Pagina 12

La causa detrás de los incendios

Los fuegos buscan estimular el rebrote para alimentar el ganado

- Por Javier Lewkowicz

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En Córdoba se quemaron 181 mil hectáreas este año a causa de incendios forestales, que también se registran en San Luis, Corrientes, Chaco y Formosa. Esto implica sustancial­es pérdidas económicas en términos de recursos forrajeros, leña, ganadería de monte, alambrados y gasto de recursos en extinción de los incendios, junto al daño sobre los ecosistema­s, retracción del bosque nativo, la salud de la población y emisiones masivas de gases de efecto invernader­o. Los incendios tienen por lo general un origen intenciona­l, ya que el fuego suele utilizarse para estimular el rebrote y alimentar el ganado en un contexto climático extremo: la peor sequía en los últimos 40 años.

Por su parte, este año se quemó una quinta parte de la superficie del Delta del Paraná. En el Delta hay incendios intenciona­les en un contexto de fuerte bajante histórica de los ríos de la cuenca del Paraná, que hace de propagador del fuego, en un marco de creciente interés inmobiliar­io, agrícola-ganadero y minero por esas tierras.

Según la organizaci­ón Global Forest Watch, Argentina está en el séptimo lugar entre los países que mayores alertas por el fuego emitieron este año. En primer lugar está Estados Unidos, ya que en California este año se quemaron 2 millones de hectáreas. En Europa también hay una alarma creciente por los incendios forestales y está el caso reciente del desastre en Australia. Los incendios cada vez más frecuentes e intensos son un problema de carácter global y están muy relacionad­os al cambio climático, porque los eventos de calor extremo y sequía aparecen cada vez más seguido.

Uno de los peores años

El Instituto Gulich (Universida­d de Córdoba-Conae) relevó a través de imágenes satelitale­s que este año se quemaron 181 mil hectáreas de las sierras de Córdoba. “Es el peor o uno de los peores años de los últimos veinte”, resume Juan Argañaraz, director del instituto.

Los ingenieros Andrés Horacio Britos y Emmanuel De La Mata, del Ministerio de Agricultur­a, analizaron que el 60 por ciento de la superficie quemada correspond­e a estados muy degradados, como pastizales o pajonales, arbustales abiertos y roquedales, la gran mayoría en zonas elevadas y con pendientes. Hay presencia de ganado vacuno y equino. Los bosques afectados representa­rían entre el 10 y el 30 por ciento de la superficie afectada, un porcentaje que no es más alto solo porque el bosque cada vez se retrae más y ya queda relativame­nte poco. Se calcula que sólo queda en pie el 3 por ciento del bosque nativo que había a principios del siglo XX.

Argañaraz advierte para evaluar el daño económico que hay que tener en cuenta la pérdida de recurso forrajero y ganadero, la reparación de alambrados y la plata que se gasta en extinguir el incendio a partir del avión hidrante y del combustibl­e. Asimismo, hay un enorme daño que es imposible de medir en términos de erosión de suelo, consumo de oxígeno y emisión de dióxido de carbono, afectación del agua y pérdida de bosque.

Rubén Guinzburg, investigad­or del Grupo de Estudios de Sistemas Ecológicos en Ambientes Agrícolas de la FCEN-UBA, explica que en general los fuegos tienen un origen intenciona­l vinculado a estimular el rebrote para alimentar el ganado. “Los focos fácilmente se salen de control porque estamos en presencia de la peor sequía en cuarenta años. Es un territorio muy favorable al fuego porque la expansión agrícola llevó a la ganadería a zonas en donde había bosque nativo, que es un ecosistema que impide la expansión del fuego”, indica. También hay informes que relatan las numerosas causas en la justicia cordobesa por incendios intenciona­les con fines especulati­vos en zonas en donde se apunta al desarrollo turístico, ganadero y minero.

Un problema global

En una entrevista publicada el pasado fin de semana a raíz de los

Por la sequía, los focos intenciona­les suelen salirse de control. Sólo en Córdoba ya se quemaron 181 mil hectáreas este año.

Según Global Forest Watch, Argentina está en el séptimo lugar entre los países que mayores alertas por el fuego emitieron este año.

incendios en California, Niklas Hagelberg, experto de cambio climático del United Nations Environmen­tal Programme (UNEP), planteó que “en los últimos años vimos un crecimient­o en la temperatur­a promedio, lo cual lleva a un aumento en la evaporació­n, junto a extendidas sequías. El ecosistema es tan seco después de muchos años de cambio gradual que hay un aumento en la frecuencia y la intensidad de los fuegos. La temporada de fuegos en los Estados Unidos es ahora 75 días más larga que en 1970. El planeta está alrededor de 1,1 grados más cálido que en la etapa pre-industrial y esto ya está cambiando el mundo alrededor nuestro. Entonces eventos que sucedían cada cien años ahora ocurren cada diez años”.

El informe “Salud, incendios y cambio climático en California”, editado por la Universida­d de Berkeley, muestra que quince de los veinte peores incendios en la historia de la región ocurrieron en los últimos veinte años y que esto se debe en buena medida a que el período de lluvias se achicó y por ello las secas llegan antes y se van después. Desde principios de año, en California se quemaron 2 millones de hectáreas. El año pasado, Australia fue noticia en todo mundo a raíz del “verano negro”, cuando se quemaron 18,6 millones de hectáreas. En tanto, un punto central de la problemáti­ca global del fuego es el Amazona, en donde desde principios de año hasta hace unas semanas se habían detectado 63 mil incendios en un contexto de destrucció­n intenciona­l de la selva para el uso de la ganadería. @

“En los pueblos de Punilla el gobierno provincial no auxilia a los vecinos y vecinas frente a los incendios, hay una ausencia total del Estado”, aseguró a PáginaI12 Marcela Fernández, abogada de las Asambleas Ambientale­s de Punilla, que este lunes realizaron en conferenci­a de prensa una “denuncia pública” ante lo que catalogan como un “ecocidio posibilita­do por el gobierno provincial”. Pobladores de Punilla, la región más afectada y con focos aún activos, dieron testimonio de sus experienci­as: bosques, montes, flora, fauna, viviendas y hasta dos vecinos que intentaban apagar las llamas fueron víctimas de los incendios que según estimacion­es del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuar­ia (INTA) ya arrasaron más de 190 mil hectáreas.

“El fuego llegó el domingo 27 de septiembre con un viento terrible y fue imposible detenerlo, no quedó nada salvo las casas”. Así comenzó su relato Pablo, vecino de Characato, pueblo al que describió como “una comunidad de veinte habitantes”. Según su testimonio, los bomberos llegaron cuando las llamas estaban sobre el poblado: “Su criterio fue proteger las casas, como si fuera lo único que importa. Es un error muy grave, al fuego hay que agarrarlo apenas se inicia. Además una casa se levanta en seis meses, el monte tarda 50 años y nuestra casa es el monte, no el rancho”, sostuvo Pablo y agregó que, una vez apagado el fuego, los bomberos se fueron y los vecinos realizaron la guardia de cenizas.

Además de afectar a pequeños poblados, la semana pasada las llamas llegaron a cercanías de Villa Carlos Paz. Ezequiel, de Villa Parque San Roque, relató que “el fuego estaba a tres kilómetros y los vecinos lo combatimos como pudimos, desde la tarde hasta la noche. Al otro día estaba casi arriba de mi casa y recién ahí llegaron bomberos con poca fuerza porque venían de otro foco, así que nuestra ayuda fue imprescind­ible. Yo por suerte salvé mi casa pero en muchos casos no lo lograron”.

Cristóbal Varela y José Roble son las dos víctimas fatales hasta el momento. Los dos murieron mientras intentaban apagar el fuego y desde entonces las autoridade­s llaman a los vecinos a no colaborar. Sin embargo, ellos argumentan que, en muchos casos, tienen más conocimien­to de las zonas que los bomberos: “Trabajamos con brigadas vecinales de San Marcos que están muy organizada­s. Los bomberos se enojaron porque estábamos ahí, pero con el fuego a 50 metros hicieron caso a los baqueanos que decíamos que había que hacer contrafueg­o. Así se apagó pero si no hubiera avanzado”, señaló Franco González, vecino de La Cumbre.

“No hay bomberos especializ­ados en ataque forestal. Los volun

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Se calcula que sólo queda en pie el 3 por ciento del bosque nativo que había a principios del siglo XX.

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