Juan Guaidó se quedó sin el oro
Fallo de un tribunal de apelaciones de Londres
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Un tribunal de apelaciones de Londres anuló este lunes una decisión judicial previa que en julio reconoció al líder opositor venezolano Juan Guaidó como el único capacitado para determinar el destino de 31 toneladas de oro (con un valor aproximado de 900 millones de euros) que custodia desde hace años el Banco de Inglaterra.
La premisa era que el Banco de Inglaterra no estaba autorizado a darle ese dinero a Maduro, sino a Guaidó. El fallo de julio fue un gran apoyo de la justicia británica al presidente de la Asamblea Nacional del país sudamericano reconocido como presidente interino por más de 50 países. La sentencia del lunes da por tierra la sentencia de julio.
Considerando ambigua la declaración del entonces ministro británico de Relaciones Exteriores, Jeremy Hunt, que en febrero de 2019 reconoció a Guaidó como “presidente interino de Venezuela”, la Corte de Apelación estimó que el Ejecutivo de Londres podría seguir reconociendo “de facto” a la administración de Nicolás Maduro.
Los jueces no pudieron sin embargo determinar si esto es efectivamente así, por lo que ordenaron que se lleve a cabo una investigación en profundidad cuya consecuencia última sería determinar a cuál de los dos rivales corresponde el control real de los fondos.
“Antes de poder dar una respuesta definitiva a las cuestiones de reconocimiento, será necesario determinar si el gobierno de Su Majestad reconoce al señor Guaidó como presidente de Venezuela a todos los efectos y, por consiguiente, no reconoce al señor Maduro como presidente a ningún efecto”, escribieron los jueces en su decisión reenviado el asunto a la Corte Comercial que emitió la sentencia de julio.
El tribunal de apelación señala en su fallo que es posible jurídicamente reconocer a la autoridad de un país mientras se mantienen relaciones con la que detenta en realidad el poder. “No se ha discutido al respecto que el Gobierno de Su Majestad ha seguido manteniendo relaciones diplomáticas con los representantes del señor Maduro, al recibir en la Corte de St. James las credenciales del embajador designado por el señor Maduro, y seguir manteniendo una embajada en Venezuela con un embajador acreditado por el señor Maduro”, sostiene el fallo.
El gobierno de Maduro, a través del Banco Central de Venezuela presidido por Calixto Ortega, lleva dos años intentando sin éxito recuperar las 31 toneladas de oro de la reserva nacional.
Sin embargo, la Asamblea Nacional de Venezuela, dominada por la oposición y presidida por Guaidó, nombró en julio de 2019 a su propia dirección adecuada del banco central venezolano y pidió a la
La Justicia estimó que el Ejecutivo británico podría seguir reconociendo “de facto” a la administración de Nicolás Maduro.
entonces primera ministra Theresa May que no entregase los lingotes, asegurando que “podrían servir para reprimir al pueblo venezolano”, o llenar los bolsillos de un régimen que califica de “cleptócrata”. El Ejecutivo de Maduro había reclamado la devolución del oro para transferirlo al Programa de Ayuda al Desarrollo de Naciones Unidas, y facilitar así la compra “de material sanitario, medicinas y alimentos básicos” que permitieran la lucha contra la pandemia del coronavirus. El Banco de Inglaterra, junto con la Reserva Federal de Estados Unidos, es el mayor custodio internacional de reservas de oro. Retiene en sus cámaras unos 400.000 lingotes, por valor de más de 200.000 millones de euros.
Afirmando necesitar los fondos para combatir la pandemia de covid-19, Caracas se querelló en mayo contra el Banco de Inglaterra. Este afirma sin embargo encontrarse atrapado entre dos grupos rivales que le dan instrucciones contradictorias y pidió a la justicia que, antes de decidir el destino final del oro, se resuelva como cuestión preliminar quién tiene su control. @
París y tres localidades de los alrededores pasaron bajo el estatuto de “alerta máxima”. Estas “medidas obligatorias” se extenderán por un plazo de 15 días e implican principalmente el cierre de los bares, los gimnasios, los clubes, las piscinas, las ferias, los salones, la regulación de la circulación de las personas, la limitación de las reuniones (grupos de menos de 10 personas en las calles y las plazas), la prohibición de las fiestas y la disminución de la afluencia en las dependencias de la enseñanza superior (menos de 50). Los restaurantes permanecerán abiertos bajo ciertas condiciones de ocupación y distancia, ambas reforzadas. Siempre y cuando no sobrepasen un aforo de 1000 personas, los museos, los cines, los teatros y algunas salas de conciertos podrán abrir.
El gobierno había preparado el terreno mediante anuncios previos ante la degradación del panorama sanitario. La proporción de testeos positivos no hace sino crecer: el domingo el porcentaje alcanzó 8,2 por ciento contra 4,5 por ciento hace un mes. Entre el sábado y domingo hubo 12.500 casos nuevos y la víspera se llegó a un record de 17.000. Los diagnósticos positivos en el curso de la última semana superaron la cifra de 250 por cada 100 mil habitantes para alcanzar los 270. Esos números se repercuten en los servicios de reanimación, donde 35 por ciento de las camas disponibles están ocupadas por pacientes contagiados con la covid-19. La Agencia Regional de salud de Ile de France (ARS, donde está París) anticipa que en “los próximos 15 días llegaremos al 50 por ciento de ocupación”. En Francia, el llamado “umbral crítico” se sitúa en un 30 por ciento. El prefecto de París, Didier Lallement, explicó que “se trata de medidas de freno porque la epidemia va demasiado rápido. Hay que frenar antes de que nuestro sistema sanitario se vea desbordado”.
En esas condiciones, al gobierno no lo quedaba otra opción más que la de apretar las cuerdas. El Ejecutivo flota entre la disyuntiva que consiste en evitar que la pandemia se expanda fuera de control y preservar al mismo tiempo el funcionamiento de la economía para apaciguar la crisis social que ya se está instalando. En este contexto, las autoridades instan a las empresas que se encuentran en las zonas de “alerta reforzada” a recurrir lo más asiduamente posible al teletrabajo. Todas estas nuevas restricciones son una apuesta. Nadie sabe con certeza si se podrá romper la segunda ola de la pan