Quiere sacarse la mochila
Diego Schwartzman atraviesa uno de los momentos más importantes de su trayectoria y apuesta que eso se traduzca en el cuarto título de su palmarés, el primero en el país. Miomir Kecmanovic no fue resistencia.
La chapa de top 10 le relucía sobre su frente. Omnipresente en todas las partes de la cancha, Diego Schwartzman (9°) expuso sobre el estadio Guillermo Vilas la mejor versión de su tenis. Es que superó de principio a fin al serbio Miomir Kecmanovic (32° del mundo y pupilo de David Nalbandian) por 6-0 y 6-3 en una hora y 21 minutos de juego, en las semifinales del Argentina Open. En consecuencia, tendrá duelo contra el debutante Francisco Cerúndolo (137°) para ver qué argentino levanta la copa.
“Tenía un poco de miedo por algunos de sus golpes, pero lo pude superar bien. Ahora hay que ver si les puedo sacar la ficha a los Cerúndolo y que no metan doble semana. Tengo muchas ganas de ganarle y es un placer poder jugar contra un argentino, porque va a haber un argentino levantando la copa. Eso sí, esperemos que sea yo, ja”, afirmó apenas consumó su triunfo. Y agregó: “Hace tres años se me viene negando el título por poco, y contra Fran voy a tener otra oportunidad. Ojalá se pueda dar”.
El nivel de Schwartzman fue superlativo. Desde que puso en marcha la máquina, no aflojó el pie del acelerador en ningún momento. Si bien se tomó algún respiro muy pequeño y le dio algún tipo de esperanza a su rival, la realidad marca que poco le dejó hacer ante un juego tan agresivo y preciso. Y si alguien ve el resultado final, podría pensar que Kecmanovic tiró todas afuera o se encontró lejos de su mejor tarde. Sin embargo, el tenista europeo no jugó un mal partido, el tema estuvo en que enfrente tuvo a un adversario que sacaba tiros de la galera.
Diego fue David Copperfield con raqueta. Que un revés cruzado y después uno paralelo. O un winner de derecha invertido. O simplemente un drop que revolcaba al serbio por el polvo de ladrillo. Hoy tendrá otro show con su varita.