Reclamo y compromiso
En el Día de la Lucha por la Despenalización y Legalización del aborto, se realizó un pañuelazo virtual y el Presidente ratificó su apoyo al proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo
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V. tiene 19 años y es estudiante en un instituto terciario en Villa María, provincia de Córdoba. A principios de setiembre fue derivada desde el 0800 del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable al Hospital Materno Neonatal Ramon Carrillo, ubicado en la ciudad de Córdoba, para someterse a una interrupción legal de embarazo (ILE). Se la hicieron con medicamentos, aunque ella pidió expresamente que le practicaran un legrado porque ya había hecho tres intentos, sin éxito, con pastillas, con el acompañamiento de una socorrista. “Si es necesario que esté tres semanas internada usando la medicación, te quedarás tres semanas”, la respondió con mal tono una médica ginecóloga, el jueves 3 de setiembre, antes de suministrarle el tratamiento, según contó la adolescente a PáginaI12. A la madrugada siguiente, finalmente, pudo interrumpir la gestación. “Cuando me senté en las silla de ruedas para ir al quirófano donde me harían un legrado (para terminar el procedimiento), me pusieron en la falda una bandeja con un frasco que contenía el producto del aborto conservado en formol. Mientras íbamos al quirófano me dijeron que iban a llevar al feto a análisis patológicos y que podía pedir los informes en 15 días, incluso para conocer el sexo”, relató a este diario. “No bajé la cabeza nunca más. No podía verlo. Por más que yo haya decidido abortar, no tenían que obligarme a eso: lo cuento porque no quiero que ninguna otra persona pase por lo mismo. Fue muy violento el trato que recibí durante toda la atención”, contó V.
Esta semana, V., con el asesoramiento de una abogada feminista, presentará una nota con el relato de los hechos ante el hospital, que depende de la provincia de Córdoba, y en las áreas de Salud Sexual y Reproductiva de Córdoba y de Nación. PáginaI12 intentó consultar sobre el caso al ministro de Salud de Córdoba, Diego Cardozo, pero una de las encargadas de prensa del área respondió que “estaba complicado de agenda”.
“Hacía tiempo que no escuchaba un relato cargado de tanta crueldad. Lo que vivió V. es violencia institucional, trato deshumanizado y cruel”, consideró en diálogo con este diario Ruth Zurbriggen, feminista de Neuquén e integrante de Socorristas en Red. “No queremos que quienes garantizan una interrupción legal del embarazo lo hagan a cualquier precio. Y con el plan siniestro de dejar las marcas del maltrato tatuada en los cuerpos. Porque no es ingenuo lo que hicieron. Es parte intencional. Hay ahí una pedagogía y puede que se asiente en ‘hago lo que quiero porque no rindo cuentas’”, cuestionó Zurbrieggen.
V. contó a este diario que tuvo tres intentos de abortar con pastillas que no funcionaron, siempre con el acompañamiento de Cecilia Rivera, socorrista de Villa María, donde ella vive. Al no poder interrumpir el embarazo, a pesar de seguir el protocolo recomendado por la OMS, a fines de agosto decidieron llamar al 0800-222-3444 del Programa Nacional de Salud Sexual
y Procreación Responsable. Ya estaba de 13 semanas. La derivaron al Hospital Materno Neonatal, de la ciudad de Córdoba, donde realizan ILE durante el segundo semestre de embarazo. “Nunca tuve dudas de que quería abortar”, dice la joven. La socorrista la acompañó.
Luego de la entrevista inicial la derivaron a la guardia ginecológica. “Sin recibir ningún tipo de consejería sobre las posibilidades de llevar adelante el aborto, me mandaron a la parte de internaciones. Me informaron que tenía que hacerme un hisopado de covid-19. Ese primer día las violencias fueron desde no explicarme por qué la opción con pastillas era la adecuada hasta no darme agua por más de 10 horas, ni permitir que se me enviara desde afuera del hospital nada a la habitación, ni comida ni agua. Y me empezaron a aplicar misoprostol”, contó V.
Al día siguiente, “una ginecóloga
La hostigaron en el hospital donde le hicieron la práctica: hasta le pusieron en la falda el producto del aborto.
“Vino a decirme que las enfermeras estaban a favor de la vida y que no estaban de acuerdo con lo que había hecho, que había quitado una vida.”
se presentó en mi habitación diciendo que la única opción que tenía para abortar era con misoprostol. A través del 0800 y de la Red de Socorristas se hicieron reclamos y como respuesta me informaron que me iban a hacer una microcesárea al día siguiente, obviamente sin detenerse un segundo a explicarme de qué se trataba esa intervención, qué cicatrices me podía dejar”, señaló V. Ya en la madrugada del viernes se produjo el aborto con las pastillas.
Finalmente la llevaron a realizar una ecografía que confirmó el procedimiento, pero debían finalizarlo con un legrado. “A las 22 del viernes me llevaron al quirófano para realizarme un legrado. Cuando me senté en las silla de ruedas me pusieron en la falda una bandeja con un frasquito que contenía el producto del aborto conservado en formol. Me dijeron que iban a llevar al feto a análisis patológicos y que podía pedir los informes en 15 días, incluso para conocer el sexo”. El sábado el resultado del hisopado realizado el miércoles continuaba sin llegar. “El domingo por la mañana la enfermera que estaba a cargo vino a decirme que las enfermeras estaban a favor de la vida y que no estaban de acuerdo con lo que había hecho, me dijo que había quitado una vida y que seguramente el hisopado se estaba demorando porque nadie estaba de acuerdo con lo que ‘había hecho’, que ‘quitar una vida’ no estaba bien”.
A la noche del domingo, “me dijeron que había llegado el resultado del hisopado y que era negativo, que el lunes me darían el alta”. Para terminar de violentarla, la hicieron pasar la última noche con una mujer que acaba de parir y su bebé. @
La Campaña Nacional por el Derecho al Abortó Legal, Seguro y Gratuito realizó un pañuelazo federal online para reclamar que se trate de forma urgente en el Congreso la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). La manifestación virtual se dio en el marco de la jornada de lucha global por la Legalización del Aborto en América Latina y el Caribe. Bajo el lema “es urgente, es prioridad y es esencial”, el encuentro que convocó a miles de mujeres fue organizado por Zoom y seguido por redes sociales y la plataforma de videos Youtube. Saludos locales e internacionales alternaron con videos y la lectura de la declaración de San Bernardo, el documento donde las feministas de la región suscribieron el 22 de noviembre de 1990 su compromiso por la despenalización y legalización del aborto. El presidente Alberto Fernánez ratificó, con un mensaje en redes sociales, su apoyo al proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (ver aparte).
Aunque se dio a través de las pantallas, no dejó de ser una jornada de lucha y reivindicación que abrió pasadas las 18 con la coordinación de las anfitrionas y militantes de la Campaña Mariángeles Guerrero y Constanza “Coti” Fosch Rodón. Tras la proyección del corto Aborto legal ya, de Eleonora Ghioldi, tres militantes históricas, Nina Brugo, Mabel Gabarra y Cristina Ercoli (de CABA, Rosario y La Pampa respectivamente) leyeron la declaración de San Bernardo.
El texto, leído a tres voces, recuerda que “miles de mujeres mueren diariamente en América Latina y el Caribe a causa del aborto clandestino”, que el “aborto clandestino constituye la primera causa de muerte en las mujeres en edad reproductiva en la mayoría de nuestros países”. Y advierte que “la maternidad involuntaria es una forma de esclavitud de las mujeres”, que “frente al aborto los sectores de poder adop