Busca voluntarios desde los 12 años
Pfizer intenta aumentar la variedad etaria en las pruebas
@
Pfizer incorporará en los ensayos clínicos de su vacuna contra el coronavirus que lleva a cabo en Estados Unidos a niñes y adolescentes desde los 12 años para incrementar la variedad etaria de su voluntariado. Según lo anunció ayer en su página web, la farmacéutica ya cuenta, para esta decisión, con la autorización de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés).
En los últimos meses, la firma estadounidense ha avanzado en distintas direcciones para consolidar cierta diversidad de muestreo que resulta fundamental para determinar la seguridad y efectividad de la vacuna.
Con ese objetivo, en septiembre, la compañía decidió aumentar el número de participantes de sus ensayos desde los 30.000 iniciales hasta los 44.000. “Esto permitió la inscripción de nuevas poblaciones, incluidos adolescentes de hasta 16 años y personas con infección por VIH crónica y estable (virus de inmunodeficiencia humana), hepatitis C o hepatitis B”, explicó la empresa.
Esta semana, la farmacéutica consiguió la aprobación del regulador estadounidense para bajar la edad mínima de los participantes a 12. “Así podremos comprender mejor la seguridad y eficacia potenciales de la vacuna en personas de más edades y antecedentes”, justificó Pfizer.
Para diferenciarse de Moderna, otra de las farmacéuticas que están a la vanguardia en la carrera por la vacuna contra el coronavirus y que ha sido criticada por no alcanzar la variedad requerida, Pfizer decidió publicar cómo está compuesto su universo de estudio: el 42% de los participantes del ensayo tienen entre 56 y 85 años y alrededor del 43% son asiáticos, negros, hispanos, latinos o nativos americanos.
“Estamos comprometidos a reducir las disparidades de salud en poblaciones subrepresentadas a través de nuestros ensayos clínicos. Hemos seleccionado sitios de investigación en diversas comunidades que se han visto afectadas de manera desproporcionada por la covid-19 para ayudar a garantizar que las personas que han sido más afectadas tengan la oportunidad de participar”, indicó la compañía.
En los últimos meses, el anuncio de Pfizer sobre la posibilidad de tener lista su vacuna para octubre y las presiones de Trump en el mismo sentido –chocaron con el endurecimiento de las normas por parte de la FDA– ha generado cierta desconfianza en la sociedad. Según una investigación del Pew Research Center, el porcentaje de personas que se pondrían la inyección pasó de estar en un 72% en mayo a poco más de un 50% el mes pasado.
Es por eso que Pfizer incrementó sus políticas de transparencia. Además de hacer públicos los porcentajes de variedades étnicas y de edad en su investigación, se comprometió la semana pasada a enviar en tiempo real los datos de su investigación al Ministerio de Sanidad canadiense de forma continua para inspirar así confianza en la ciudadanía. “Estamos tomando todas las medidas reglamentarias y operativas que normalmente tomaríamos para todos nuestros ensayos de vacunas (...) y estamos trabajando en estrecha colaboración con las agencias reguladoras, proporcionando datos casi en tiempo real y recibiendo revisiones y consejos más rápido que nunca, para garantizar que el desarrollo de esta posible vacuna pueda avanzar lo más rápido posible”, concluyó la compañía. @
En la fila del Alto Palermo, a Nora le faltaban unas 25 personas para poder entrar al shopping. Vive a dos cuadras y fue a comprar un regalo para su nieta de tres años y medio. “Tendrían que haber abierto hace 7 meses”, opinó la mujer, que tiene 72 años y es dueña de una empresa de productos de limpieza, y añadió: “Hay una pandemia pero la vida sigue, hay cumpleaños, compromisos, y una tiene que comprar los regalos”. La fila empezaba en la puerta principal del centro comercial y se extendía, por el hall y las escaleras, hasta la vereda, al pie de la avenida Santa Fe. A pocos metros de la puerta de entrada Marta conversaba con su hija. Ellas no estaban seguras de venir, pero al final se animaron. “Nos quedaba más cerca el Abasto, pero Palermo es otra cosa, nos gusta más”, señaló Marta, que vino a comprarse “un libro o algo de ropa” para el Día de la Madre.
Desde ayer al mediodía los shoppings de la ciudad de Buenos Aires –Alto Palermo, Abasto, Paseo Alcorta y Patio Bullrich– estarán abiertos desde las 12 del mediodía hasta las 8 de la noche. La decisión se conoció al mediodía de ayer a través de su publicación en el Boletín Oficial.
Adentro del centro comercial, la muchedumbre de la fila parecía desaparecer, aunque la capacidad permitida –1436 personas en simultáneo– ya estaba al límite cerca de las cuatro de la tarde. “Un día tranquilo acá atendíamos a 500 personas en un turno. Hoy, en lo que va del día, atendimos a 3”, señaló a este diario Lorena, que hace diez años trabaja en una de las librerías del centro comercial ubicado en el barrio porteño de Palermo. Para ella la apertura de los shoppings fue un arma de doble filo: “Estoy contenta de volver al trabajo pero me da miedo por mis padres que son adultos mayores, me da miedo contagiarlos cuando vaya a verlos”. Su compañera, Bárbara, señaló que para llegar tuvo que tomar el transporte público: “Creo que corro más riesgo ahí que acá adentro”, remarcó.
Después de sanitizarse las manos con alcohol y limpiarse los pies en una alfombra enjabonada, una cámara termográfica de la marca china Hikvision tomaba la temperatura de los visitantes. Según el protocolo que reglamenta las condiciones para la reapertura de shoppings en la Ciudad, los empleadores deben garantizar el traslado de los trabajadores “sin la utilización del servicio público de colectivos, trenes y subtes”, sin embargo, este punto de la normativa parece no haber tenido demasiado impacto: Gisela, que atiende uno de los locales de ropa femenina en el segundo piso del Abasto, tomó un tren y dos subtes para llegar al centro comercial. “Ojalá no pase lo que pasó en Brasil”, señaló a PáginaI12 la trabajadora, en referencia a la multitud que se acumu
El objetivo anunciado es consolidar cierta diversidad de muestreo fundamental para la seguridad y efectividad de la vacuna.