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“El sistema de salud se desangra”

Fernanda Almirón, Hospital Eva Perón de San Martín

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Fernanda Almirón tiene 41 años y estudió enfermería en la UBA. Trabaja en la Terapia del Hospital Eva Perón de San Martín, el ex Castex. Tiene dos hijos, Camilo de 6, y Ambar, de 16. Sus primeras participac­iones en protestas fueron en 2001 “en las asambleas, era joven, y vivía en Capital, ahí conocí a mi primer marido –cuenta– y ese fue mi primer contacto con la idea de poder transforma­r nuestras realidades”.

–¿Por qué decidió ser enfermera?

–Fue con la llegada de mi primera hija, cuando vine a vivir a provincia. Porque me crie en Parque Chas. Y decidí ser enfermera para independiz­arme y cuidar mejor de mi familia y de mí. Me gusta lo social y pensé que lo más importante para la gente es la educación y la salud. Me tire a enfermería y me enamoró. Hice la carrera en la Facultad de Medicina por la formación, y me puedo desenvolve­r gracias a eso, en cualquier área.

–¿En qué modificó la pandemia su forma de trabajo?

–Hay mucho miedo, ves compañeros enfermar y morir, es desesperan­te, tener que cerrar las bolsas con sus cuerpos. No lo puedo manejar, y no podemos quedarnos calladas. Hay compañeras que se fueron cuando podían haber tenido licencia por grupo de riesgo, pero se fueron, contagiada­s y fallecidas por covid. Y gran cantidad con síntomas leves, están internadas. Por eso me pareció importante la marcha, para que se entienda. No somos paramédico­s, no somos la costilla del médico, somos equipo. Los trabajador­es médicos padecemos todos lo mismo, pero enfermería está 24 horas con el paciente, y nos dejan para lo último.

–¿Cómo recuerda el episodio de la Legislatur­a?

–Fuimos a entregar el petitorio y como nadie salía estuvimos cantando para que alguien salga. Sale una persona con un policía y cuando entran nos metimos, fue un forcejeo. ‘Por favor es solo entregar la carta, nos tiene que recibir’, digo. Más empujones y viene la policía. Ahí me acordé de la protesta de la policía y dije: ‘Déjenos reclamar como ustedes’. Empezaron los gritos y ellos eran como estatuas hasta que uno sacó su palo y me da. Me toco la cabeza y veo sangre. Levanto a las manos y grito: ‘El sistema de salud se desangra y ustedes quieren más sangre ¡acá tienen!’, y empecé a sacudirles sangre. Mis compañeras quedaron heladas. Después reciben la carta, pero no se quien entró.

–¿Se imaginaba que podría pasar esto?

–No. Tampoco me esperaba el golpe. Veníamos re bien con la marcha, todas mujeres y creo que una Fuerza de Seguridad está capacitada para frenar sin reprimir. Salen los anticuaren­tena y no pasa nada, sale el sistema de salud y reprimen. Cuando realmente somos como soldados, cada día pienso: ‘Vamos que es una guardia más’. Quiero que cambie, que se vea una intención.

–¿Cree que esto puede mejorar la situación?

–Enfermería es una profesión hermosa y se la necesita capacitada. Y si hay que seguir la lucha seguiremos. Ojalá que sirva para que la gente entienda que los estamos cuidando. La lucha fortalece. Hoy tenemos equipos de protección, pero siempre falta algo, trabajamos con lo que tenemos y sin descanso. Y se nos mueren compañeros, eso marco la diferencia. Pero muchos sentimos orgullo, hacemos valer al trabajador de salud, aunque necesitamo­s de los organismos estatales, para seguir.

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