Pagina 12

Celebrar la vida al borde de la muerte

Babenco, documental sobre el cineasta

- Por Juan Pablo Cinelli

@

Algunos directores consiguen convertir al cine en un medio de transporte. Una máquina de llevar al espectador a un lugar o un tiempo distinto del que se dejó atrás al atravesar la puerta de la sala. Dentro de su dificultad, lo primero es lo más fácil de lograr: son muchos los que conocen Nueva York, Tokio o París gracias a las películas. El viaje en el tiempo es un poco más complicado, porque no se trata tanto de calcar la estética de otro momento histórico (real o no), sino de convencer al público de que, al menos por un rato, se está viendo al mundo con los ojos de un habitante del pasado o el futuro. Los más difíciles de filmar son los viajes interiores, cuyos itinerario­s se alejan de las leyes de la lógica, la física o la mecánica para transporta­r al espectador a un estado mental. El cine como trance o dispositiv­o hipnótico capaz de alterar la percepción y revelar lo oculto. Eso es lo que el cineasta británico Peter Strickland ha intentado a lo largo de su filmografí­a: que la realidad se disuelva en la ilusión de lo imposible. Eso es también In Fabric: Vistiendo la muerte, su último trabajo, una puesta en abismo que multiplica al infinito la perspectiv­a de lo sensible y lo posible.

Como ocurría en su segunda película, Berberian Sound Studio (2012), In Fabric vuelve a remitir al universo estético del giallo, aquel género desarrolla­do en Italia entre las décadas de 1960 y 1970 por directores como Mario de su protagonis­ta.

Coproducid­a por Willem Dafoe y estrenada el año pasado en el Festival de Venecia, Alguém tem que ouvir o coraçâo e dizer parou es una película dolorosa, pero no morbosa. El organismo de Babenco está dañado, no así su cerebro. El realizador, que se enfermó de cáncer inmediatam­ente después de terminar El beso de la mujer araña,

Bava, Lucio Fulci y sobre todo Darío Argento, en el que el policial se travestía con la ropa del terror y lo fantástico para llevar sus relatos hasta el filo de la cordura. Y la máscara del giallo es una elección perfecta para contar esta historia acerca de un vestido maldito que condena a todos los que lo prueban. Un vestido que además es de un color a los 38 años, sabe de sobra de qué padece. Así como en ocasiones se quiebra, en otras reflexiona sobre el sentido de la enfermedad y de la finitud, dialoga con su compañera sobre las drogas que toma para combatir el cáncer, se retrotrae hasta su infancia y hasta se permite tomar su muerte con humor. Pero además le indica a Bárbara Paz cómo debe encuaescen­as rojo tan profundo y artificial como el de la sangre con la que los incautos pagarán la mala suerte de haberse cruzado con la prenda.

Sheila es una modesta empleada bancaria divorciada que a pesar de vivir con un hijo joven se siente sola. Como todo ocurre cuando aún no existían las redes sociales, la mujer publica un aviso drarlo y recuerda sus variados oficios antes de iniciarse como cineasta. De lo que Babenco habla poco y nada es, curiosamen­te, de sus películas. Tal vez porque, como define en un momento, para filmar primero hay que vivir.

Celebrando la vida al borde de la muerte, Babenco baila Cheek to Cheek como podría hacerlo Fred Astaire, en su habitación de sanatorio. Paz, que además de actriz es bailarina, interpreta a su vez una coreografí­a propia de Cantando bajo la lluvia, en una escena de Meu amigo hindú (2015), último film de Babenco, interpreta­do por Willem Dafoe e inédito en Argentina. En las ocasiones en las que el material lo permite, Paz hila visualment­e personal en una revista de citas para conocer hombres. Y como quiere causar una buena impresión decide ir a comprarse un vestido nuevo en una tienda de modas que tiene una hipnótica publicidad en la tele. Entrar ahí es como atravesar un portal a una dimensión paralela donde un grupo de mujeres que parecen salidas de una novela gótica se de las películas de su compañero, como cuando una serie de corridas, tomadas de distintos films, parecen armar un mapa de la desesperac­ión. La yuxtaposic­ión de imágenes y de planos narrativos permite ver la película como un largo sueño, o tal vez una serie de sueños que se montan unos con otros. De hecho Paz “filma un sueño” en el que Babenco concreta su ilusión de brindar una última cena, en la que amigos y parientes se reúnen para “celebrar” su muerte. Confirmand­o que no se trata de pornografí­a necrofílic­a, Alguém tem que ouvir o coraçâo e dizer parou termina con el cumplimien­to de un deseo, y no con una muerte. encargan de arriar a los clientes como ganado. La que atiende a Sheila habla con acento de Europa del este y usa un lenguaje críptico que hacen de ella una extraña versión femenina del filósofo esloveno Slavoj Žižek. El choque que se produce entre ambas mujeres es tan cómico como intimidant­e y termina con Sheila convencida de llevarse el vestido rojo para su cita. Esa decisión precipita su calvario.

Strickland es un narrador visual brillante y transforma a la tienda departamen­tal en un aquelarre donde los maniquíes son usados en ritos cargados de una sensualida­d macabra. Pero también realiza un trabajo sonoro extraordin­ario que vuelve a recordar las bandas de sonido de las películas de Argento y subraya la atmósfera de irrealidad que atraviesa todo el film. El uso reiterado de espejos ayuda a multiplica­r de forma borgeana el espíritu siniestro de algunas escenas, pero también sirve para jugar con el carácter especular que la moda tiene en las sociedades de consumo, donde la apariencia es una carta de presentaci­ón (“Como te ven, te tratan”, diría Mirtha Legrand). Dicho subtexto se confirma en el origen proletario de las víctimas del vestido, que además de la empleada bancaria incluyen a un técnico que repara lavarropas y un ama de casa suburbana. Sin embargo, nada en esta historia –que muchas veces coquetea con el absurdo– sería verosímil si Strickland fracasaba en el intento de convertir un lindo vestido rojo en una amenaza real durante las dos horas de ese alucinado viaje mental que propone In Fabric.

El cineasta británico utiliza el universo estético del a la manera de Dario Argento, para llevar su relato hasta el filo de la cordura. Y más allá de lo posible.

El director Peter Strickland es un narrador visual brillante y transforma la tienda departamen­tal en un aquelarre.

 ??  ?? In Fabric, la historia de un vestido maldito que condena a quienes se lo prueban.
In Fabric, la historia de un vestido maldito que condena a quienes se lo prueban.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina