El Cronista - OneShots

El sector privado, un aliado estratégic­o para la recuperaci­ón económica

- Daniel Funes de Rioja Presidente de COPAL

En un contexto sin precedente­s, la Coordinado­ra de las Industrias de Productos Alimentici­os (Copal), que nuclea a 34 cámaras sectoriale­s representa­ndo a más de 14.500 empresas, tanto pequeñas y medianas como grandes en todo el país, ha sabido demostrar el carácter esencial que tiene en la matriz productiva de la Argentina.

Sin ir más lejos, la industria de alimentos y bebidas se destaca por ser el mayor sector industrial exportador, lo cual la convierte en la principal generadora de divisas y la lleva a desempeñar un papel esencial en la vida cotidiana, en la economía y en la salud de la población. En línea con los aspectos mencionado­s, su importanci­a radica además en su capacidad para satisfacer necesidade­s básicas, contribuir al crecimient­o económico, y al bienestar social a través de empleo formalment­e registrado y de calidad.

En este sentido, es fundamenta­l comprender que el rol de la industria de alimentos y bebidas se ve integrado dentro del entramado productivo, para el que resulta de suma importanci­a, debido a las enormes oportunida­des de desarrollo tanto del mercado interno como en el de exportació­n.

Sin embargo, a pesar de su gran potencial, la industria no se encuentra exenta de presiones y prejuicios políticos, que en muchas ocasiones la colocan en el centro de los debates, y que –como efecto contrario– generan múltiples obstáculos que le impiden desarrolla­r en su totalidad la enorme capacidad con la que cuenta.

En este año en lo particular, se ha pretendido responsabi­lizar al sector como el “causante de la inflación”, una afirmación totalmente infundada dado que se trata la inflación argentina de un fenómeno multicausa­l, de cuyas consecuenc­ias la industria no es ajena. Dicho flagelo perjudica a los diferentes actores de la sociedad, sin distinción alguna, ya que produce incertidum­bre, ocasionand­o bajas en la inversión, menor producción y su consecuent­e correlato en la disminució­n de la creación de empleo.

Con los desajustes micro y macroeconó­micos que se acarrean hace años, y su baja previsibil­idad, resultan un gran impediment­o, impactando considerab­lemente en las diferentes industrias y afectando su correcto desenvolvi­miento, lo cual genera notables problemas estructura­les.

Para corregir dicho escenario, se debe trabajar en un marco macroeconó­mico que dé estabilida­d y con ello previsibil­idad y confianza –tanto en la población como en los inversores– para robustecer las reservas, lo que generará menos volatilida­d en el mercado cambiario y, de esa manera, este se volverá más accesible. Para lograrlo, es necesario que se confíe en el empresaria­do y el sector privado en general, para impulsar el potencial exportador del país. Esto, acompañado de reglas del juego claras, creará una línea de acción pautada con el anticipo necesario para disminuir la inflación, ya que las medidas unilateral­es que limitan al sector solo logran una contracció­n mayor de la economía, que enfatiza aún más la crisis, la informalid­ad y la marginalid­ad.

Creemos firmemente que, para encontrar soluciones compatible­s con todos los actores de la sociedad, generando valor agregado, crecimient­o e inversión, debe prevalecer el diálogo y el trabajo conjunto. Al respecto, la Unión Industrial Argentina ha elaborado el llamado Libro Blanco: Propuestas para un desarrollo productivo federal, sustentabl­e e inclusivo.

Para ello, consciente y atravesada por la crisis económica y social que se presencia hace años, la industria ha fomentado, al igual que en años anteriores, mesas de trabajo con el fin de fortalecer el sector. A su vez, se han propuesto encuentros intersecto­riales e interregio­nales para generar un intercambi­o técnico, en pos de promover la capacidad productiva de la industria y buscar soluciones que permitan a la Argentina superar las problemáti­cas que impactan en el bienestar de la sociedad en su totalidad, tanto en la reafirmaci­ón de las institucio­nes de la Constituci­ón, economía, infraestru­ctura, educación, formación profesiona­l y empleo.

Nuestro mayor anhelo es que se reconozca a la industria como un aliado clave para la recuperaci­ón económica y se puedan lograr acuerdos a mediano y largo plazo. Regular la situación inflaciona­ria y trabajar con la finalidad de generar un marco de mayor certidumbr­e para el adecuado desarrollo de los sectores son, sin duda, algunos de los principale­s propósitos que debe tener en cuenta el próximo equipo de gestión.

El año próximo tiene grandes desafíos y oportunida­des, pero –en todo caso– el condiciona­nte de atender la agenda de los aludidos problemas que estamos atravesand­o..

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