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PIZZI AL HORNO

Tras la dura caída ante River, el técnico quedó muy debilitado. Capria hoy sostiene a Juan Antonio, pero está en la cuerda floja y su futuro puede depender de lo que pase contra Central.

- NICOLÁS MONTALÁ nmont ala@ ole.com.ar

Cuatro partidos, dicho de manera fría, representa­n una poca cantidad. Pero según el peso de los elementos que haya en ese lapso, puede ser un tiempo suficiente para diagnóstic­os. O replanteos. Desde que llegó a Racing, Juan Antonio Pizzi no pudo darle un buen funcionami­ento al equipo, los resultados le dan la espalda y lo sucedido en Santiago del Estero agravó el cuadro de situación: la humillante derrota ante River, por la Supercopa Argentina, lo dejó en una posición acuciante en medio de los fuertes cuestionam­ientos de los hinchas.

El técnico ya avisó que tiene el deseo de permanecer en el cargo y la dirigencia dejó en manos de Rubén Capria la decisión sobre la continuida­d del entrenador al que él eligió. Defensor acérrimo por naturaleza de respetar proyectos, el asesor futbolísti­co no se alejará de ese principio y ayer se lo hizo saber a Pizzi en una charla. Sin embargo, puede ser determinan­te lo que suceda el lunes ante Central, en el Cilindro: si la

Academia vuelva a reflejar una imagen pobre y no gana, los dirigentes podrían empujar al coach a dar un paso al costado para descomprim­ir un clima denso.

Por lo pronto, los números alarman. Además de estar huérfano de victorias, Racing recibió nueve goles y metió sólo dos, debilidade­s que también ratifican que el técnico no le encuentra la vuelta al equipo. Y lo más preocupant­e para los hinchas es que no ven argumentos de dónde agarrarse para poder pensar en una pronta levantada. Lo demostrado por el equipo hasta acá no entregó fundamento­s que entusiasme­n, más allá de alguna aventura individual de Enzo Copetti a pura potencia y hambre.

Racing no despega y Pizzi camina por la cornisa producto de una cadena con varios eslabones. Uno de ellos surge del reciente mercado de pases, fuerte en cantidad de incorporac­iones (ocho) pero sin elevar la calidad del equipo. Salvo Enzo Copetti y pinceladas de Tomás Chancalay, el resto de los nuevos hasta aquí no dio un salto de jerarquía.

Schelotto tuvo escasa continuida­d en el último tiempo (quedó libre del Brighton de Inglaterra) y aún no fue titular en Racing; Lovera

jugó poco en el Olympiacos de Grecia y Pizzi (lo pidió él) hasta aquí apenas le dio unos minutos; Novillo es una apuesta; Piatti tiene 36 años, estuvo bastante tiempo sin jugar y no entró bien en los últimos juegos, y Aníbal Moreno dejó una imagen prometedor­a en Newell’s y las seleccione­s juveniles, pero el DT lo usó poco ahora.

Encima, los futbolista­s que ya están en el club desde hace más tiempo, tienen un nivel subterráne­o: Miranda, Nery Domínguez, Reniero y Matías Rojas. Sin una identidad clara, Racing está lejos de ser un equipo confiable. Pizzi varió de esquemas pero el estilo es difuso. El mensaje no parece llegarles nítido a sus dirigidos y en la cancha se ve una Academia que por momentos tira pelotazos, desprovist­a de sociedades que propicien la circulació­n de balón. A Racing le falta fútbol y en defensa no brinda seguridad porque cuenta con pocos hombres con vocación para la recuperaci­ón.

Encima, hubo muchos imponderab­les. De movida, nomás, Pizzi ya no tuvo a Licha López, hoy en el Atlanta United de la MLS. Sobrevino el conflicto de Mena con la dirigencia cuando reclamó una mejora salarial y dejó de entrenarse dos semanas junto a sus compañeros. Se lesionaron Mauricio Martínez (titular) y Cuadra (de inicio en la primera fecha), más las infeccione­s con Covid-19 de Fabricio Domínguez y Orban.

Como parte de las urgencias, el técnico colocó a Melgarejo de lateral izquierdo. Tan mala fue la prestación de Soto en sus últimas aparicione­s que el Pizzi prefirió improvisar con el guaraní pese a ser volante ofensivo original. En el duelo contra River, el DT, asimismo, quedó expuesto en sus cambios. Con el ingreso de Moreno el equipo había mejorado en el segundo tiempo, hasta que las otras modificaci­ones lo perjudicar­on. Y con espacios a su merced, River se hizo un festín. Pizzi está muy debilitado. Necesita aire imperiosam­ente.

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PIZZI LO LE ENCUENTRA LA VUELTA AL EQUIPO Y ES CUESTIONAD­O.

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