Pagina 12

“Mai più”, el Nunca Más en los tribunales de Roma

El abogado Giancarlo Maniga publicó un libro sobre los históricos juicios

- Por Elena Llorente Desde Roma

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Los procesos judiciales permiten sacar a la luz muchas cosas que no se sabían y hacer consciente a mucha gente de hechos que la historia quiso olvidar, según el abogado italiano Giancarlo Maniga. Nacido en la isla de Cerdeña, Maniga vivió en Milán (norte de Italia) gran parte de su vida. Estudió Derecho y es abogado penalista. Desde siempre se dedicó a defender las causas por Derechos Humanos. Pero también las causas ecologista­s y por eso forma parte del “Club de Juristas del Ambiente”.

Maniga acaba de publicar un libro, Mai più que en italiano quiere decir nada menos que “Nunca más”, el título del primer informe oficial sobre derechos humanos y sobre los desapareci­dos publicado en Argentina después de la última dictadura, en 1984, y que él quiso evocar traduciend­o el título al italiano. La periodista italiana Anna Maria De Luca, originaria de Calabria y pariente de una de las víctimas argentinas en la ESMA, la señora Angela María Aieta, colaboró con el libro.

Mai più habla de la participac­ión de Maniga como abogado, en procesos históricos para Italia pero también para Argentina y América Latina, entre ellos juicios que se hicieron en Roma contra el nazi Erich Priebke (1996-1998), que vivió en Argentina por más de 45 años, y los procesos contra militares latinoamer­icanos y del Plan Cóndor (1999-2020) por la desaparici­ón y muerte de numerosos italo-latinoamer­icanos. “Estas experienci­as me han enseñado que los procesos son la única forma gracias a la cual ciertos hechos a los que muchas veces la historia les da vuelta la cara y los olvida, pueden ser evocados de manera eficaz para hacer que se salve la memoria”, dijo Maniga en una entrevista con PáginaI12. “Y haber evocado estos hechos en los procesos como si fueran nuevos, haciéndolo­s conocer a mucha gente que nada sabía de ellos, no solo hace que muchas personas sean consciente­s de lo que pueden ser capaces las dictaduras sino que también son una advertenci­a para que se sepa que ciertos hechos terribles no pueden quedar impunes y pueden ser perseguido­s aunque haya pasado mucho tiempo. Tal vez eso sirva también de estímulo para que esos hechos no se repitan”, subrayó.

Priebke fue uno de los responsabl­es de la matanza de las Fosas Ardeatinas en Roma, donde fueron asesinadas 335 personas, el 24 de marzo de 1944. La matanza fue una venganza por un atentado

Maniga representó a unos 20 familiares de víctimas de las Fosas Ardeatinas en la causa contra el nazi Priebke. También participó en procesos por el Plan Cóndor.

los

de la Resistenci­a que el día antes había costado la vida a 33 soldados alemanes en el centro de Roma. El dictador Benito Mussolini había sido destituido varios meses antes pero gran parte de Italia seguía ocupada por los nazis. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, Priebke logró irse a vivir a Bariloche (1948), donde estuvo sin haber sido jamás molestado hasta 1994, cuando fue descubiert­o por un periodista estadounid­ense asesorado por dirigentes de la comunidad judía de Estados Unidos. Italia pidió poco después la extradició­n para procesarlo y Argentina la concedió en 1995.

Priebke enfrentó dos procesos. El primero comenzó en mayo de 1996 y concluyó su primera instancia reconocien­do que el delito había prescripto. Pero fue anulado. El segundo proceso comenzó su primera instancia en abril de 1997. La condena a cadena perpetua fue emitida en marzo de 1998 por la Corte de Apelacione­s y la confirmaci­ón de esa condena de parte de la Corte Suprema fue en noviembre de 1998.

Siendo un ex exponente de las SS nazi y de la Gestapo, Priebke fue procesado por la Corte Militar de Roma. “El primer proceso fue anulado, es decir, la primera instancia judicial, cosa que no había sucedido nunca antes”, contó Maniga. Y fue anulado cuando el entonces presidente del Tribunal que lo estaba juzgando, fue excluído del proceso. “En un primer momento –siguió

Maniga– la Corte de Apelación del Tribunal Militar había rechazado la exclusión del presidente que había sido solicitada por el fiscal de la causa. El proceso siguió adelante y llegó incluso a una sentencia, que declaraba la prescripci­ón del delito. Por lo cual Priebke habría sido liberado. Después que este juez emitió la sentencia, la Corte Suprema, acogió el pedido de exclusión del presidente del tribunal y anuló el proceso realizado. Y entonces hubo que empezar de nuevo”. El fiscal había pedido la exclusión porque al parecer antes del proceso, el presidente del tribunal, hablando con algunas personas había anticipado la sentencia que fue exactament­e como él la había anticipado, es decir la prescripci­ón. Y esto no pudo ser aceptado por la Corte Suprema.

“En el primer proceso, Priebke fue procesado solo. Pero en el segundo se le agregó otro ex miembro de la Gestapo, Karl Hass, que originaria­mente había sido citado como testigo”, recordó Maniga que, junto a otros abogados, representó a unos 20 familiares de víctimas de las Fosas Ardeatinas en ese proceso. Y los familiares de las víctimas los convocaron, a él y a su socio Marcello Gentile, porque ellos ya habían empezado a ocuparse de los casos de ítalo-argentinos desapareci­dos durante la dictadura, lo que significab­a que conocían bastante la situación argentina donde había vivido Priebke.

“Lo que más me impresionó durante todos estos procesos, fue la continua e inmutable firmeza de Priebke –contó el abogado–. Nunca tuvo debilidade­s o momentos de duda o de pánico. Habló siempre poco, excepto cuando fue interrogad­o. Pero siempre con una cara inmutable. Por lo demás, declaró en el proceso lo que siempre declaraban los criminales

Maniga defendió a los familiares de Angela Maria Aieta y de Giovanni Pegoraro y su hija Susana. Los tres habían pasado por la ESMA.

nazis: que ellos cumplían órdenes y en consecuenc­ia no podían decir que no. Pero en realidad, él hizo todo porque formaba parte de la Gestapo (policía secreta del nazismo), los organizado­res de la matanza. Luego, en algunas entrevista­s que concedió en este período, surgió que todavía era un nazi convencido y un negacionis­ta” del Holocausto”. Lo más importante de todos estos procesos “fue que Priebke fue condenado a cadena perpetua y que nunca más volvió a Bariloche”, subrayó Maniga.

Dada la edad que tenía (85 años) cuando fue condenado, pudo cumplir su pena en detención domiciliar­ia, gracias a un departamen­to que le facilitó su admirador y abogado en el proceso. Priebke murió en 2013 y como ningún país quería hacerse cargo de él, fue enterrado en el cementerio de una cárcel en Cerdeña.

“Este proceso sirvió también para echar luz sobre algunos hechos de la época que habían quedado oscuros. Como por ejemplo, por qué no arrestaron a los verdaderos responsabl­es del atentado de Via Rasella en Roma o por qué los responsabl­es no se presentaro­n diciendo que habían sido ellos y evitar así la masacre – explicó Maniga– . Es que en realidad no hubo tiempo para nada. El atentado fue el 23 de marzo en torno a las 15hs. Los nazis comenzaron poco después a hacer las listas de posibles candidatos a la masacre, trabajaron toda la noche sobre ese tema y a la mañana siguiente empezaron las ejecucione­s. La gente se enteró de todo un día después de la matanza, cuando apareció un manifiesto por las calles”.

Maniga también habla en su libro de su participac­ión en los varios procesos por derechos humanos que se hicieron desde la década del 1990 en Roma, contra los torturador­es y asesinos de las dictaduras latinoamer­icanas (el militar chileno Alfonso Podlech, el almirante argentino Emilio Eduardo Massera, el militar argentino Carlos Guillermo Suarez Mason, el proceso a los responsabl­es del Esma o Escuela de Mecánica de la Armada de Buenos Aires, entre otros) y de los países del nefasto Plan Cóndor, un programa orquestado por la dictadura chilena de Augusto Pinochet pero del que llegaron a formar parte al menos siete países de Sudamérica, incluida la Argentina.

“El primer proceso fue contra Suarez Mason después de una larga investigac­ión. Originaria­mente había obstruccio­nismo de parte de la Argentina que tenía como presidente entonces a Menem y poco interés de parte de la justicia italiana. Al principio las investigac­iones sobre la Argentina fueron muy complicada­s, encontramo­s muchos obstáculos”, recordó el abogado. Entre los casos que formaron parte de este juicio estaba el de la hija de la Abuela de Plaza de Mayo Estela Carlotto. Laura Estela Carlotto fue secuestrad­a con su marido Oscar Montoya en 1977. Ella estaba embarazada y su hijo nació en 1978 pero fue inmediatam­ente secuestrad­o por las fuerzas militares. Ella, como su marido, fueron asesinados. El hijo de Laura fue recuperado hace algunos años gracias a la búsqueda de las Abuelas de Plaza de Mayo.

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