TODO LO QUE DEJÓ EL “PARTIDITO”
Ano vender humo, pero tampoco a bajarle el precio como si fuera una baratija. La Copa que ganó River, la Supercopa, no es un campeonato local, no es una Libertadores, pero sí es un título para celebrar. Tiene su valor porque, para jugarla, antes hay que ser campeón de algo, no se llega de regalo, a dedo. Entonces, a alguno le puede parece desmesurado el ruido post final, pero la realidad marca que estos “partiditos” no lo son tanto, que finales son finales y que por eso hay consecuencias que no son menores. Y se pueden enumerar sin ponerles IVA.
1) Título número 12 de Gallardo, incontrastable, con otros grosos como las Libertadores y otros de menor calibre como aquella Suruga. Todas suman, siempre, y después está el valor conceptual, no autoengañarse.
2) Enzo Pérez agigantó su mito de símbolo. En el lugar y el momento indicado, haciendo un jugadón en el 2-0 que empezó a sentenciar la final. El traje de líder le va bárbaro, y más en complicidad con el DT. 3) River se sacó las ganas, lo reconoció el DT, “un alivio” después de la Libertadores que se le escapó siendo el mejor y de los dos torneos que le arrebató Boca. A Gallardo, que se lo vio con esa sonrisa de los mejores momentos, más de un año sin vueltas, y habiendo estado siempre cerca, no le gustaba nada... Si perdía, lo iba a golpear, más allá del colchón eterno. 4) El título es un gran espaldarazo para la renovación, para novatos como Palavecino (ya puede contar que levantó una copa en River) o Martínez, recién llegado. Y para Julián Álvarez, de fuerte irrupción y menos protagonismo últimamente, también para apuntalarlo.
5) Del lado de Racing, el descontrol de la última media hora dejó débil a Pizzi, quien recién arranca. Un 5-0 generalmente pega duro, y más en una final, aunque algunos la quieren tomar como “partidito”. Aun si los objetivos más importantes son otros, siempre en clubes grandes, no hay que desestimar títulos.
EL TÍTULO DE RIVER TIENE SU VALOR. SI NO, MIRÁ.