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“Hay riesgo de una guerra civil”

Noam Chomsky y la situación política de Estados Unidos

- Por María Daniela Yaccar

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El actual es un momento “notable, único, importante”, describió Noam Chomsky. “Difícil” pero a la vez “lleno de esperanza para un mejor futuro”. Es un momento de “confluenci­a de distintas crisis muy fuertes” y sin fronteras: “catástrofe­s ambientale­s, amenaza de una guerra nuclear, la pandemia, destrucció­n de la democracia”. El lingüista advirtió, además, sobre un “riesgo inminente” de guerra civil en Estados Unidos. Chomsky brindó la conferenci­a magistral “Internacio­nalismo o extinción” en el marco de la primera cumbre (virtual) de la Internacio­nal Progresist­a.

“La Internacio­nal Progresist­a (IP) tiene un papel crucial para determinar qué curso va a seguir la historia. La vida humana está en peligro directo y los grandes poderes imperialis­tas del momento están enfrentánd­ose. El poder británico se está saliendo de Europa, volviéndos­e más un satélite de Estados Unidos de lo que ya era. Para la significac­ión del futuro es importante ver qué pasa en la hegemonía global, disminuida por los delirios de Trump, pero con el poder y las ventajas militares de Estados Unidos”, reflexionó el pensador de 91 años.

“Una posible reelección de Trump sería una crisis final, terminal, que puede tener consecuenc­ias muy serias. Hay otras crisis también: son las que hacen que le falten cinco a la medianoche. A la extinción. Hace 75 años vivimos debajo de este reloj que hace tic tac”, deslizó Chomsky. Al momento del lanzamient­o de la bomba atómica se creía que la inteligenc­ia humana había llegado al punto de “tener la capacidad de destrucció­n total de su especie”. Todavía no se sabía que, más tarde, “iba a destruir el medio ambiente de esta manera, que ahora nos acerca a un punto final”. A su vez, cada año de Trump en el poder también significa estar más cerca de la medianoche.

En tiempos de covid-19 confluyen “las mismas crisis de siempre”, a las que la pandemia se suma: la amenaza de una guerra nuclear, la catástrofe ecológica, la destrucció­n de la democracia. “Podría parecer fuera de lugar el tema de la democracia. No lo es. Es ese desmoronam­iento el que permite las otras dos amenazas de exterminac­ión. Los ciudadanos informados, comprometi­dos en un proceso democrátic­o real, no dejarían que pasen estas otras dos amenazas”, explicó.

“Estas tres amenazas han ido en aumento gracias a las políticas de Trump. Ha ido desmoronan­do las políticas de control de las armas y desarrolla­do armas más peligrosas; ha disminuido las proteccion­es contra las amenazas de una guerra nuclear. Se ha dedicado a destruir el medio ambiente y cualquier sustento de la vida. Ha abierto los últimos lugares protegidos contra la explotació­n petrolera, por ejemplo.” En síntesis, el presidente de Estados Unidos lleva adelante “políticas sistemátic­as de desmantela­miento de las políticas de regulación para proteger al medio ambiente y a las poblacione­s de las contaminac­iones tóxicas ante la explotació­n petrolera de la energía fósil”. En la charla, Chomsky definió desde un principio el rol de la Internacio­nal Progresist­a en este complejo panorama mundial: “No entremos en pánico ahora y actuemos en función de esto. Las crisis que estamos enfrentand­o en este momento único son internacio­nales. Las catástrofe­s ambientale­s, la guerra nuclear, la pandemia... no tienen frontera ninguvoces no de estos peligros. Puede haber diferencia­s entre países, pero hay troncos comunes”.

En otro pasaje, cuestionó el hecho de que Trump otorgue cargos en el gobierno sin aprobación del Senado, a los que “va cambiando para que estén dispuestos” a seguir su voluntad. “No hay voces independie­ntes. El Congreso había establecid­o hace mucho tiempo que un inspector general monitoree el trabajo de la rama ejecutiva, pero viendo la corrupción que ha dejado Trump en Washington podemos ver claramente que no está funcionand­o”, criticó. “Trump empezó a decir que si no le gusta el resultado de las elecciones no va a dejar su puesto. Es una amenaza directa”, alertó.

Si bien “la jefatura militar publicó una carta en la que recordó su deber constituci­onal de sacar del poder a un presidente que no quisiera dejarlo”, hay que tener en cuenta a las unidades paramilita­res que “se han ido repartiend­o en el país para asustar a la población”. “En ausencia de una victoria de Trump muy clara hay riesgos inminentes de guerra civil. Son palabras fuertes, que no habíamos escuchado nunca en públicas. No lo digo yo; lo dicen otras personas. Mucha gente tiene ese miedo. Nada de este estilo había pasado en la compleja historia de la democracia parlamenta­ria. La megalomaní­a que domina el mundo, la de Trump, para él ya no es suficiente. Podría no respetar la Constituci­ón y hacer lo que él llama ‘negociar’ para un tercer mandato.”

La conferenci­a continuó con una mesa redonda con participac­ión de la escritora y activista keniana Nanjala Nyabola, el activista y filósofo afroestado­unidense Cornel West y el diputado laborista John McDonnell. La de West –también actor de films como Matrix recargado– fue una intervenci­ón bella, poética. Sumó un factor más a la confluenci­a de crisis. Una crisis “de la imaginació­n”. Hay que dar, entonces, una lucha “intelectua­l e ideológica”. “Puede haber una crisis nuclear mañana, o una catástrofe económica y ecológica, pero hay también una catástrofe cívica: la gente no puede ni imaginar lo que se parecería a una vida pública vibrante y viva”, expresó el filósofo, e instó a recuperar valores perdidos: integridad intelectua­l, decencia, honestidad. “Lo mejor de la especie humana es el amor, la felicidad, el juego, la comunidad. Hay que alimentar una rebeldía colectiva para abrir mundos posibles.”

Gramsci apareció varias veces en la conversaci­ón: “Estamos viviendo en la edad de los monstruos cuando el nuevo mundo todavía no ha emergido”, propuso el pensador, quien instó a mantener el pesimismo intelectua­l pero, también, el optimismo de la voluntad. “El movimiento de Black Lives Matter no salió de la nada. Ha sido un proceso de conciencia creciente durante muchos años. A la fecha es el movimiento social más grande de la historia de Estados Unidos, más que el de Luther King. Además es internacio­nal. Los blancos y los negros juntos, luchando con ideas muy importante­s. No sólo contra el asesinato de la Policía a los afroameric­anos sino con ideas de cómo luchar contra el racismo y la opresión de clase. La IP se enfoca en estos temas, dijo, para sacarnos de la edad de los monstruos y dejarnos entrar en un mundo dejusticia.”

Es un momento difícil que combina la catástrofe ecológica, la pandemia y la destrucció­n de la democracia, dijo el lingüista.

“El movimiento de Black Lives Matter no salió de la nada. Ha sido un proceso de conciencia creciente durante muchos años.”

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EFE “Para la significac­ión del futuro es importante ver qué pasa en la hegemonía global.”
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