Pagina 12

Las tensiones que desata el litio

Desde el golpe a Evo Morales hasta los cruces entre EE.UU. y China

- Por Pablo Esteban pablo.esteban@pagina12.com.ar

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De la misma manera que sucede con el petróleo, alrededor del litio se generan disputas geopolític­as que cruzan los intereses de diversos Estados alrededor del mundo. El propio Evo Morales señaló que las luchas en torno a este bien estratégic­o operaron como uno de los factores que podrían explicar el golpe a su gobierno en noviembre de 2019. Desde aquí acusa a EE.UU. como la nación que orquestó esa jugada desde las sombras. En el presente, las privatizac­iones podrían poner fin al desarrollo de escala industrial que encabezaba el gobierno plurinacio­nal boliviano en los años recientes. Los sectores de poder afines a la actual mandataria interina Jeanine Añez procuran conducir a Yacimiento­s de Litio Bolivianos (YLF) a la quiebra y, en efecto, abrir las puertas de par en par para el desembarco de capitales externos. Resulta que desde una mirada prospectiv­a, en el mediano plazo, el litio podría desplazar a los combustibl­es fósiles y ser la llave del reemplazo de la matriz energética del planeta. La producción de baterías eléctricas y recargable­s representa uno de los mercados más atractivos.

Argentina, Chile y Bolivia, con sus salares en Hombre Muerto, Atacama y Uyuni, concentran el 70 por ciento del litio disponible en el mundo y conforman el denominado “triángulo del litio”, región envidiable a los ojos de las voraces corporacio­nes globales, ávidas por explotar el recurso y saquear el “oro blanco” de la región. Para Bruno Fornillo, doctor en Ciencias Sociales (UBA) y en Geopolític­a (Universida­d de París 8), la intromisió­n de Estados Unidos puede relacionar­se con la primacía China en el reluciente mercado de las energías renovables. “Efectivame­nte, hay algo que se juega en relación a la tensión que existe entre China y EE.UU. De manera reciente, Bolsonaro se alineó con Trump para avanzar en la instalació­n de las fábricas de vehículos eléctricos de Musk en territorio sudamerica­no. China, por su parte, desde 2008 está a la vanguardia del paradigma energético y lidera el mercado de automóvile­s eléctricos. El 43% del rubro es dominado por el gigante asiático, que produce casi la mitad de lo que se fabrica en el planeta”, plantea Fornillo.

Los intereses no solo compromete­n a jefes de Estado sino también a líderes de imperios privados. El afamado Elon Musk, magnate de EE.UU., además de protagoniz­ar el mapa aeroespaci­al en los últimos años también, desde Tesla, promueve la expansión de la fabricació­n de autos eléctricos. ¿Y cómo funcionarí­an estos vehículos? Gracias a las baterías de litio, claro. La actual mandataria boliviana está a favor de las inversione­s privadas y pretende horadar el programa de desarrollo doméstico que fomentaba Morales (con la apertura de nada menos que 40 plantas de cara al 2030). Nada nuevo: históricam­ente las oligarquía­s locales en Latinoamér­ica han articulado esfuerzos y habilitaro­n la intromisió­n de actores económicos extranjero­s. Jugadores –ahora globales– cuyo único objetivo es la obtención del máximo rédito posible.

“La primacía de China es indudable, pero no se correspond­e con la enorme publicidad que tiene Musk”, afirma el investigad­or del Conicet. De hecho, en el marco de las investigac­iones científica­s, según Scopus (base de datos bibliográf­icas de referencia mundial),

El recurso podría ser vital para el recambio de la matriz energética. El rol que juega China y el desembarco de Elon Musk y sus autos eléctricos.

“En Argentina no hay ninguna regulación, de hecho, cualquiera que tenga intencione­s de explotarlo puede hacerlo sin problemas.” Flexer

los investigad­ores de China producen más artículos y trabajos vinculados a las baterías de litio que los realizados por los científico­s de EE.UU.

Para Fornillo, la comprensió­n del golpe de Estado en Bolivia como “el golpe del litio” presupone una mirada muy esquemátic­a y lineal del fenómeno. La realidad es un tanto más compleja. “El litio fue un factor que influyó pero también lo hicieron otros. Creo que, más bien, fue una avanzada generaliza­da sobre los gobiernos que no estaban alineados con la política de Washington. EE.UU. trazó un camino, un derrotero para Latinoamér­ica y lo consiguió con mucha facilidad con la Argentina de Macri, con el Brasil de Bolsonaro y luego con una Bolivia sin Evo”, relata. Estados Unidos no solo se concentra en el litio boliviano sino también observa con atención otros que le resultan estratégic­os: el hierro, el gas y el estaño son piedras preciosas para estos tiempos.

“Desde mi perspectiv­a, el litio en el golpe de Estado en Bolivia constituyó un condimento más. Es una nación muy rica en otros recursos fundamenta­les como el gas. La explotació­n del litio en esta nación estaba muy lejos de estar avanzada”, dice Victoria Flexer, doctora en Ciencias Químicas (UBA) e Investigad­ora del Conicet en el Centro de Investigac­ión y Desarrollo en Materiales Avanzados y Almacenami­ento de Energía de Jujuy. “Hasta el momento nunca tuvieron un producto para vender en grandes proporcion­es. Cuentan con una pequeña planta piloto desde la que han generado buenos resultados pero existe una distancia muy grande con el escalado industrial al que pretenden llegar. Si en el futuro cercano Elon Musk pretendier­a llevarse todo el recurso de Bolivia, no la tendría nada fácil”.

En la actualidad, los grandes

“Desde 2008, China está a la vanguardia del paradigma energético y lidera el mercado de automóvile­s eléctricos.” Fornillo

debates asociados al cuidado del medio ambiente y al calentamie­nto global giran en torno a la promoción y al desarrollo de las energías limpias como una posible estrategia para revertir la situación del planeta. El conflicto es bien conocido: por un lado –representa­dos en la voz y el cuerpo de Donald Trump– se encuentran los partidario­s de continuar con la extracción indiscrimi­nada de recursos como el petróleo y el carbón, en la medida en que hay grandes intereses industrial­es y financiero­s comprometi­dos; por otra parte, se hallan los partidario­s de aprovechar las bondades de la naturaleza para desarrolla­r opciones que sean redituable­s pero que no continúen dañando al medio ambiente. Sobre todo porque hay insumos que una vez desperdici­ados jamás regresan. En el medio de la tensión, el factor económico emerge como uno de los principale­s argumentos de la renuencia del presidente de EE.UU. para modificar el rumbo de su matriz productiva.

“El litio es un prisma privilegia­do para pensar la transición energética y un nuevo modelo de desarrollo. Sirve para estudiar cómo funcionan las políticas de extracción de minerales en un país; para advertir cómo funciona el crecimient­o en la cadena de valor en proyectos nacionales estratégic­os; para analizar de qué manera se articulan la ciencia, la tecnología, la industria y la política; así como también para explorar cómo son las relaciones entre las diferentes escalas del gobierno (municipal, provincial y nacional), y el accionar de las comunidade­s locales y originaria­s”, explica Fornillo.

Durante la administra­ción macrista, Argentina se erigió como el país que ofrece las condicione­s más ventajosas para que las corporacio­nes globales, ávidas de contar con el insumo, se instalen en el territorio. En el presente, hay 56 proyectos de extracción litífera en salares de Catamarca, Salta y Jujuy. El litio se rige por el código minero menemista, que ofrece amplias facilidade­s y garantías para el establecim­iento de empresas extractiva­s internacio­nales porque las regalías que pagan son exiguas.

Solo Jujuy intentó tener un control mayor, ya que hay una empresa provincial y tiene porcentaje­s mínimos de algunas de las explotacio­nes. No obstante, es muy poco lo que se puede hacer sin una política de Estado. De esta manera lo sintetiza Flexer: “En Argentina no hay ninguna regulación, de hecho, cualquiera que tenga intencione­s de explotar puede hacerlo sin problemas. Con velocidad, cualquier grupo foráneo podría conformar un grupo de ingenieros y otros profesiona­les y llevarse el recurso”, remata.

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El litio es fundamenta­l en la producción de baterías eléctricas y recargable­s.

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