“CONTENTÍSIMO POR PRATTO, SE LO CRITICA MUCHO Y NO SE LO VALORA, PERO NOSOTROS SÍ”.
El grito de gol del delantero de 30 años fue un desahogo. De hecho, nunca le había convertido goles a Boca ni siquiera en Vélez, con quien lo enfrentó muchas veces. Es más, él siempre se había encargado de aclarar que le gritaría un gol a su ex club porque “no tengo identificación con Boca sino con Vélez, que es al único equipo que no le festejaría un gol”. De todas maneras, Pratto evitó referirse a esta revancha personal y valoró el trabajo colectivo. “Erramos muchos goles y el arquero de ellos tapó tres o cuatro pelotas espectaculares. Nos vamos con un empate y hay que trabajar para la próxima final”, dijo.
El Oso no tuvo el rendimiento esperado en River. Al menos, el que me imaginaban los hinchas en relación a los millones que se pagaron por él. Sin embargo, Gallardo siempre destacó que su mentalidad ganadora, explicó que “es un jugador que se sacrifica por el equipo” y en la Libertadores sólo lo dejó en el banco en la ida de semi frente a Gremio, que justamente fue la única derrota de River en la Copa. Además, el potente delantero de 187 centímetros y 88 kilos es el goleador del equipo en la Libertadores, con cuatro gritos: ante Emelec en Núñez (2-1), Santa Fe en Bogotá (1-0),el primero del 3-0 contra Racing en octavos y el 1-1 en la Bombonera.
Está claro que Pratto no es un jugador que llene los ojos con su fútbol. Su valor se basa en el esfuerzo, el compañerismo, el temperamento y la inteligencia táctica para adaptarse a diferentes funciones. Es cierto, un nueve siempre debe aportar una importante cuota goleadora. Y el Oso estaba en deuda con la cantidad, pero en La Boca se puso al día, porque además de meter el empate forzó el gol en contra de Izquierdoz en el 2-2 tras el centro perfecto del Pity Martínez.