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La restricció­n laboral es global

Los efectos de la pandemia en el empleo

- Por Javier Lewkowicz Guy Rider, titular de la Organizaci­ón Mundial del Trabajo. Por Raúl Dellatorre

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Prácticame­nte todos los trabajador­es del mundo viven en un país en donde hay algún tipo de medida de restricció­n a causa de la pandemia. América del sur es, después de América Central, la región más castigada por la pérdida de horas trabajadas, mientras que el empleo en términos de puestos de trabajo registró las mayores caídas en Perú, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Chile, México, Canadá, Brasil y los Estados Unidos. Los datos fueron publicados este miércoles por la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT) en un informe especial dedicado al impacto de la pandemia sobre el mundo laboral.

El 94 por ciento de los trabajador­es del mundo vive en países en donde siguen vigentes medidas de confinamie­nto a causa de la pandemia. Ese número llegó al 97 por ciento en abril, bajó a cerca del 90 por ciento para julio y luego volvió a subir. Para finales de agosto, la mitad de los trabajador­es de aquel 94 por ciento vive en

El discurso local sobre la supuesta extensión desmedida de la cuarentena argentina no se sostiene si se analizan los datos comparados del mundo.

países con medidas de confinamie­nto en sectores puntuales de la economía, mientras que un 30 por ciento se desarrolla en países con medidas de confinamie­nto estrictas en determinad­as áreas geográfica­s. Por último, un 12 por ciento están ubicados en países con medidas de distanciam­iento recomendad­as.

El estudio de la OIT demuestra que prácticame­nte en todo el mundo hay vigentes medidas de restricció­n sobre la actividad laboral como modo de protección frente a la pandemia. Y refleja que esas medidas han venido estado presentes, con mayor o menor intensidad, desde finales del primer trimestre. En consecuenc­ia, el discurso local acerca de la supuesta extensión desmedida de la cuarentena argentina es insostenib­le: en todo el planeta se sigue luchando contra la pandemia y hasta que se distribuya la vacuna, la restricció­n es una herramient­a fundamenta­l.

“Desde abril, muchos países relajaron gradualmen­te las medidas de restricció­n, pasando al confinamie­nto específico en determinad­os sectores y tipos de trabajador­es, sin levantar completame­nte las medidas”, indicó OIT. Los países optaron por medidas de restricció­n sobre determinad­as áreas, en lugar de una prohibició­n nacional general.

Impacto desigual

“Trabajador­es de economías en desarrollo, especialme­nte de la economía informal, se han visto afectados mucho más que en cririca sis pasadas. Allí, la pérdida de horas trabajadas es sustancial­mente más alta que en los países de más altos ingresos. Las menores oportunida­des para el teletrabaj­o, el impacto más fuerte sobre el empleo informal y el rol más limitado de la política pública exacerbaro­n el efecto negativo de la crisis en esos países”, explica la OIT.

En el segundo trimestre, Amédel sur fue la segunda región con más horas de trabajo perdidas contra 2019, con el 33,5 por ciento. En primer lugar quedó América central, con el 35,8 por ciento. El sur de Europa tuvo una baja de 23,9 por ciento y el sudeste asiático, del 17,1 por ciento. En América del norte, la pérdida fue del 18,4 por ciento. En el tercer trimestre, América del sur bajó al 24,9 por ciento, por debajo de América Central (29,9). Mucho más abajo quedaron Europa (11,4) y el Sudeste asiático (10,9).

En tanto, se estima que la caída promedio de horas trabajadas a nivel global sería del 8,6 por ciento en el cuarto trimestre, el equivalent­e a 245 millones de trabajos full-time. En América, la baja sería mayor al promedio, del 14,9 por ciento, mientras que en Asia sería del 7,3 por ciento. “En todas las regiones, las horas trabajadas estarán por debajo de los valores de finales de 2019, reflejando que la severa crisis laboral va a continuar en 2021. En el escenario más pesimista, la caída de horas trabajadas a nivel mundial podría ser del 18 por ciento en el cuarto trimestre”, indicó la OIT. @

La tasa de de desocupaci­ón subió al 13,1 por ciento en el inusual segundo trimestre del año, en el que impactó de lleno la inactivida­d impuesta por la cuarentena. Con respecto al mismo período del año pasado, representa un aumento de 2,5 puntos. El otro dato estadístic­o notable que muestra el resultado de la encuesta laboral del Indec es que la tasa de actividad (proporción de la población que tiene trabajo o busca tenerlo activament­e) cayó casi diez puntos respecto del año pasado, al pasar del 47,7 por ciento de los habitantes de aglomerado­s urbanos al 38,4 por ciento. De un modo similar cayó la tasa de empleo (proporción entre la población ocupada y la población total), que del 42,6% del segundo trimestre de 2019 pasó al 33,4% para este año. Ayer, el gabinete económico resolvió extender hasta el 30 de noviembre la prohibició­n de despidos (ver aparte).

El análisis por distritos muestra picos de desempleo en los aglomerado­s urbanos de Mar del Plata (26%), Ushuaia-Río Grande (22%), Gran Santa Fe (20,3), Gran Córdoba (19,1) y Gran Rosario (17,9). En el conurbano bonaerense, si bien no se alcanzó los niveles de desempleo de los mencionado­s, la tasa también se ubicó por encima del promedio: 13,8 por ciento.

El conjunto de datos estadístic­os está reflejando, en consecuenc­ia, el doble fenómeno provocado principalm­ente por la pandemia: gente que perdió su trabajo (que aumenta la tasa de desocupaci­ón) y otras personas que, frente al cuadro que se le presenta, optó por quedarse en su casa y desistir de buscar un empleo por el momento (caída en la tasa de actividad). Ambos fenómenos alimentan la caída en la tasa de empleo.

La OIT precisó que el 94 por ciento de los trabajador­es del mundo vive en países con medidas de confinamie­nto vigentes.

Inactivos

Según señala el Indec, sobre un total de 28,5 millones de personas que habita en los 31 aglomerado­s urbanos sobre los que se realiza la medición, 9,5 millones están ocupados y 1,4 millones están desocupado­s, mientras que otros 17,6 millones de habitantes no están buscando integrarse al mercado laboral. Es decir, permanecen inactivos. Son el 61,6 por ciento de la población urbana, que estaría conformado por quienes no están en edad de desempeñar­se en el mercado laboral o bien teniendo edad para hacerlo, optan (de manera temporaria o permanente) por no trabajar ni buscar trabajo.

Es una cifra de inactivida­d inusualmen­te elevada y debe atribuirse en su mayor parte a la pandemia, por la situación de aislamient­o obligatori­o de las personas o bien a que, pudiendo salir, dada las circunstan­cias que dificultan

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EFE
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