Cooperadora intervenida y escuela movilizada
Con su servicio de comedor autogestionado y su pileta propia, la escuela de Agronomía muestra logros por los que ahora, denuncian, su cooperadora está siendo “castigada”.
La comunidad educativa de la escuela Alvarez Thomas está en shock. Antes de ayer, en plena pandemia y sin que mediara más explicación que la de una auditoría que arrojó objeciones que ya fueron respondidas, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires intervino la cooperadora de esta comunidad, una de las más grandes, organizadas y eficaces en cuanto a sus resultados, que suele ponerse como “modelo” de logro autogestivo. Las familias del “Alva”, como se lo conoce, lo entienden como “una respuesta política” a la lucha que dieron desde que el gobierno porteño les sacó las clases de natación a los chicos del jardín (la Justicia les terminó dando la razón, pero el ansiado regreso aún no pudo materializarse porque el fallo se dictó este año). Y dados los números del balance que muestran con orgullo, también advierten: “Vienen por nuestros fondos”. Ayer organizaron un “ruidazo” frente a la escuela manifestándose contra la intervención.
El “Alva”, del barrio de Agronomía, es uno de los “buscados” dentro de la oferta de establecimientos públicos porteños, básicamente por tres motivos: su pileta propia, gracias a la cual los chicos y chicas pueden tener más horas de natación (el plan oficial se fue reduciendo con los años, hasta quedar sólo para cuarto grado). Su comedor autogestionado, que ofrece comida de mejor calidad que la del muy cuestionado servicio de concesiones privados del GCBA (hasta esta intervención, solo había cuatro escuelas con comedor autogesionado en la Ciudad, ahora sólo quedarían tres). Y las actividades extracurriculares que suma, unos quince talleres que los chicos y chicas pueden elegir. Todas estos son logros de esa cooperadora que ahora se está interviniendo.
Fabián Capponi, director general de Educación de Gestión Estatal del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires –quien se hizo célebre por el video viral que lo mostraba bailando sin barbijo en plena pandemia y en pleno ministerio–, fue quien citó a la directora de la escuela y al presidente de la cooperadora a una reunión para ”informar los resultados de la auditoría”. Terminaron informando la intervención. Capponi no estuvo presente en la reunión, no se lo vio más por actos públicos después de que los docentes pidieran su renuncia tras la viralización de su comportamiento, y tampoco respondió los llamados de PáginaI12 por el tema.
Desde el ministerio de Educación porteño informaron a PáginaI12, como causas de la intervención, “incumplimiento sistemático de las normas contables”. Objetan la “tenencia de un fondo común de inversión de $ 24.487.031,63 yendo en contra del espíritu de una asociación cooperadora”. También la “contratación de docentes dependientes del Ministerio de Educación para el desarrolllo de actividades extracurriculares, no conforme con la normativa que regula las asociaciones cooperadoras” y el “cobro de actividades extracurriculares”. Estas dos últimas objeciones refieren a los talleres que ofrecen a los chicos fuera del horario escolar, y que al mismo tiempo dan trabajo a talleristas (que facturan por sus honorarios).
“No hay en toda la extensa auditoría que hicieron el año pasado, ni en los argumentos con que terminan interviniendo la cooperadora, una sola duda respecto al manejo de los fondos, faltante de dinero, sospecha de malversación”, observa Paula Insaurralde, integrante de la comisión de directiva de la cooperadora. “Pero el Gobierno de la Ciudad sí ha cuestionado en reiteradas oportunidades que una cooperadora pueda tener ese monto de reserva, dando a entender que es ‘demasiado’. Y por algunos comentarios realizados, creemos que la intervención también apunta a quedarse con esos fondos. Es la primera vez que hay un intervención no porque falta plata, sino porque supuestamente sobra”.
Ese fondo de reserva –más de 24 millones de pesos– que la escuela logró “con una administración esforzada” (y con el trabajo voluntario de padres y madres, como ocurre en todas las cooperadoras), “prevee eventuales costos del personal que tenemos a cargo en el comedor, como indemnizaciones o licencias, es el ahorro para la construcción de un gimnasio para la escuela (al quitarnos tiempo de pileta, pensamos en suplirlo con otras actividades), y para costear las mejoras edilicias que van surgiendo”, explican desde la cooperadora. Recuerdan, además, que el gobierno porteño mantiene una deuda con la cooperadora de unos 600 mil pesos, por los chicos becados del comedor.
“Lo sentimos directamente como un ataque a la escuela. Un disciplinamiento a una cooperadora organizada, y un ejemplo para las que quieran organizarse”, completa
Las familias lo leen como “una respuesta política” a la lucha dada desde que el gobierno quiso sacar las clases de natación al jardín.
Insuarralde. Ayer por la mañana, los padres se organizaron para manifestarse frente a la escuela. En diálogo con PáginaI12, el flamante interventor de la cooperadora, Antonio Salum, denunció que fue “atacado” por los padres. Hoy la comunidad espera atenta el desarrollo de una decisión que, adelantaron, piensan apelar.