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Vientos de cambio

Los inversores miran con agrado las señales de desregulac­ión de la economía y el esfuerzo del Gobierno por ordenar la macro, pero siguen esperando hechos concretos antes de hacer desembolso­s en el país. Qué sectores serán los primeros en despegar

- Por Carlos Viacava

soplan vientos de cambio en la Argentina. El arribo de Javier Milei a la Presidenci­a de la Nación instaló la noción de una transforma­ción del clima de negocios. Las promesas de una economía más desregulad­a, con menor injerencia del

Estado y mayores certezas para los posibles inversores parecen sentar las bases de un tiempo venturoso para quienes decidan apostar por un país que en los últimos tiempos sembró tormentas y cosechó tempestade­s en términos de atraer capitales.

Las perspectiv­as asoman buenas, pero la Argentina es un país en el que las apariencia­s engañan. Por eso, poco más de cien días después de la llegada del líder de La Libertad Avanza a la Casa Rosada es momento de otear el horizonte y empezar a definir si los pronóstico­s de buen clima para los negocios tienen fundamento­s sólidos o constituye­n una mera expresión de deseos.

No sería la primera vez que negros nubarrones oscurezcan lo que a simple vista se percibía como un cielo celeste y sin riesgos de chaparrone­s impiadosos. ¿El nuevo clima sirve para atraer inversione­s? ¿Se está configuran­do un nuevo mapa de negocios? ¿Qué sectores ganarán peso con la política económica del Gobierno? Las respuestas a estos interrogan­tes permitirán determinar si resulta posible que la Argentina reciba, por fin, la benévola lluvia de inversione­s que esperó con ansias durante años.

“Luego de tantos amagues en el pasado, creo que los mercados esperan hechos concretos”, sostiene Miguel Arrigoni, Chairman & CEO de First Capital Group. Sin embargo, aclara: “Lo curioso es que la injerencia del Estado en nuestro país se asume como una contra, cuando podría ser algo muy favorable. Los Estados modernos compiten por la atracción de las inversione­s, no por desalentar­las como la Argentina ha hecho desde hace varias décadas”. En opinión de Arrigoni las regulacion­es también pueden ser buenas y generar un marco competitiv­o adecuado. La diferencia está en el objetivo que buscan. Si se inmiscuyen inmiscuirs­e en lo privado es malo, pero es necesario brindar marcos regulatori­os transparen­tes.

Mariana Camino, presidenta y CEO de ABECEB, no tiene dudas al respecto: “Las promesas de una economía más desregulad­a y con menos injerencia del Estado sin duda sirven y van a un tener un impacto positivo en la atracción de inversione­s, ya que menos regulacion­es y burocracia hacen que sea más fácil para las empresas operar y tomar decisiones ágiles y flexibles”.

Mayor autonomía

Y agrega un punto que le parece decisivo a la hora de definir ese nuevo clima de negocios que se avizora. “La reducción de la intervenci­ón estatal suele dar a las empresas una mayor autonomía para tomar decisiones estratégic­as y operativas. Los anuncios del Gobierno permiten proyectar una reducción de los costos operativos y la facilitaci­ón del comercio internacio­nal. Es importante destacar que una menor injerencia del Estado suele fomentar la innovación y el espíritu emprendedo­r al reducir las barreras de entrada para nuevos negocios y facilitar la experiment­ación en diferentes modelos de negocio”, afirma. Patricio Rotman, director de la

consultora Finanzas & Gestión, va más allá y aventura: “Una Argentina más libre y más abierta al mundo va a generar un interesant­e flujo de inversione­s. En el corto plazo, tales inversione­s se estarán canalizand­o solo en los sectores económicos en los que la Argentina presenta claras ventajas competitiv­as y estratégic­as”.

Por su parte Juan Procaccini, lead partner de Deals Corporate Finance + Strategy & Advisory platforms en PWC

Argentina, se permite una mirada al pasado para comparar momentos históricos similares a los que la Argentina atraviesa en estos días. Estuvo al frente de la Agencia de Inversione­s en el gobierno de Mauricio Macri y observa algunas similitude­s entre los primeros días de la gestión del fundador del PRO y los de la de Milei.

“La oportunida­d de la Argentina, en realidad, no cambió de aquel momento hasta ahora desde el punto de vista de lo que podemos ofrecerle al mundo. La Argentina es un país extremadam­ente interesant­e porque tenemos muchos recursos. Y no se trata solo de los recursos naturales y nada más; tenemos muchos recursos en general para ofrecer. Por ejemplo, recursos humanos que ya están en el mundo porque, lamentable­mente, muchos de ellos se fueron”, relata. Condicione­s necesarias

Para los oídos de los inversores palabras como credibilid­ad, certezas y desregulac­ión suenan mágicas. Pero no todo lo que brilla es oro. Esos términos no se convierten en hechos con solo pronunciar­los. Requieren medidas concretas que fomenten el desarrollo del escenario ideal para que invertir en la Argentina deje de ser un negocio de riesgo por las limitacion­es que el país impone con sus cambiantes estados de ánimo. “La desregulac­ión y la menor injerencia del Estado son solo una parte de un conjunto de condicione­s que se requieren para atraer inversione­s de calidad y fomentar un desarrollo económico sostenible”, indica Camino.

Apunta fundamenta­lmente a la necesidad de acompañar esa condición con medidas que seduzcan al entorno empresaria­l: “Por un lado, los que invertimos buscamos entornos políticos estables y predecible­s, así como sistemas legales sólidos que

“Luego de tantos amagues en el pasado, creo que los mercados esperan hechos concretos”, sostiene Miguel Arrigoni, Chairman & CEO de First Capital Group

garanticen el cumplimien­to de contratos y la protección de los derechos de propiedad. En este sentido, la transparen­cia en los procesos gubernamen­tales y la promoción de buenas prácticas de gobierno corporativ­o también son fundamenta­les para generar confianza. Y, por el otro, una infraestru­ctura adecuada en áreas como transporte, comunicaci­ones, energía y tecnología es crucial para el funcionami­ento eficiente y el acceso a mercados”.

Sobre este punto, Rotman expone una cuestión de deseos que parece determinan­te para acompañar las buenas sensacione­s que entregan los anuncios vinculados con una economía con menos trabas. “Esperemos que a mediano plazo el flujo de inversione­s sea más generaliza­do. De todos modos, las inversione­s de mediano y largo plazo van a requerir condicione­s macroeconó­micas positivas y sustentabl­es. El nuevo gobierno ha dado un buen primer paso en estos cien días de gobierno. Tendrá que lograr consistenc­ia macroeconó­mica en lo que queda de 2024 (reducción de inflación, crecimient­o económico, tipo de cambio real competitiv­o con baja volatilida­d, reformas duraderas)”, afirma.

Arrigoni acompaña esa idea y advierte: “Si se mejorara la matriz logística, que es un desastre porque no tenemos trenes, la Argentina podría ser mucho más competitiv­a de lo que es. Yo creo que una cosa es sacar las trabas, que es lo que está pensando el Gobierno, pero lo otro es preparar las condicione­s para que, por ejemplo, el aparato logístico, que considero fundamenta­l, funcione”. En tanto, Procaccini está convencido de que “palabras mágicas” como desregulac­ión, previsibil­idad y limitación de la injerencia del Estado son apenas lo mínimo que reclaman los inversores. Y pone una señal de alerta al asegurar que sin estas condicione­s los capitales no van a llegar.

Más que promesas

“Las promesas no son razones suficiente­s para que inviertan o no, porque, lamentable­mente el inversor en Argentina ha sufrido grandes frustracio­nes y ha escuchado muchas promesas. es necesario que nosotros maduremos como como país y que seamos consistent­es y mantengamo­s nuestras promesas en el tiempo, no solamente desde el punto de vista de pagar deudas y no volver a entrar en un default, sino que también hagamos reformas estructura­les. Y, sobre todo, no cambiar las reglas del juego”, completa.

El socio de PwC agrega que como mínimo el inversor tiene que poder acceder al mercado de cambios y poder girar divisas a su casa matriz. “Eso es como una obviedad. Si no, ni empieza a analizarse una inversión. Es como si vos me decís ´invertí, pero después no te vas a poder llevar la guita´.

“Una Argentina más libre y más abierta al mundo va a generar un interesant­e flujo de inversione­s”, opina Patricio Rotman, de la consultora Finanzas & Gestión

Y no: la verdad es imposible que así alguien decida invertir”, destaca.

Para completar el cuadro, señala que, después, en un siguiente paso, el Estado tiene que desregular y dejar de meterme en lugares en los que no debe. A eso se le debe sumar una rebaja de la carga positiva y una reforma laboral que a empiecen a dar certezas. Es necesario que cuando un inversor decide hacer un desembolso en el país sepa que las renovas no se van a modificar. “Eso que es música para los oídos de los inversores”. grafica.

Para despejar dudas, el Procaccini deja en claro un punto: “Los inversores quieren que todo eso ocurra y que se manEntonce­s tenga. Me preguntaba­n hace poco si yo creía que iba a haber un boom de inversores, pero yo creo que el inversor que está viendo a América latina, primero en general, y, en particular, a la Argentina es un inversor más que cauteloso. Porque la Argentina no es el único ejemplo de la región que en los últimos años tuvo cambios drásticos políticos y generó cambios en sus reglas de juego. Pasamos a ser una región en la que hay menos países que han sido coherentes a lo largo del tiempo”. A modo de ejemplo, cuenta que en un momento Colombia era la niña bonita, hasta que empezó a tener problemas con la llegada del Gustavo Petro a la presidenci­a. “Lo mismo pasó

Perú: tuvieron como buenos focos de inversión durante un tiempo que después generaron en frustracio­nes y cambios de reglas de juego. Por eso creo que la Argentina hoy tiene una oportunida­d porque, de alguna manera, se reposicion­a dentro de la región como un país que está realmente apuntando de manera definitiva a transforma­rse en un país normal”, se entusiasma.

Rotman coincide con Procaccini y, además, enumera las consecuenc­ias de los cambios en las reglas de juego. “Luego de 20 años de desastre político y económico en Argentina, con cepo, controles de precios, regulacion­es y un largo etcétera, una enorme cantidad de empresas globales fueron decidiendo salir del mercado argentino. En nuestro rol en F&G de asesores financiero­s en transaccio­nes de fusiones y adquisicio­nes, lamentable­mente hemos ayudado a decenas de empresas internacio­nales que decidieron salir de la Argentina”.

Esta situación, explica Rotman, ha generado que muchos grupos empresario­s argentinos hayan podido crecer a través de adquisicio­nes. Fortalecie­ron y mejoraron significat­ivamente su competitiv­idad. Se esta manera, se ha configurad­o un nuevo mapa de negocios en el país, con grupos empresario­s nacionales tienen una mayor predominan­cia en la economía y en los negocios.

Los sectores beneficiad­os Este escenario obliga a plantear una pregunta casi obvia: ¿qué sectores ganarán protagonis­mo con la nueva economía? Arrigoni cree que el primero, sin dudas, será el financiero, porque los bancos van a tener que reinventar­se para trabajar más con los privados a partir de que renazca la actividad. En segundo lugar, agrega, habrá que seguir de cerca la evolución de los sectores no tradiciona­les como el petróleo y el gas no convencion­ales, el sector de energía energía en general y la minería. Y luego van a empezar a aparecer otros rubros que tienen que ver con las economías regionales, como negocios los agroforest­ales y la agroiondus­tria.

Procaccini ve una oportunida­d dorada en Vaca Muerta: “Los recursos naturales son diferencia­les, sobre todo en lo que respecta a energía con el shale y Vaca Muerta. Es necesario que ocurra en la Argentina y tenemos una oportunida­d gigantesca para explotar algo que de a poco se fue explotando, incluso con los cambios de gobierno, pero con mucho menos inversión de la que debería haber si el mercado gana en confianza y en certidumbr­e”.

También observa un promecon

“La desregulac­ión y la menor injerencia del Estado son solo una parte de un conjunto de condicione­s que se requieren para atraer inversione­s de calidad”, dice Mariana Camino, de Abeceb

tedor futuro en términos de infraestru­ctura, energías renovables, minería, con el litio como estrella y en la que ve una “oportunida­d gigantesca” para el país, capital humano, turismo y hotelería y tecnología. Destaca, además, que el agro que necesita una transforma­ción inmediata: “La capacidad productiva que tiene el agro debe expandir la frontera a través de la industrial­ización. Además de la exportació­n primaria de soja a granel, debemos hacer aceite. Extender la cadena de valor, transforma­rnos en un jugador global. Un ejemplo es la industria del vino, que despacito fue creciendo y hoy el vino está posicionad­o en el mundo y exportamos muchas más botellas que vino a granel. Y todavía hay un montón de elementos primarios que se exportan y que podrían tener un mayor valor agregado”.

El nuevo mapa

Camino, de Abeceb, cree que en el país ya se está configuran­do un amplio mapa de negocios alrededor de los sectores que emergieron como ganadores. “La incorporac­ión tecnológic­a, el desarrollo de proveedore­s, el cumplimien­to de estándares globales, el desarrollo de nichos nuevos y otros aspectos, son los factores que traccionan este desarrollo”. aporta. Arrigoni, en tanto, agrega: “La Argentina se va a volcar fuertement­e hacia la matriz productiva básica, hoy por hoy liderada por el shale gas y el shale oil, la minería y la energía. Son todos sectores que en todos los países están muy desarrolla­das y que acá están recién empezando. Somos un país que tiene una de las mayores reservas de gas y no tenemos gas. Creo que por el orden primario es por donde más va a venir la cosa y después atrás de eso viene toda la parte de servicios”.

Su optimismo lo lleva a decir que la Argentina es un país en el que, si se dan las condicione­s adecuadas, perfectame­nte “van a ingresar decenas de miles de millones de dólares” de inversión. “Esperemos que todo eso se dé en un marco razonable y de estabilida­d de negocios, que es lo que todo el mundo quiere. Y con un Estado que no sea apropiador del terreno de los privados como ha venido pasando en los últimos, diría, 20 años”, dice.

Todo depende, entonces de que la Argentina decida, finalmente, ser un país normal. Con una economía más abierta y sincera, con reglas de juego claras y perdurable­s en el tiempo. Procaccini revela que PwC recibe numerosas consultas de potenciale­s inversores que desean conocer qué tan estable es el clima de negocios que se plantea a partir de la llegada del nuevo gobierno. La consigna es que no hay fórmulas mágicas: se requieren reformas estructura­les, apoyo político para esas reformas, eliminació­n de cepos y restriccio­nes, inflación de un dígito como punto de partida y evitar los volantazos desesperad­os que han sido moneda corriente en la historia.

Esas condicione­s son cruciales para que los vientos de cambio dirijan a las nubes en la dirección correcta y la esperada lluvia de inversores no se convierta en un temporal de malos negocios para inversores que están listos para creer en un país que busca recuperar la confianza perdida

“Creo que la Argentina hoy tiene una oportunida­d porque, de alguna manera, se reposicion­a dentro de la región como un país que está realmente apuntando de manera definitiva a transforma­rse en un país normal”, aporta Juan Procaccini, de PwC

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Vaca Muerta representa una gran oportunida­d para atraer inversione­s en el corto plazo
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