Pensar la educación para 2021
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En Italia y España se reanudan los ciclos educativos luego de seis meses de parate. En América Latina los cierres constituyen la regla: Brasil; Bolivia; Chile; Ecuador; Paraguay. Uruguay hace excepción, con población, tamaño y geografía incomparables con la Argentina. El discurso comarcal que nos describe como excepción hace agua. De todos modos, el oficialismo se concentra en exceso en polemizar con el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta.
El macrismo carece de legitimidad, debilitó al sistema educativo, enflaqueció su presupuesto, redujo salarios, discontinuó el plan Conectar Igualdad. El proyecto de HRL de llevar pibas y pibes a plazas ensuciadas por perros, inhóspitas y disfuncionales es poco serio. Pero toca un punto sensible que es sintonizar con los anhelos de las familias y seguramente de les chiques.
El eventual regreso a las escuelas depende de la pandemia, como cualquier práctica social. Hasta ahora son minoría las provincias que lo ensayan, en 15 sigue el receso académico.
El porvenir imaginable será diverso y federal como la Argentina. Pero debe prepararse tras un año de privaciones, justificadas y dañinas a la vez.
Las criaturas de cuatro años, primer nivel obligatorio, perdieron su derecho, irrevocablemente.
La “nueva normalidad” requerirá mayor espacio físico, la inversión en infraestructura es una meta esencial. Los 3000 jardines que Macri prometió y relegó, una necesidad filo inmediata.
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Las secuelas del aislamiento impondrán destinar más recursos materiales, posiblemente más personal para labores de cuidado, para limpieza, para asistencia psicológica.
En la carencia costará reequipar de compus a todos los chicos, puede que sean necesarios programas focalizados, en vez del sabio universalismo que primó entre 2003 y 2015.
Los sindicatos docentes, siempre sobre exigidos en los momentos duros, serán requeridos otra vez. Su voz es irremplazable.
Las organizaciones sociales pueden contribuir con laburantes y también con sus capacidades. Por razones prácticas y sanitarias asoma como factible escalonar los regresos pensando en determinados grados y estamentos sociales.
Alumnos que no repitieron ni pasaron de grado configuran un panorama inédito. Larreta macanea cuando dice que sale a buscar chicos. No los encontró, parece. Cero novedad, además: los docentes del secundario lo hacen todos los años, en especial tras las vacaciones de invierno.
La deserción venía siendo un quebradero de cabeza en la secundaria antes de la covid-19, ahora quizá se proyecte a la educación primaria.
Tal como sucedió en Salud el liderazgo nacional es insustituible en un sistema fragmentado que reproduce desigualdades desde los 90. Todos los males enquistados se agravaron y exigen respuestas al gobierno popular. Esas tareas deberían comenzar ya mismo tanto como grandes debates buscando vías de participación hasta ahora inexistentes. La comunidad educativa existe aunque sea complejo darle voz. Situaciones inéditas convocan a (exigen) soluciones únicas, creativas. Una enseñanza de la pandemia, trasladable a otros aspectos de la dolorosa realidad.