Olé

Huracán terminó con una mejor imagen que San Lorenzo en un clásico que tuvo de todo. Cristaldo fue protagonis­ta en las dos áreas.

- POR HERNANDO MADERNA h m a d e r n a @ ole.com.ar

Mismo resultado y diferentes sensacione­s. El clásico entre San Lorenzo y Huracán tuvo de todo. Fue digno. También emotivo, friccionad­o y por momentos hasta generoso. Terminó en un empate que cayó mejor en la Quema, porque el Globo lo corrió de atrás hasta faltando 20 minutos por la pifia grosera de Lozano como último hombre. Además, porque pudo ganarlo sobre el final y porque encontró ciertos puntos fuertes desde donde puede aspirar a un futuro mejor y sin perder por el camino a Damonte, un DT mirado de reojo. Todo, claro, con un plantel que hoy en día lejos está, al menos desde lo económico, del rival de toda la vida.

Merolla, Yacob y Cristaldo fueron las bases que hicieron de Huracán un equipo sobrio. El segundo central sacó todo de arriba y hasta recuperó la pelota en lo que terminaría siendo el centro perfecto de Bonifacio para la palomita de gol de Cristaldo, clave en el marcador porque más allá de poner el 1-1 evitó otro en la línea. Y Yacob, con toda su experienci­a europea, aportó serenidad y equilibrio desde el medio. Fue una máquina de dar órdenes, de compensar las líneas y pocas veces ejecutó mal los pases. Buscando aún su mejor forma tras un último semestre con poca continuida­d en Nacional, la Flaca ya se puede considerar un refuerzo de jerarquía. De haber tenido a un Briasco iluminado (se perdió la última), el Globo hasta podría haber hundido a un San Lorenzo que sólo juega de a ratos.

¿Qué le pasa al Ciclón? Es un caso difícil de comprender. Cuando se enchufa genera peligro. Son como oleadas de jerarquía individual a las que Dabove todavía no puede convertir en un colectivo estable. La corrida de Di Santo dejó en evidencia la clase de jugadores que tiene. El delantero corrió todo el campo rival con pelota dominada, Lozano no lo pudo alcanzar y tuvo claridad hasta para dejar en el camino a Meza y poner el 1-0. ¿Alcanza? Los resultados dejan en claro que no. Ángel Romero pecó de egoísta en más de una jugada y Ramírez, de los más verticales, estrelló un tremendo remate en el travesaño. Pudo haberlo ganado también Boedo. Terminó siendo un clásico generoso, con equipos abiertos e intentando ganarlo aun con muchas fallas. El punto no les sirvió, pero dejó más feliz a Huracán.

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EL VOLANTE DEL GLOBO, EL MEJOR.
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