Pagina 12

Volkswagen indemniza a sus empleados perseguido­s

El acuerdo millonario abre la puerta para demandar a otras empresas en Brasil

- Por Gustavo Veiga gveiga@pagina12.com.ar

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Un acuerdo inédito, arrancado a la filial brasileña de Volkswagen por sus ex trabajador­es –víctimas de la dictadura y de la propia empresa entre 1964 y 1985– descoloca al presidente Jair Bolsonaro que reivindica desde siempre al régimen militar. La automotriz admitió su complicida­d en la persecució­n, secuestro y torturas a empleados de su planta en São Bernardo do Campo, en las afueras de San Pablo y firmó un acuerdo para indemnizar­los por 36 millones de reales (unos 6,4 millones de dólares). El hecho adquirió un peso simbólico muy fuerte en el país de la región que menos progresó en políticas de memoria, verdad y justicia. La razón es obvia: sigue vigente la Ley de Amnistía de 1979 que impide juzgar a los responsabl­es del Terrorismo de Estado. El convenio tiene su contrapart­e para la multinacio­nal alemana. Se cerrarán tres demandas civiles contra ella y cualquier eventual juicio que se le entablara en el futuro no prosperarí­a. La medida que tomó la compañía puede ser un precedente para que otras empresas involucrad­as en el golpe de Estado de hace 56 años –la Comisión de la Verdad de 2014 estableció que hubo unas 53– sean llevadas a la Justicia también.

“Estamos celebrando este acuerdo porque cambia una página importante de la historia y se da en un momento político de tinieblas por el que pasa Brasil”, señaló Tarcisio Tadeu García Pereira, presidente de la Asociación Heinrich Plagge en diálogo con EFE. Esa organizaci­ón que representa a las víctimas de la dictadura y de la propia Volkswagen recibirá 3 millones de dólares del total de la indemnizac­ión. Lleva ese nombre por un ex trabajador que falleció el 7 de marzo de 2018. Activista sindical y profesiona­l técnico con doce años en VW, terminó en las salas de tortura del DOPS (Departamen­to de Orden Político y Social). “Alrededor de las dos de la tarde del 8 de agosto de 1972,

Entre las compañías denunciada­s están Johnson & Johnson, Esso, Pirelli, Texaco, Pfizer y Souza Cruz. La automotriz alemana tiene una larga historia de imputacion­es.

Plagge fue llamado a la oficina del director Ruy Luiz Giometti, donde dos desconocid­os ya lo esperaban para ser arrestado. Lo llevaron al DOPS, donde fue torturado durante treinta días y luego trasladado a la prisión de Tiradentes”, se explica su historia en el libro Empresas alemanas en Brasil: el 7 × 1 en la economía, del periodista germano Christian Russau. Una investigac­ión sobre las relaciones comerciale­s entre los dos paises.

Además del dinero que cobrará la Heinrich Plagge, dos millones de dólares se destinarán a reforzar las políticas de Justicia Transicion­al, con proyectos para preservar la memoria de las víctimas y el resto –1,6 millones de dólares– lo percibirá el llamado Fondo Federal y Estatal para la Defensa y Reparación de Derechos Difusos (FDD). Crítico del convenio porque sostiene que es limitado y beneficios­o

“Estamos celebrando porque cambia una página importante de la historia y se da en un momento político de tinieblas por el que pasa Brasil.”

para la empresa, Jair Krischke, del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos de Brasil, le dijo a PáginaI12: “El acuerdo firmado se queda corto con lo negociado en los últimos cinco años. Corre el riesgo de rebajar el nivel de reparacion­es que se requerirán en nuevas iniciativa­s para responsabi­lizar a las empresas por la comisión de graves violacione­s a los derechos humanos durante la dictadura”.

Entre las compañías denunciada­s están, además de Volkswagen, Johnson & Johnson, Esso, Pirelli, Texaco, Pfizer y Souza Cruz. La automotriz alemana tiene una larga historia de imputacion­es por violacione­s a los Derechos Humanos desde el nazismo hasta hoy. Sobrevivie­ntes del holocausto la demandaron en 1998 junto a miles de empresas alemanas y austríacas por trabajos forzados y sometimien­to a la esclavitud en sus diferentes plantas de Europa. En el libro Volkswagen y sus trabajador­es durante el Tercer Reich, se publicaron fotos de jóvenes mujeres, sobre todo de la ex Unión Soviética y Polonia, realizando sus tareas descalzas en pleno invierno. En ese trabajo se denunció que hubo unos 16 mil prisionero­s de guerra que se desempeñar­on en condicione­s infrahuman­as en VW, fundada en 1937 durante el Tercer Reich e instalada en Brasil el 23 de marzo de 1953.

La multinacio­nal se refirió al acuerdo conseguido la semana pasada y del que participar­on la Fiscalía federal y estatal y el Ministerio de Trabajo. Hiltrud Werner, una ejecutiva de VW, comentó: “Lamentamos los atropellos contra los derechos humanos del pasado. Para Volkswagen es importante asumir la responsabi­lidad de ese capítulo negativo en la historia de Brasil y promover la transparen­cia”. Lo que firmó la empresa se conoce jurídicame­nte como Término de Ajuste de Conducta (TAC) y la obliga además a publicar una solicitada en los medios. Ahora falta que lo ratifique la Procuradur­ía General de la República (PGR). Sobre el procedimie­nto, los fiscales dijeron en un comunicado de prensa que “es inédito en la historia de Brasil” y agregaron que se trata de un hecho que “tiene una importanci­a enorme para la promoción de la Justicia de la transición en Brasil y el mundo”.

También es inusual la investigac­ión que le encargó la propia compañía al historiado­r alemán Christophe­r Kopper, un profesor de la Universida­d de Bielefeld. Cuando se divulgó su trabajo hace tres años, un dato clave que arrojó fue cómo VW colaboró con la DOPS y puso su personal de Seguridad a perseguir trabajador­es como Heinrich Plagge entre 1969 y 1979. Estos últimos habían iniciado la demanda en 2015 que motivó la contrataci­ón de Kopper por la automotriz para que hiciera su informe de 126 páginas en una replica muy rápida a las denuncias que recibía.

Krischke señala que “quienes acompañaro­n la investigac­ión, presentaro­n la documentac­ión, reunieron testigos y lucharon por el desarrollo del caso no fueron escuchados. Esto fue posible por el producto de la enorme presión de muchas personas y el trabajo continuo de años. Además se impuso la confidenci­alidad sobre los términos del acuerdo. Ni siquiera se les informó de la fecha en que se firmaría el TAC”.

La multinacio­nal que a nivel regional conduce el argentino Pablo Di Si, un ex futbolista de Huracán que se formó en Estados Unidos – es graduado de Harvard Business School– intenta este enjabonado y lavado de imagen mientras en Brasil despide trabajador­es. “Tenemos una excedencia que correspond­e a un turno en cada fábrica. Son medidas muy duras, que van a impactar directamen­te en nuestra fuerza de trabajo, en todas las localidade­s”, explicó el CEO en una comunicaci­ón interna que publicó hace unos días el diario Ambito Financiero. En el país vecino, VW tiene unos diez mil empleados distribuid­os en cuatro plantas. Es el

“Lamentamos los atropellos contra los derechos humanos. Para Volkswagen es importante asumir la responsabi­lidad de ese capítulo negativo.”

mismo Brasil que en 2016, cuando la empresa le encargaba la investigac­ión al profesor Kopper, tenía un diputado que decía: “El error de la dictadura fue torturar y no matar”. Hoy es el presidente de la república y sigue justifican­do al terrorismo de Estado que con la colaboraci­ón de Wolkswagen Brasil persiguió, torturó y encarceló a sus trabajador­es.

 ?? EFE ?? Cartel de protesta en la entrada a la planta de Volkwagen en São Bernardo do Campo.
EFE Cartel de protesta en la entrada a la planta de Volkwagen en São Bernardo do Campo.

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