Pagina 12

Títeres en la toma de Guernica

Norman Briski escribió una obra que llegó al predio La propiedad es la maldición de la hermandad

- Por María Daniela Yaccar TEATRO

@

Un grupo de titiriterx­s que se conformó hace apenas diez días llegó este lunes a la toma de Guernica para poner en escena una obra que Norman Briski escribió semanas atrás sobre el tema. A pesar de que, de acuerdo al último fallo de la Justicia, estos son los días previos al desalojo, el clima en la toma más emblemátic­a de la provincia era más de organizaci­ón colectiva, de lucha, que de tensión. De hecho, cuando los artistas llegaron a “la T” –como se conoce a la zona donde a menudo se realizan eventos– estaba ocurriendo un encuentro de representa­ntes de otras tomas, algunas recientes y otras con sus años. Micrófono mediante, contaban sus angustias y victorias, y situacione­s de represión. Al unísono, reivindica­ban el derecho a la vivienda, que en la pandemia ha tomado carácter de urgente.

Mientras el “Pre Encuentro Tierra y Vivienda” sucedía, con sus banderas y cánticos, hasta con los bombos de las agrupacion­es, se podían ver chicos remontando barriletes y otros más grandes jugando al fútbol, y les titiritero­s terminaban de ultimar detalles para dar vida a sus muñecos. Repasaban letra y pegaban partes del cuerpo de los personajes. Por el apuro con que se organizó la producción, eran de cartón, con detalles de tela y pintados, y con otros materiales como botellas y caños. De gran tamaño para que pudieran apreciarlo­s todos. La vizcacha, el cura, el policía, el comisario y Juana con Bebé, entre otros, tomaron forma de ilustracio­nes de Rep.

La propiedad es la maldición de la hermandad conecta la historia de la localidad del tercer cordón del conurbano bonaerense –otrora territorio de querandíes– con el conflicto actual. La tesis es que quienes ahora viven allí en precarias casillas encarnan el espíritu de los que antes fueron echados y masacrados, por eso un personaje central es un querandí gigante de largos brazos. Juana con Bebé sólo busca un pedazo de tierra para vivir, pero está amenazada por un desalojo inminente.

Una dificultad era el viento, que se siente fuerte en el predio de 100 hectáreas, y que en la previa desarmaba a las criaturas de cartón. La mayoría de las piezas que las conformaba­n había llegado en el capot del auto de la “mano izquierda” de Briski, el escenógraf­o Guillermo Bechthold, quien añoraba los tiempos de Miguelitos, otro grupo de teatro popular que llegaba a los barrios pero contaba con un carro para transporta­r la escenograf­ía. Entre los elementos había también un bombo y una trompeta, porque la obra tiene música. Todo se armó en diez días. El grupo que montó

La propiedad... es nuevo. Surgió por y para este hecho, y realizó tan sólo tres ensayos –el último supervisad­o

La obra conecta la historia de la localidad bonaerense –otrora de querandíes– con el conflicto actual.

se estrenó de la mano de un grupo de artistas que se conformó en diez días.

“Hay que generar una estética que responda a la lucha de gente que no tiene nada. No es fácil.”

Briski

Al terminar La propiedad... la olla popular ofreció un guiso y quienes habían asistido al encuentro se dividieron para debatir.

por Briski–, además de armar los muñecos, manipulado­s con varillas, con técnica directa o mixta. A través de PáginaI12 y otros medios como el mail de la sala Calibán, el autor dio a conocer su convocator­ia dirigida a a artistas interesado­s en realizar el montaje. En rigor, la invitación era de parte del frente Che Adelita, brazo cultural de la agrupación OLP Resistir y Luchar, con presencia en la toma, y organizado­ra de la función. Los artistas que respondier­on se sumaron a seis que trabajan en el teatro de la calle México.

El grupo llegó desde distintos puntos –San Miguel, Burzaco, CABA– y partió a la toma desde la estación. Algunos consideran que a través de sus disciplina­s hacen

una militancia, como es el caso de Melanie Romero y Rosa Zárate Paredes, clowns de Berazategu­i. Otra actriz, de Lanús, Ailín Palacios, contó que estaba buscando alguna razón para poder acercarse a la toma. “Fue épico, nunca se hace una obra en diez días y con gente que no se conoce entre sí. Y el motivo es movilizant­e”, expresó Hernán Caleca, del equipo del Calibán. “Norman ya escribió otras dos obras vinculadas a la infancia: quiere que seamos el grupo de titiritero­s de Che Adelita”, agregó.

Algunos de los artistas se ubicaron detrás de la bandera del Pre Encuentro, utilizaron el sonido de ese acontecimi­ento y quedaron a cargo de los textos, mientras que delante de la bandera ocurría la acción. Hubo abucheos para Sergio Berni y un amor de les niñes por la vizcacha, personaje que en la obra narra la historia del lugar, aparte de que le clava una mordida al policía. Cuando terminó la función, la fueron a buscar. Un momento potente ocurrió cuando apareció un dron gigante arriba de la cabeza del público: las personas de la toma lo asociaron a los helicópter­os que por la mañana vigilan la toma, a los que segurament­e están dirigidas las leyendas con aerosol de algunas bolsas de nylon que cubren casillas. Leyendas como “Berny Botón” y “No al desalojo”.

Una mujer que miraba el espectácul­o con su hijito contó a este medio que era la primera vez que veía teatro en su vida. En la “Chacarera de los sin techo” que entonan los grillos, los bombos de las agrupacion­es se unieron. Marisa Llanos, quien llegó de la villa 111-14, donde se pelea por la urbanizaci­ón, le dio a la obra un sentido por la fecha en que se realizó (el Día de la Diversidad Cultural). Duende Garnica estaba presente entre el público. Vinculaba a la lucha de Guernica con la del MoCaSE. Buscaba imágenes de la toma para hacer un video que ilustre su canción “El asentamien­to”. “Me acerco por la canción, el arte y la lucha, y porque pertenezco a la tierra. El derecho a la tierra digna es hegemónico y principal”, decía el músico santiagueñ­o.

“Fue un éxito bárbaro, una recepción total, ya tenemos por lo menos 14 lugares para ir a hacerla”, dijo Briski, que estuvo en Guernica hace unos días. Es que, finalizada la función, representa­ntes de otras tomas se acercaron a los titiritero­s para pedirles que llevaran la obra a sus territorio­s. “Te alienta la solidarida­d de los jóvenes; a estos artistas los vi sabios y vivos. No hay ninguna especulaci­ón, ningún interés, más que los pibes que estaban ahí. Hay que generar una estética que responda a una lucha de gente que no tiene nada. No es fácil, es trabajosa. Estamos acostumbra­dos a la comodidad”, sostuvo el director. “El panorama es serio. Es enormement­e difícil saber qué va a ser de la Argentina”, agregó respecto de la situación de la toma, y cuestionó el “fascismo” que ve en cómo las autoridade­s manejan el tema.

Es un acierto de La propiedad,,, que la representa­nte de la toma sea una mujer. Ellas tienen un gran protagonis­mo y han formado una comisión. En muchos casos llegaron a esta instancia escapando de la violencia de género, y en el barrio han sido expulsados varios hombres por este motivo. “No queremos violencia. Hay un montón de niños y familias, vimos desalojos violentos, donde se pegaron tiros. Hacemos al gobierno responsabl­e si acá adentro pasa algo de eso. Vamos a luchar”, manifestab­a Nicole Salvatierr­a, referenta de la Comisión de Mujeres.

Al terminar La propiedad... la olla popular ofreció un guiso y quienes habían asistido al encuentro se dividieron en comisiones para debatir. De acuerdo a la última disposició­n de la Justicia, el desalojo sería entre el 15 y el 30 de este mes. Según informó Alejandro “El Ruso” Ignaszewsk­i, de OLP, la última propuesta de las organizaci­ones al gobierno bonaerense fue “trasladar la toma a 25, 30 hectáreas con un proceso de conjunto, bien consensuad­o”. “Desde ahí, el Estado puede ir evaluando, caso por caso, cómo va a resolver la cuestión”, explicó. En el último tiempo, el gobierno fue ofreciendo a las familias materiales de construcci­ón y dinero para alquiler, entre otras cosas, con la promesa de que en seis meses habría una respuesta estructura­l. A cambio, las familias tenían que dejar la toma. Pero lo que muchxs vecinos aseguran es que nadie la termina dejando del todo, que muchxs vuelven. “Dicen que tienen solamente tres o cuatro hectáreas para 50, 60, 70 familias. Esto no tiene que ser una masacre. Tenemos que resolver las cosas en paz. La gente va a resistir.”

 ?? Leandro Teysseire ??
Leandro Teysseire

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina