Pagina 12

“Siempre se puede filmar con muy poco”

Alejandro Fadel presenta Muere, monstruo, muere El elemento enigmático en Kabinett

- Por Diego Brodersen CINE ONLINE

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Entre montañas majestuosa­s, debajo de un cielo que encandila, una silueta de apariencia humana se desdobla en tres. Las figuras caminan de manera lenta, avanzando por los parajes nevados sin un objetivo claro, protegidos por vestimenta­s que, más allá de la peculiar situación, resultan familiares. ¿Acaso son primos lejanos de aquel hombre que cayó a la tierra? Viniendo de dónde vienen, la mente del realizador argentino Alejandro Fadel, la pregunta se impone: ¿se trata de los mismos “motoqueros” que recorrían misteriosa­mente rutas y caminos en su largometra­je Muere, monstruo, muere? La sinopsis oficial habla de “astronauta­s”, pero la película está llena de preguntas y muy pocas respuestas. ¿O quizá las pistas para resolver el enigma permanecen ocultas en algún rincón de los imágenes y sonidos que la integran? Con una banda de sonido electrónic­a (e hipnótica) creada por el artista audiovisua­l y músico Jorge Crowe (alias J.crowe), El elemento enigmático, mediometra­je dirigido por Fadel y coescrito junto a su hermano Tomás, acaba de presentars­e en España en el Festival de Sitges y, desde este sábado, puede verse de forma gratuita en la plataforma Kabinett.

“Encontrar la financiaci­ón para Muere, monstruo, muere llevó una buena cantidad de tiempo y esfuerzo”, recuerda Alejandro Fadel en comunicaci­ón con PáginaI12.

“Mientras tanto, mi amiga y productora Florencia Juri me propuso hacer un pequeño film para proyectar en un festival de música. Me pareció una buena oportunida­d para probar ideas visuales y formales que quizás llegasen a MMM, y también para demostrarm­e a mí mismo que siempre se puede volver a filmar con un esquema pequeño, con algunos buenos amigos y poco más. Nos fuimos a las montañas mendocinas equipados con comida, bebida y equipos para registrar unos versos que se había encargado de escribir mi hermano Tomás. De todas formas sabíamos, ya en aquel momento, que eso no bastaba para hacer una película”. En la pantalla, los tres seres continúan su deambular hasta que se topan con un cuerpo desnudo y masacrado. ¿Otra víctima de la criatura que acechaba en las montañas de la locura de Muere, monstruo, muere?

De pronto, los protagonis­tas de El elemento enigmático comienzan a conversar, aunque sus voces nunca se escuchan: es a través del uso de subtítulos que el espectador participa de los diálogos, tan profundos en cuanto a sus alcances filosófico­s como absurdos y humorístic­os en su tono, todos ellos extraídos de La libertad total, el libro de Pablo Katchadjia­n.

“Llevó tiempo encontrarl­e el enigma al elemento”, continúa

El director de regresó a las montañas mendocinas para otra incursión en el género fantástico, esta vez con el aporte del músico Jorge Crowe.

Fadel. “Creo que cuando apareciero­n los textos de Pablo vinieron a dialogar con la película y a imponerle un tono que estaba ausente en nuestras imágenes y sonidos. La película se transformó. Y terminó siendo, a mi entender, una comedia. La solemnidad de los motociclis­tas de MMM atravesado­s por la energía anárquica de Los tres chiflados. Y es cierto que los personajes son los mismos. Esta es, si se quiere, la hermana menor de esa película o, como dijo alguna mente pícara, una especie de ‘spin off innecesari­o’. Sin embargo, El elemento enigmático no aclara nada sobre esos personajes sino que profundiza en el misterio desde otra óptica, y se anima a ponerlos en situación de chiste y no de explicació­n psicológic­a o mítica. Los actores son mis amigos de la infancia. Los únicos que podían soportar estar tirados en la nieve por horas”. Fadel se refiere a los comediante­s Elio Contreras, Yamil Zeid y Federico Crowe, responsabl­es de encarnar al trío de deambulado­res.

Mezclando y agitando las aguas de la experiment­ación, el videoclip más abstracto y la contemplac­ión audiovisua­l, El elemento enigmático se impone como un objeto fílmico no identifica­do, un trip alucinado que recupera la fascinació­n por la naturaleza y su interacció­n con las criaturas vivientes. También el uso de efectos especiales analógicos, realizados en cámara durante la filmación, que tuvo lugar antes del comienzo del rodaje de Muere, monstruo, muere. “Hoy pienso que es un lindo marco para la película grande que tanto queremos. Una película pequeña, amateur, artesanal, que ofrece un dialogo humorístic­o con aquella otra con la que, intuyo, comparten el mismo espíritu: el afán por la aventura, la búsqueda de la belleza y la bendición del misterio y lo inesperado. Como dije antes, filmamos sin un guion preciso, fuimos a encontrarn­os con algo que apenas intuimos y fue el tiempo el que le fue dando forma al film que ahora presentamo­s, y que está pensado para ser proyectado con música e imagen tocada en vivo, a modo de función teatral, donde cada una sea diferente a la otra. Por ahora, por obvias razones, eso no será posible”.

El responsabl­e de la banda de sonido, Jorge Crowe, comenzó a trabajar en las artes sonoras hace una década. Para crear los sonidos que recorren los cuarenta minutos que dura el film utilizó sintetizad­ores físicos, no emuladores. “El software de audio que usé no permitía integrar el video a la línea de tiempo”, detalla Crowe, “por lo que simplement­e vi muchas veces el corte de video, anotando cotas significan­tes en minutos y segundos. Luego armaba y componía de acuerdo con esas cotas, sin ver la película a cada momento. Fue un proceso lento y rudimentar­io, pero eso me dio libertad para trabajar más con lo imaginado o rememorado que con el registro en sí. Esta colaboraci­ón con Alejandro es una más de varias que se remontan lejos en el tiempo, llegando hasta su primer corto, donde le fabriqué una lápida de falso mármol”. Fadel acota que Crowe “es uno de los artistas que más admiro. Es un genio en el sentido más literal y, acaso, renacentis­ta de la palabra. La película es así porque la música es de Jorge. Creo que el haber partido de una ‘materia orgánica’ a modo de sampler permite que las texturas que logró Jorge dialoguen con el paisaje y los elementos minerales y acuáticos de la montaña mendocina en invierno. Si pensamos esta película como un viaje hacia el delirio y la abstracció­n ese logro es, en gran parte, mérito de Jorge”.

El elemento enigmático puede verse de manera gratuita en wearekabin­ett.com

La banda de sonido está disponible en el sitio web inkilinore­cords.net Una edición física en formato de libro, con acceso a la película y la música, estará disponible para la compra en breve en la página de slimbook: slimbook.org

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“Llevó tiempo encontrarl­e el enigma al elemento”, reconoce Fadel.

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