de la tarde fueron sumándose más, a sabiendas del riesgo de suspensión que había. En ese transcurso hasta que el árbitro Tobar salió a la cancha, la gente se la agarró con Angelici pero también se divirtió. Alguno se puso a chapotear en sectores inundados, otro hizo la gran Maradona DT vs. Perú, mientras el resto alentaba y saltaba. Claro, el sentimient­o no va a cambiar nunca. También va a ser una experienci­a única vivir el clásico en el aire”, le cuenta a Olé Kato, quien se hizo “enfermo” de Boca allá por principios de los 2000, cuando el equipo de Bianchi jugó tres Interconti­nentales casi consecutiv­as en Japón y en dos se trajó la copa.

Isamu es un personaje popular en las redes y en el Mundo Boca. Suele viajar a la Argentina cada vez que Boca enfrenta a River o juega alguna instancia clave de Libertador­es. Y esta vez no podía faltar: invirtió 240.000 yenes (unos 75.000 pesos) en el pasaje y voló 33 horas para alentar al Boca de Guillermo. No pudo.

Isamu sí tuvo tiempo para vivir la previa, cantar, mojarse, comerse un chori en la vereda. “Ojalá juguemos con el Madrid en Dubai. Me queda más cerca, je”, ríe el nipón. Tokio y me voy. el momento cúlmine fue cuando el juez comprobó el estado del campo. Cuando la bocha rodaba, la gente festejaba y se ilusionaba. Cuando el chileno se fijó el pique y confirmó que no había rebote, se escuchaba la decepción de la Bombonera. Con el anuncio de la voz del estadio llegó el último lamento. Igual, la fiesta siguió un rato más. Pero no se quedaron con las ganas.

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AQUÍ, CON LA AZAFATA DEL AVIÓN. VIVIRÁ EL SÚPER DESDE EL AIRE.
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MUCHA GENTE LLEGÓ TEMPRANO Y ALENTÓ BAJO LA LLUVIA.

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