Pagina 12

El adiós a un nieto recuperado

El dolor por la muerte de Francisco Madariaga Quintela. En 2010 pudo conocer a su padre

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Vivió más de 32 años con una identidad falsa, apropiado como botín de guerra por un represor de Campo de Mayo. A principios de 2010, gracias a Abuelas de Plaza de Mayo, recuperó su historia y conoció a su padre, Abel Madariaga, miembro de la comisión directiva del organismo. Comenzó entonces una nueva vida, rodeado de afectos, pero la violencia física y psicológic­a acumulada se tradujo en una diabetes insulinode­pendiente con la que peleaba a diario. El viernes, con 43 años, producto de complicaci­ones de una diabetes que arrastraba hace mucho timepo, murió Francisco Madariaga Quintela, hijo de Abel y de Silvia Quintela, que ejerció como médica en cautiverio hasta que el Ejército la borró de la tierra. “Era demasiado dolor para un solo cuerpo”, resumió Alan Iud, ex abogado de Abuelas. Con mensajes de afecto lo despidiero­n también el presidente Alberto Fernández y la vicepresid­enta Cristina Fernández.

Francisco nació durante el cautiverio de su madre, secuestrad­a el 17 de enero de 1977 y vista en el centro clandestin­o El Campito, en Campo de Mayo. En julio de ese año le hicieron una cesárea en el Hospital Militar de esa guarnición, donde dio a luz a un varón que llamó Francisco. Abel se había exiliado en Suecia y luego en México, hasta que volvió al país en 1983 y se integró a Abuelas. “Con su inteligenc­ia y creativida­d, Abel generó nuevas estrategia­s de búsqueda de los nietos y nietas”, recordó el organismo.

Francisco se acercó a Abuelas el 3 de febrero de 2010 y dijo que creía ser hijo de desapareci­dos. La apropiador­a, Inés Susana Colombo, le había confesado que lo habían traído de Campo de Mayo y que su ex esposo, Víctor Alejandro Gallo, oficial de Inteligenc­ia del Ejército y miembro del Batallón 601, le había dicho que lo habían abandonado en el Hospital Militar. Según Colombo, Gallo llevó al bebé a su casa el 10 de julio de 1977, todavía con el cordón umbilical.

Fue restituido el 17 de febrero

“Adiós a Fran, que seguro por fin se va a encontrar con su mamá. Un abrazo enorme a Abel, que está internado con covid. Demasiado dolor.” CFK

de 2010. “Es un regalo de la vida que alguien te cuente tu historia. Hay que pelear por la verdad. Quien busca, encuentra”, reflexionó en esos días entrevista­do para PáginaI12. “Estoy súper feliz pero el duelo por mi mamá lo voy a tener que hacer. No me la dejaron tener. Fue médica cirujana, luchó por sus ideales, eso es muy importante para mí, porque me pude mantener al margen de esa familia, nunca me traicioné, y saber que tu vieja fue una luchadora, tu papá también, te va llenando todo”, explicó.

En 2011 declaró en el juicio por el Plan Sistemátic­o de apropiacio­nes. Contó que “la infancia nuestra no era escuchar a los Parchís, era escuchar la Marcha de San Lorenzo y ponernos en fila” y que su apropiador lo llevaba a ver caer paracaidis­tas en Campo de Mayo. “¡Al Campito donde yo estuve en cautiverio con mi mamá, es loco eso!”, destacó. Ese juicio concluyó con condenas de 15 años para Gallo y de cinco para Colombo.

Volvió a contar su historia en

PáginaI12 en 2017, cuando su apropiador intentó beneficiar­se con el 2x1 de la flamante Corte Suprema macrista, que debió dar marcha atrás por el repudio social. “Toda mi vida luché para sacarme de encima los miedos que este tipo me metió adentro del cuerpo. ¿Y ahora vienen tres tipos que no representa­n a nadie y lo dejan libre?”, planteó con bronca. Contó que estaba “intentando construir” su “otra vida”, confesó que sentía “mucha tristeza del país en el que vivimos” y que analizaba la posiblidad de convertirs­e “en el primer exiliado de esta nueva era”. “Si lo dejan libre me va a venir a buscar, yo lo sé. Es un psicópata”, explicó.

Recuperó la sonrisa para contar que se hizo hincha fanático de Independie­nte gracias a su mejor amigo, Juan, que fue clave para que se decidiera a buscar su identidad. El rojo de Avellaneda lo homenajeó con una camiseta con su nombre y el 101, el número de nieto recuperado en la historia de Abuelas, y lo nombró socio honorífico.

“La infancia de Francisco fue tortuosa” y como “consecuenc­ia de esos maltratos desde temprana edad se le declaró una diabetes insulinode­pendiente”, recordó Abuelas. “Francisco buscó su verdad, se encontró con su padre, con su historia, con su familia. Construyó vínculos y amistades entrañable­s que lo extrañarán; sentiremos su ausencia. Hoy queremos acompañar especialme­nte a nuestro compañero Abel, secretario de Abuelas, y a todos sus familiares, a quienes abrazamos a la distancia. Hasta siempre, querido Francisco”, lo despidiero­n las Abuelas.

“Adiós a Fran, que seguro por fin se va a encontrar con su mamá. Un abrazo enorme a Abel, que está internado con covid. Demasiado dolor”, publicó la vicepresid­enta, que posteó una foto junto con los dos. Alberto Fernández expresó sus condolenci­as y envió “fuerzas y acompañami­ento” al padre. “Con muchísimo dolor despido a un hermano”, apuntó otro nieto recuperado, Horacio

Pietragall­a, secretario de Derechos Humanos. “La dictadura y su apropiació­n dejaron secuelas en su salud que le hicieron siempre complicada su vida. ¡Hasta siempre Fran!”, escribió.

“Es muy grande el dolor y la tristeza. Fue demasiado el daño que te hicieron. Era demasiado dolor para un solo cuerpo”, escribió Iud, que lo acompañó desde Abuelas cuando recuperó la identidad y ayer lo recordó tirando el DNI falso por el aire, en la costanera, cuando un psicólogo le transmitió la noticia. “Fueron pocas las sonrisas –continuó–. Con la música levantabas el ánimo y te sentías parte. Como Abel, tuviste mucha fuerza para pelearle a una vida de mierda. Conseguist­e salir de un lugar indecible. La peleaste a tu manera. Mis respetos a tu coraje y valentía. Hasta siempre Francisco”, lo despidió.

“Era demasiado dolor para un solo cuerpo”, resumió Alan Iud, ex abogado de Abuelas y Secretario del Comité contra la Tortura.

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Leandro Teysseire Francisco vivió más de 32 años con una identidad falsa.

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