Olé

GRANDE, DIEGO

Schwartzma­n quiere sacarse la espina de no poder festejar en Buenos Aires y dio un gran paso frente a Jaume Munar para meterse en la semi. Sin mucho descanso, hoy deberá enfrentars­e al ascendente Kecmanovic.

- MAURO MARIANI mm aria ni@ ole.com.ar

Diego Schwart zman (9°) es uno de los diez mejores jugadores del mundo y, tras un Córdoba Open olvidable (cayó vs. Albert Ramos en cuartos de final), demostró su chapa en el Buenos Aires Lawn Tennis para meterse en su tercera semifinal consecutiv­a en el Argentina Open. El Peque tuvo una actuación gigante frente a Jaume Munar, que jugó mucho más que lo que marca su ranking (106°), y finalmente se quedó con un exigido triunfo por 6-2 y 7-5, en 1h52m.

“Siento que este fue mi mejor partido desde Roland Garros (perdió en semi). Jugué muy bien, saqué muy bien, fui para adelante, tiré drops, winners. Él hizo mérito siempre para traer una pelota más, jugar un game más. A veces te cansás de tirar y de que siempre te devuelvan. Yo también cometí algunos errores fáciles y se alargó. Contra los jugadores de polvo tenés que hacer uno o dos tiros más, esta vez fueron tres o cuatro”, analizó Schwartzma­n con ojo crítico.

El partido fue tal cual lo describió el Peque, sobre todo el segundo set. Porque el primero fue un baile del porteño, que dejó chiquito al español. Firme con su servicio, metió en problemas a Munar con su nivel de devolucion­es. En todos los games contó con break points a favor y podría haberlo cerrado 6-0, pero equivocaci­ones propias le regalaron dos puntos al oriundo de Barcelona. En ese primer capítulo se llenó de winners y apareciero­n sus drops, como el que lo dejó set point antes de cerrar esa manga. Ojo, también llegaron los errores no forzados, una tendencia que se mantuvo en la segunda mitad del encuentro.

Munar, que había superado la clasificac­ión y en el cuadro principal superó al estadounid­ense Frances Tiafoe (62°), cambió el manual de juego. Se concentró en fortalecer su primer servicio y con la pelota en juego, se defendió. Eso obligó a Schwartzma­n a ponerse en una situación de ataque cuando normalment­e, contra los top, él es el que devuelve todo. El español se volvió un frontón en la noche argenta y empezó a frustar a Diego, que se mostró notablemen­te molesto. Pero con cabeza y mucho amor propio, dejó de lado los cuatro match points desperdici­ados y ganó el quinto.

“El año pasado en esta situación lagrimeaba”, recordó Diego que en 2020 no se presentó a la semi por lesión. Y avisó: “En 12 horas estoy de vuelta, será otro partido, de día cambia. Voy por la revancha de la final (en 2019 perdió vs. Marco Cecchinato)”.

Hoy, no antes de las 14, lo esperará el serbio Miomir Kecmanovic (42°). A ser más grande, Diego.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina