CLÁSICO DE BARRO
El Ciclón de Dabove, luego del 0-4 contra los santiagueños, recibe al Globo de Damonte, que hace siete que no gana. Tras 503 días, el derby vuelve con varias crisis...
Si hay algo que se repite hasta el hartazgo en el fútbol es que los clásicos son partidos aparte. Duelos con una importante carga emocional e histórica en los que muchas veces quedan al margen la realidad que viven los equipos. Otra cuestión son las secuelas que puede dejar un encuentro de estas características ante un mal resultado. Y si encima los dos equipos de turno llegan a los tumbos, mirados de reojo y entre murmullos, hay muchísimo más para perder que para ganar…
Eso es lo que ocurre con este San Lorenzo-Huracán, que tendrá lugar en la noche de hoy, en el Pedro Bidegain, y que es, ni más ni menos, que un duelo de golpeados. Dos clubes que, en lo futbolístico, viven actualidades diferentes pero parecidas y que solo un empujón los puede sacar adelante o tirarlos al abismo.
El local viene de un durísimo cachetazo en su propia casa, cuando perdió por goleada (4-0) frente a Central Córdoba, la segunda caída en el ciclo de Diego Dabove, quien lleva poco más de dos meses y cuatro partidos oficiales. De entrada, le ganó a Arsenal y a Liniers por Copa Argentina, pero pareció ir de mayor a menor y hoy reconoce no estar nada conforme con lo que vio de su equipo, lo que lo llevó a meter ¡siete variantes de cara al derby!
Por el lado del Globo, todavía no ganó en 2021: cayó con Defensa, igualó con Unión, lo eliminó por penales Estudiantes de San Luis de la Copa Argentina y el partido contra los tucumanos estaba 1-1 cuando las fuertes lluvias obligaron a postergarlo, aunque la imagen tampoco fue buena...
Los técnicos, como ocurre siempre, están en el ojo de la tormenta. Dabove en el inicio de su ciclo pero ya con grandes debates sobre la mesa, como las decisiones que tomó entorno a los hermanos Romero -pese a la rotación, Óscar sigue sin tener la chance de jugar de entrada; mientras que en los de Parque Patricios, que arrastran siete sin victorias, lleva pocos días la nueva gestión de David Garzón, quien ya dejó entrever que la continuidad de Damonte “depende de los resultados”.
Entonces, son 90 minutos con todo en juego: el honor, la cargada entre vecinos, la historia... Desde Lángara a Masantonio, chicanas que van del Turco García a Pipo Gorosito y de Miguel Ángel Rodríguez a Coco Silly. Mucho más que una pelota y 22 tipos corriendo. El clásico de barrio más grande del mundo (que lleva más de un año sin jugarse -la última vez, hace 503 días, cuando el Globo ganó 2-0 en el Ducó por la Superliga) puede estar en crisis, pero no por eso está devaluado...